Son poco más de las dos de la tarde del día 12 de diciembre de 1936. El submarino C-3 del ejército republicano está en superficie, le han ordenado patrullar frente a las costas de Málaga. Los marineros Isidoro de la Orden y Arsenio Lidón han salido a cubierta a tirar por la borda los desperdicios de la comida, que ese día ha consistido en caldo gallego y huevos fritos con tomate. En el puente charlan los oficiales Antonio Arbona y Agustín García. Francisco Fuentes otea el horizonte, es un día tranquilo, el mar está en calma, se divisa la costa, también la lancha guardacostas y dos pesqueros que se hallan faenando. De pronto un fuerte estremecimiento, una llamarada, una columna de humo blanco, el submarino se escora a proa y se hunde en pocos minutos. Los hombres que están en cubierta apenas tienen tiempo de reaccionar. Tres logran alejarse y ponerse a salvo nadando, los otros dos, engullidos por el remolino, se ahogan. Los treinta y siete marineros que se hallan en el interior del submarino son arrastrados al lecho marino sin tiempo para preguntarse siquiera lo que ha ocurrido. Entre los marineros atrapados en este sarcófago submarino se encuentran dos hermanos de Puerto de Mazarrón, Salvador y José Caparrós Rubio, de 20 y 22 años respectivamente.
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El submarino C-3 tras las pruebas de la "boya Génova", navegando frente a Cartagena con el ministro de Marina Giral abordo (1932) |
Salvador y José Caparrós Rubio, fallecidos en el hundimiento del submarino C-3, son las primeras víctimas republicanas que encontramos inscritas en el registro de defunciones, aunque no son las primeras víctimas de la contienda, ni los primeros fallecidos en un submarino.
Salvador y José eran los hijos menores de Esteban Caparrós Gallardo y Luisa Rubio Caparrós. Los padres, naturales del pueblo almeriense de Vera, se habían afincado en Puerto de Mazarrón al inicio de siglo, poco después del nacimiento del mayor de la familia, Esteban. En el Puerto nacerían cuatro varones más, Diego, Luís, José y Salvador. Residiendo en Puerto de Mazarrón y con cinco hijos varones, el vínculo de la familia con el mar estaba garantizado, aunque nunca hubieran imaginado que de esta forma trágica.
Los tres supervivientes del submarino C-3 son trasladados al buque-hospital “Artabro”, fondeado en Málaga. Están confusos, parece que han sido atacados, pero no había buques enemigos…. El ejército sublevado no cuenta con submarinos, toda la flota submarina española quedó en poder del ejército Republicano, aunque se sospecha de un pacto secreto del ejército franquista con Italia y Alemania para que los submarinos de estos países intervengan en aguas españolas [1]. El parte de guerra publicado al día siguiente afirma que el submarino C-3 ha sido hundido por un “submarino eminentemente extranjero” [2].
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La tripulación del C-3 en la base de submarinos en 1934 |
En noviembre de 1936, dentro de la operación Úrsula, en el más absoluto secreto, los alemanes enviaron dos submarinos a aguas españolas, el U-33 y el U-34, con el fin de adiestrarse en las técnicas de guerra y con la orden de atacar a las naves republicanas. En las aguas de Gibraltar, las de mayor tráfico, patrullaba el submarino alemán U-34, al mando del comandante Harald Grosse. Este submarino realizó varios ataques contra barcos republicanos, todos fallidos, al parecer por defectos en las espoletas de sus torpedos. Cuando ya se dirigía hacia su base en Alemania se encontró con el submarino C-3 y decidió atacarlo. Ésta fue la única acción con éxito del submarino alemán que costó la vida a 39 hombres y le valió una condecoración a su comandante.
