El valor de los tesoros que llevaban en bodegas y cubiertas los barcos hundidos movió siempre a la Corona Española a tratar de recuperarlos. Primero se encargaban pescadores de perlas y esponjas para luego intentarlo personajes avezados a realizar descensos de profundidad, algunos de los cuales se ayudaban de Campanas Submarinas. En 1789 aparecen ya anotaciones de "13 buzos de la armada, 15 buzos civiles, 6 buzos extranjeros y 13 marineros voluntarios" que intervienen en los trabajos de recuperación del San Pedro de Alcántara, en Perniche (Portugal). En esos tiempos la Armada cuenta ya con personal especializado con sus correspondientes artilugios. Estas campanas de recuperación no són más que semiesferas que aprovechan la presión para tener un soporte vital cercano al pecio y así poder alargar el trabajo.
Nacho Padró