u propio nombre auguró el accidente y las causas siguen siendo un misterio. Nadie sabe cómo ni por qué el submarino nuclear británico ‘Ambush’, que significa emboscada en castellano, ha colisionado con un buque mercante en el estrecho de Gibraltar. Lo tenía encima pero no lo vio y chocó. Se desconoce si fallaron los mecanismos de control e incluso si las aguas están ahora contaminadas por los elementos radiactivos que contiene la embarcación. El riesgo y la peligrosidad del percance han revivido el fantasma del 'Tireless'. Los ecologistas denuncian la falta de seguridad en el Estrecho y advierten del peligro que supone la presencia de estas “bombas nucleares flotantes”. “Se puede producir un Chernóbil. Son centrales nucleares que van debajo del mar. Es un riesgo bastante grave para el medioambiente y para la seguridad de la salud pública”, explica Carlos Bravo, biólogo, consultor ambiental y miembro del proyecto Salvia.
Los ecologistas critican el secretismo y la falta de información sobre las entradas y las salidas que se producen en las aguas del Estrecho. Aseguran que el tráfico de submarinos nucleares es constante y que provienen de todos los países del mundo. “Es un descontrol, cada uno patrulla por donde quiere. Hay embarcaciones rusas, estadounidenses, etc. Estos submarinos van por donde quieren y tratan de permanecer ocultos”, apunta Bravo. Es más, el experto explica que ni siquiera tienen que avisar a los países de que van a cruzar por sus aguas. “Tienen sistemas de camuflaje para no emitir señales. Pueden navegar a profundidades enormes donde permanecen completamente descontrolados. Mientras viajan por el mar no informan a los demás países que están pasando por sus aguas. Un accidente puede pasar en cualquier sitio y en cualquier momento”, aclara Bravo.
Según datos ofrecidos por Ecologista en Acción, desde el 2000 hasta este mismo año han atracado cerca de cien submarinos nucleares en el puerto de Gibraltar. “En ocasiones se han hecho hasta reparaciones y la base de Gibraltar no está preparada para esos menesteres”, sostiene Antonio Muñoz, portavoz de la organización ecologista que ha recordado la crisis del Tireless’. En el año 2000 la embarcación sufrió una avería en el reactor mientras navegaba por el Mediterráneo y fue trasladada a Gibraltar a pesar de que no estaba permitido. El submarino permaneció allí un año hasta que fue reparada.
Los ecologistas también denuncian que se trata de una tecnología peligrosa. Además, dicen que tras el fin de la Guerra Fría los submarinos nucleares han perdido su utilidad. “Es sorprendente que con todos los sistemas de radar y de sónar el submarino no se haya dado cuenta de que había un barco encima de ellos. Es vergonzoso, lamentable e incluso ridículo”, dice Bravo. Por otro lado, afirma que su rendimiento es cuestionable. “En su momento servían dentro de la filosofía de la Guerra Fría: si una de las potencias atacaba, el objetivo era que siempre hubiera circulando por ahí submarinos en lugares escondidos para emprender represalias. Ahora mismo no sirven para nada. Han pasado ochenta años y ya nadie está hablando del enfrentamiento nuclear y de la destrucción total del enemigo. Son máquinas de guerra y existe el riesgo de que se desate un accidente nuclear”, concluye el experto.
Ecologistas en Acción insiste en que el puerto de Gibraltar no está preparado para recibir este tipo de embarcaciones y creen que la seguridad en la zona es muy escasa. Además, critican la falta de información que existe al respecto y aseguran que la instalación no está preparada para hacer frente a accidentes graves. “Nosotros no estamos preparados para tener una base nuclear a escasos metros de la Línea de la Concepción o de Algeciras. No están preparados ni los ingleses. Esto funciona sin control. Los que vivimos alrededor no tenemos ningún tipo de seguridad”, asegura Antonio Muñoz, portavoz de Ecologistas en Acción. De hecho, creen que se puede desencadenar el desastre. “Un escape radiactivo o una explosión nuclear no solamente afectaría a Gibraltar, también a media Andalucía y parte del norte de África”, añade Muñoz.
Marina Garcia-Rico para http://www.estrelladigital.es