La defunción de los hermanos José y Salvador, sin cuerpos que enterrar, fue inscrita en el Registro Civil por orden del juez en 1938. Son las primeras víctimas republicanas que encontramos inscritas en el registro de defunciones, pero como hemos dicho, no son las primeras de la contienda, ni los primeros mazarroneros fallecidos a bordo de un submarino. Bartolomé Hernández Jerez desapareció en el submarino B-5 a mediados de octubre de 1936.
Bartolomé Hernández Jerez, nacido en Puerto de Mazarrón el 27 de febrero de 1917, era el tercero de cinco hermanos: Pedro, Martín, Bartolomé, Polonia y José. Pertenecía a una familia obrera originaria de Garrucha (Almería) que tenía su domicilio en la calle Corredera de Puerto de Mazarrón. En Octubre de 1936, Bartolomé Hernández Jerez, con 19 años de edad, formaba parte de la tripulación del submarino B-5, como marinero de 2ª, cuando desapareció.
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Flotilla de sumergibles de la clase B construida por la Sociedad de Construcción Naval. Archivo ABC (13-9-1928) |
Al igual que todos los submarinos de la flota española, la dotación del B-5 se sumó al ejército republicano lo que hizo público mediante un mensaje de adhesión interceptado por el servicio de telégrafos de Málaga el 3 de agosto de 1936: “Submarino B-5 ruega hágase extensivo periódicos y centros del Frente Popular, que toda la dotación se encuentra sin novedad, sintiendo una patriótica y leal adhesión a la República, sin que ni por un solo momento decaiga en ellos este espíritu, y encontrándose dispuestos a luchar hasta ver derribados a los enemigos de la República y de nuestra Madre España. Ánimo camaradas, en defensa de la República, que para nosotros es el triunfo. ¡Viva la República!”[3].
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Sumergible B-5. Colección Todoavante Casaú. Cartagena. |
No ocurrió lo mismo con su comandante, el Capitán de Corbeta Carlos Barreda Terry, partidario del levantamiento militar, que había sido desembarcado del destructor “Sánchez Barcaiztegui” donde era 2º Comandante y al que se le había impuesto el mando bajo amenazas. Desde el primer momento mostró una actitud indolente que minaba la moral de la tripulación, además de ponerla en peligro, y nunca ocultó su deseo de sumarse a las filas enemigas, por lo que era sometido a la vigilancia constante tanto del comité político como de la tripulación [4].
El submarino B-5 salió por última vez de la base el 15 de octubre de 1936 con 37 hombres a bordo[5]. Se hallaba patrullando las costas de Estepona (Málaga), donde eran destinados con frecuencia para interceptar a los buques nacionales que intentaran cruzar desde Ceuta, cuando desapareció por motivos que aún no se han podido determinar.
La actitud del comandante a favor de los sublevados llevó a pensar en el sabotaje como posible causa del hundimiento del B-5 [6], pero esta teoría se descartó por un telegrama y una carta enviadas por el comandante a su esposa el 15 de octubre de 1936, día de la última salida del submarino, en los que anunciaba que dos días más tarde estarían el puerto de Cartagena para reparaciones. Estos escritos también rebatieron la propaganda franquista de que fue un hidroavión nacional “Dornier” el que hundió el submarino el 12 de octubre. La necesidad de reparar el submarino llevó a considerar el precario estado del submarino como la hipótesis más probable del hundimiento. Aunque quizás no fuera una única causa sino un cúmulo de circunstancias: sabotaje del comandante, daños causados por el hidroavión y mal estado del sumergible, lo que causara el hundimiento. En cualquier caso no hubo ningún testigo ni ningún superviviente que pudieran aclarar las causas. El submarino B-5 permanece hundido en un punto sin determinar de la costa malagueña [7] con sus 37 tripulantes, entre ellos, Bartolomé Hernández Jerez, cuya defunción fue inscrita por orden del juez el 3 de diciembre de 1946, diez años después del suceso.
