España ha demostrado ser uno de los pocos países con capacidad para diseñar y construir submarinos, algo que queda relegado a un selecto club de 10 naciones de todo el mundo que pueden asumir de principio a fin este tipo de reto tecnológico naval. El S-80 de Navantia que la Armada tiene previsto recibir en los próximos meses es el perfecto ejemplo, pero también queda demostrado en un formato mucho más pequeño: el de los UUV.
Los Unmaned Underwater Vehicles o Vehículos Submarinos No Tripulados son uno de los avances más importantes de los últimos tiempos en materia de guerra bajo el agua. La compañía madrileña Perseo Techworks lleva trabajando varios años en un dispositivo de este tipo, más recientemente de la mano de Navantia, con la que ya ha realizado varias maniobras y pruebas de navegación submarina.
El Proyecto Wise, como así se llama la serie de submarinos no tripulados que prepara Perseo Techworks, tuvo su punto de inflexión en 2021. Concretamente en la edición de la Feria Internacional de Defensa (FEINDEF) de ese año, donde contactaron con la compañía murciana SAES —especializada en electrónica y acústica submarina—. "Les planteamos el proyecto, les mostramos alguna simulación y algunos números", ha contado a EL ESPAÑOL - Omicrono Sergio Olmos, director de Perseo.
"A continuación, entramos en contacto con Navantia y las dos entidades comenzaron a mover el proyecto, que empezó a traccionar", señala Olmos. La iniciativa se llevó a cabo en dos fases, siendo la primera el desarrollo de un vehículo naval de superficie —no submarino— con el fin de trabajar en aspectos clave como el sistema de propulsión, el ordenador de a bordo o las comunicaciones. "Una vez que se concluyó esta fase, ya pasamos a construir el submarino, que venía desarrollándose en paralelo".
Submarino no tripulado
La elección de Perseo para su submarino pasa por emplear un casco húmedo, en el que "solamente los botes estancos son realmente estancos", algo que también habían podido probar en el vehículo de superficie. Otro de los puntos más particulares del Proyecto Wise es que se trata de un vehículo de inmersión por sustentación.
Tal y como explica Olmos, "no funciona como un submarino convencional, ya que desde el punto de vista dinámico es más parecido a un avión que va bajo el agua". Los ingenieros lo consiguen gracias a un ala retráctil que equipa el propio dispositivo. Cuando alcanza una determinada velocidad, crea una fuerza suficiente como para separarlo de la superficie.
De sumergirlo y mantenerlo en inmersión se encarga el sistema de control de actitud que está dentro del ordenador de a bordo. Una mecánica como la que puede tener un avión, solo que a la inversa. En lugar de estar diseñado para volar, el control de las superficies móviles tiende a sumergir el submarino.
El diseño de Wise tiene ciertas ventajas. "No tiene la penalización de arrastrar el lastre que emplean los otros tipos de submarinos para sumergirse" lo que se traduce en una mayor velocidad de navegación, tanto en superficie como en inmersión, alcanzando 15 nudos (28 km/h) en este segundo medio. "Un submarino convencional es más parecido a un dirigible, grande y lento. Esto es similar a un avión".
Ese lastre también penaliza la capacidad de carga útil del submarino convencional, que normalmente supone sólo un 10% del peso de desplazamiento. En cambio, en el diseño de Perseo se acerca al 50%. "Esto hace que, de los 80 kilogramos que pesa el sumergible Wise, 40 estén dedicados a llevar carga útil".
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Estos 80 kilogramos corresponden con el tamaño más pequeño en el que están trabajando Perseo, SAES y Navantia. Cuenta con 2,3 metros de eslora por un diámetro de 200 milímetros y una capacidad de inmersión a 80 metros. El modelo inmediatamente más grande está previsto que mida 4 metros de eslora con una tonelada de desplazamiento. Por último, el más grande de todos alcanzará los 8 metros y hasta 9 toneladas.
El vehículo está construido en más del 80% con técnicas de fabricación aditiva, lo que se conoce popularmente como impresión 3D. Han utilizado plásticos acústicamente transparentes, que mejoran las prestaciones de los equipos de sonar y comunicaciones, al mismo tiempo que dificultan la detección del propio submarino.
Una de las particularidades del Proyecto Wise es que consigue realizar misiones de forma totalmente autónoma gracias a la tecnología integrada a bordo. Cuenta con un sistema de navegación inercial independiente de las señales de satélites de geoposicionamiento —como el GPS— para poder seguir rutas preestablecidas mediante waypoints.
"Navantia atesora gran experiencia en el desarrollo de Unmanned Surface Vehicles o Vehículos de Superficie No Tripulados, y junto con SAES y Perseo queremos ampliar nuestro catálogo a los destinados al dominio submarino, como parte de nuestra hoja de ruta para vehículos autónomos y su integración con el Sistema de Combate de los Buques de la Armada", según ha indicado Cristina Abad, directora de Navantia Sistemas.
Submarino kamikaze
Las misiones encomendadas a Wise responden a "las necesidades más inmediatas que pueda tener la Armada", señala Sergio Olmos. "Sobre todo en la parte de minas" en la que el submarino no tripulado podrá analizar zonas en busca de estos explosivos. Para poner en práctica este tipo de trabajos en el escenario real participarán en septiembre en el ejercicio REPMUS 23, que tendrá lugar frente a las costas de Portugal.
Para este tipo de trabajos se emplean los sensores a bordo del propio submarino junto a un sistema de telecomunicaciones —tanto de superficie como de inmersión— muy complejo. El Wise puede transmitir información empleando redes 3G, 4G y 5G en función de la disponibilidad y también mediante WiFi para enlaces cercanos cuando se encuentra en superficie.
Cuando está sumergido pasa las comunicaciones a través del USBL —un sistema acústico de transmisión de datos— lo que le permite informar en tiempo real de la detección autónoma de minas y otros objetos de interés. Todo ello gracias a una unidad de procesamiento que incluye una tarjeta gráfica e inteligencia artificial para el análisis de imágenes sonar y de las recogidas por las cámaras electroópticas.
"También estamos trabajando para que sea munición de merodeo". Este tipo de arma son los conocidos submarinos kamikazes que ya están presentes en otras fuerzas navales del mundo. Sería la primera vez que la Armada española podría contar con ellos.
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Para ello, aprovecha el sistema de visión artificial que "puede ver, clasificar y contar objetos de determinado tipo", al mismo tiempo que mide la distancia y diseña una ruta hasta su objetivo. El ataque kamikaze del submarino contempla el acercamiento a gran velocidad y la detonación de una carga explosiva que llevaría a bordo con el fin de anular la amenaza.
Dentro de la categoría de munición de merodeo, "también se puede emplear para realizar labores de protección de una operación anfibia". Por ejemplo, desplegando una serie de estos submarinos en la zona de desembarco para crear una especie de cortina de seguridad.
"Pueden hacer el papel de una red de vigilancia sumergida con la capacidad de neutralización, comportándose como si fuera un torpedo ligero". En el caso de los tamaños más grandes, Olmos indica que se centrarían más en el apartado de la guerra antisubmarina, con otras aplicaciones más avanzadas.
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