Llegó el momento. Tras un largo e incierto camino, en la Armada están de celebración. Porque el jueves recibirán, después de más de 20 años desde que arrancó el programa, el primero de los cuatro submarinos S-80, el S-81 «Isaac Peral», el cual concluyó con éxito hace apenas dos semanas las exigentes pruebas a las que Navantia le ha sometido durante los últimos dos años. «Aquí está. Está perfecto», fueron las palabras de Ignacio Núñez, director de producción del astillero, el día en el que se confirmó que estaba listo para pasar a formar parte de la lista de buques de las Fuerzas Armadas. Un hito que tachó de «ilusionante» al ser el «final del camino que llevamos mucho tiempo recorriendo». De ahí que tanto en la compañía como en la Armada desprendan optimismo y satisfacción ante la llegada del que es uno de los submarinos más modernos del mundo y, sobre todo, 100% español, lo que otorga a nuestro país autonomía estratégica al asumir el rol de autoridad técnica de diseño. Algo clave de cara a su exportación futura, ya con numerosos países interesados en él.
«La sensación que embarga a la dotación es de una enorme satisfacción por el producto conseguido». Con estas palabras, el comandante del S-81, capitán de corbeta Manuel Corral Iranzo, explica a LA RAZÓN lo que supone que el «Isaac Peral» esté ya listo. Y es que, como apunta, las pruebas a las que Navantia ha sometido al submarino «lo han llevado a sus límites teóricos para definir y comprobar adecuadamente su dominio de empleo». De ahí que no dude en afirmar que estos test no han hecho más que confirmar que es «una plataforma excelente».
Eso sí, no esconde que estos dos años de pruebas y más pruebas en la Bahía de Cartagena (Murcia) los han vivido con «cierta incertidumbre», pues «al tratarse de un prototipo y de la primera vez que Navantia se constituía como autoridad técnica de diseño, hemos afrontado grandes retos» para comprobar «cómo se podía comportar».
Más automatización
Así que con el S-81 listo, su comandante no oculta esa satisfacción de la que hablaba y deja claro que su llegada supone «un salto tecnológico sustancial para la Armada frente a sus predecesores, los de la clase S-70, al contar con un Sistema Integrado de Control de la Plataforma y un Sistema de Combate que elevan su grado de automatización y reducen el número de personas necesarias para operar el submarino».
Pero no solo es clave por sus capacidades, sino porque el arma submarina estaba en cierto modo coja al contar únicamente con el S-71 «Galerna» y el S-74 «Tramontana», los cuales volvieron a la acción a principios de año tras someterse a las correspondientes revisiones y modernizaciones para alargar su vida. De hecho, el segundo está ahora en el Mediterráneo con la OTAN en la operación «Sea Guardian».
Eso sí, el capitán de corbeta deja claro que aún habrá que esperar para que empiece a servir en la Armada: «Queda camino por recorrer a partir del día 30, así que seguiremos trabajando para conseguir que esté plenamente operativo lo antes posible».
Según detalla, la «entrega a la Armada y la entrada en servicio son términos distintos en el proceso de integración de un buque en la Flota». Por un lado, «la entrega implica la transferencia formal del producto del astillero al cliente», mientras que «la entrada en servicio requiere que el buque pase por un procedimiento reglado para transformarse de un buque en pruebas a un buque de guerra plenamente operativo e integrado en la Flota».
Así que a partir del jueves arranca un nuevo proceso que incluye «hitos logísticos, administrativos y operativos, que culminan con un crucero de resistencia y la calificación operativa del buque». ¿Cuánto dura? «Alrededor de un año o año medio», responde. Eso sí, recuerda que durante este proceso «el buque tiene un periodo de garantía para que el astillero solvente posibles incidencias que puedan surgir».
Sin embargo, sus palabras no muestran preocupación, ya que considera que el camino recorrido por Navantia «representa el mayor desafío para la construcción naval española hasta la fecha, ya que permite a España convertirse en uno de los pocos países del mundo con capacidad para diseñar y construir submarinos». Por ello, además del «salto» que supone para la Armada en cuanto a capacidades, añade que el programa «va a posibilitar alcanzar la autonomía estratégica en un arma esencial para la Defensa Nacional, situando a la industria española en una posición de vanguardia a nivel internacional».
20 largos años
El programa S-80 arrancó en septiembre de 2003, cuando el Consejo de Ministros autorizó a Defensa a iniciar las actuaciones para la adquisición de cuatro submarinos (el S-81 «Isaac Peral», el S-82 «Narciso Monturiol», el S-83 «Cosme García» y el S-84 «Mateo García de los Reyes»). Era el inicio de uno de los programas de armamento más ambiciosos, pues era la primera vez que España se enfrentaba en solitario al diseño de un submarino. Los planes iniciales hablaban de un coste de 1.800 millones y de su entrega en 2013. Pero los contratiempos fueron modificando la fecha y el coste, que aumentó hasta los 3.900 millones.
Superados los problemas, el programa cogió carrerilla y en su última etapa no se ha detenido. Así, una vez finalizada su construcción fue amadrinado por la Princesa Leonor en abril de 2021 y un mes después llegó su primer contacto con el agua con la puesta a flote. Y a partir de ahí, pruebas en puerto, en mar abierto, las primeras inmersiones... hasta llegar a la navegación a cota máxima operativa.
Sin embargo, este S-81 no llevará de serie el sistema que lo convertirán en uno de los más avanzados del mundo: el Sistema de Propulsión Anaerobia (AIP), el cual le dotará de una discreción casi total, pues le permitirá cargar las baterías en inmersión y navegar sumergido durante semanas sin tener que salir a la superficie. Se incluirá de serie en el S-83 y el S-84. El S-81 y el S-82 lo recibirán en su primera gran inmovilización (carena).
Una vez entregado el «Isaac Peral», los siguientes están previstos en diciembre de 2024, octubre de 2026 y febrero de 2028. De hecho, el S-82 ya está cerca de la fase de cierre del casco resistente.
La Princesa Leonor, madrina, la gran ausente
Aunque todo el mundo daba por hecho que la madrina del submarino «Isaac Peral», la Princesa Leonor, estaría presente en el acto de entrega del submarino a la Armada el próximo día 30, finalmente la Casa Real ha confirmado que no estará y no figuran ningún acto en la agenda de la heredera para esa jornada.
Fue en el mes de abril del pasado año 2021 cuando Doña Leonor, acompañada por los Reyes y su hermana, amadrinó el S-81 en una ceremonia celebrada en Cartagena (Murcia), el mismo lugar en el que la Armada recibirá este moderno submarino.