Después de la guerra, el dolor que ambas familias sufrieron por la pérdida de los más jóvenes, agravada por la circunstancia de no haber podido recuperar sus cuerpos, no las exoneró de la represión que los vencedores desplegaron sobre los vencidos.
Pedro Hernández Jerez, el hermano mayor de Bartolomé, pescador de oficio, residía en la Cuesta del Faro con su mujer y sus tres hijos. Pedro militó en la UGT antes de que estallara la guerra civil y después en el Frente Popular y las Juventudes Socialistas Unificadas; en noviembre de 1936 fue concejal del Ayuntamiento de Mazarrón en la Comisión de Obras Públicas, Economía y Hacienda junto a Juan Duarte Romera y Andrés Lorente Sáez (uno de los mazarroneros deportados a Mauthausen) y en abril de 1938 marchó voluntario al ejército republicano hasta el fin de la contienda. Detenido y encarcelado en la prisión central de Totana fue acusado de cómplice de “auxilio a la rebelión” [8] y condenado a 24 años de reclusión mayor.
Esteban Caparrós Rubio, marinero, el hermano mayor de José y Salvador, a pesar de que en su ficha se hizo constar que había observado buena actuación y conducta, fue juzgado por desempeñar el cargo de vocal en el sindicato UGT durante la guerra. Tuvo suerte, su caso fue sobreseído en 1942.
La ubicación exacta de los restos del submarino C-3 fue descubierta de forma fortuita por el abogado malagueño Antonio Checa en 1997 cuando se hallaba pescando en la zona. Las autoridades de la marina española investigaron e identificaron los restos, tras lo cual se creó una asociación de familiares y amigos del C-3 y posteriormente una fundación que recaudó fondos con el fin de recuperar los restos del submarino y de sus tripulantes, pero hasta el momento no han podido conseguir la autorización ministerial. Mientras tanto desde el fondo marino el C-3 sigue lanzando a la superficie una pequeña y persistente mancha de grasa que nos recuerda un trabajo pendiente. El submarino B-5 no ha podido ser localizado.
[1] Durante la guerra civil española a instancias de Gran Bretaña se creó un comité de no intervención al que se adhirieron progresivamente 28 países, entre ellos Alemania, Italia (que lo incumplieron apoyaron sistemáticamente al ejército franquista) y la URSS (que apoyó al ejército republicano)
[2] Parte oficial del Ministerio de Marina y Aire publicado el 13/12/1936 en distintos periódicos (“el liberal de Murcia”, p.1, “Nuestra lucha”, p.1, “El Tiempo” p.1)
[3] ABC 4/8/1936, p.42
[4] La mayor parte de la oficialidad se mostró afín a los rebeldes mientras que la marinería permaneció fiel a la República. Las dotaciones, obviando la cadena de mando, tomaron el control de las naves. Gran parte de la oficialidad partidaria del alzamiento fue separada del servicio. Ante la falta de mandos se recurrió por un lado a oficiales rusos o de la marina mercante, y por otro lado a oficiales afines al alzamiento a los que se obligó a aceptar el cargo bajo amenazas. Los mandos eran controlados por comités políticos creados a bordo por el gobierno de la República por las propias tripulaciones.
[5] Tripulación del submarino en su última salida (benitosacalugarodriguez.blogspot.com, según información de Sebastian Cabot. www.webmar.com): Carlos Barreda Terry (CC comandante), Cornelio Esquivel Retolaria (CMM, oficial de derrota), José Victoria Guillen (Aux. 2º Naval, 2º comandante), Miguel Godínez Avecilla (2º Maquinista, jefe de maquinas), Bartolomé Tudela Lorca (3º Maquinista), José Díaz Martínez (3º Maquinista), Joaquín Muiños Rico (3º Maquinista), Luis Arriola Gómez (Aux. 2º Radio), Juan Antonio Llamas Martínez (Aux 1º Elect y Torp.), Antonio Sánchez Ros (Aux.1º Elect.), Pedro Vázquez Bouza (Aux 1º Elect), Manuel Gómez Navarro (Aux 2º Maq.), Francisco Gutiérrez Delgado (Aux 2º Maq.), Diego Paredes Zapata (Cabo M.), Rafael Fernando Diez Paz (Cabo M.), Miguel Ferrer Ferrer (Cabo M.), Pedro Ruiz Mella (Cabo M.), Pedro García Conesa (Cabo Art.), José Martínez Pérez (Cabo Art.), Ramón Cachazas Maceiras (Cabo Elect.), Ignacio Ortega López (Cabo Elect.), Venancio Valentín Rodríguez (Cabo Elect.), Pablo López García (Cabo Elect.), José Sánchez Rubio (Cabo Radio), Florencio Vallejo Herrero (Cabo Radio), Francisco Caparrós Muñoz (Mº 1ª), Ángel Carrasco Otón (Mº1ª), Manuel Cháscales Manzanares (Mº1ª), Pedro Samper Rosas (Mº1ª), Cristóbal Varaza Rabal (Mº2ª cocinero), Bartolomé Hernández Jerez (Mº2ª), Luciano Sánchez Cortés (Mº2ª), Manuel López González (Mº2ª), Juan Martínez López (Cabo Fog.), José Martínez Díaz (Fog. Pre.), Miguel García Pastor (Fog. Pre.), Ginés González Sánchez (Fog Pre.)
[6] El Comandante Barreda Terry no fue rehabilitado por el gobierno franquista que no consideró la autoinmolación y la Armada franquista nunca reconoció el sabotaje como causa del hundimiento (web foro marinos mercantes en base a Archivo General de Marina)
[7] En 1970 el buque de la armada “Poseidón” estuvo rastreando un par de días sin encontrarlo
[8] Paradójicamente los militares rebeldes acusaron de” auxilio a la rebelión” a los que defendieron al gobierno republicano legalmente establecido.
Bibliografía, Webgrafía y Documentación:
• Archivo Histórico de la Región de Murcia
• Registro Civil de Mazarrón
• Archivo Municipal de Mazarrón.
• La flota submarina Republicana Española al comienzo de la Guerra Civil. Enrique Pérez Carmona. UNED Algeciras. 2006
• ¡Salvad al C-3! Juan Martínez Acosta. La Voz de Mazarrón nº 22, p. 22, http://www.lavozdelguadalentin.com/images/stories/videos/la%20voz%2022.swf
• La trágica historia del submarino C-3. Manel COMPANY http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/la-tragica-historia-del-submarino-c-3
• Fondos con mucha historia. Ester Requena http://www.diariosur.es/prensa/20070304/portada/fondos-mucha-historia_20070304.html
• Historia Submarina. María Dolores Tortosa. http://www.diariosur.es/20090706/cultura/historia-submarina-20090706.html
• Los sueños perdidos. Crónica de un marino español. Rita Campillo. http://perso.wanadoo.es/pfcurto/serie_c.html#C
• Submarino B-5. Setenta y seis años desaparecido http://benitosacalugarodriguez.blogspot.com.es/2014/01/submarino-b-5-setenta-y-seis-anos.html
• La misteriosa desaparición del submarino republicano B-5 durante la Guerra Civil. Manuel P.Villatoro http://www.abc.es/historia-militar/20131020/abci-misteriosa-desaparicion-submarino-republicano-201310181750.html
• Carlos Barreda Terry. Marino desaparecido con su submarino. Galicia ártabra- diário ferrolano. http://www.galiciaartabradigital.com/archivos/41518
• Fórum guardiani dei Mari. http://silenthuntergm.forumfree.it/?t=33598392
http://alumbraalumbremazarron.blogspot.com.es/2015/02/marineros-mazarroneros-desaparecidos-en.html
Autora: Paqui Ureña Sánchez. Asociación Alumbra Alumbre Mazarrón