La fecha del nacimiento del líder fundador de Corea del Norte pasó sin que el país haya realizado una prueba nuclear subterránea y sin que Estados Unidos haya lanzado un ataque preventivo. Apenas horas antes de la llegada del vicepresidente Mike Pence a Seúl el domingo, Pyongyang disparó un misil balístico, pero al parecer estalló poco después del despegue.
¿Acaso se calmarán las cosas ahora? En realidad no.
Aunque las tensiones han ido en aumento entre Washington y Pyongyang previo a la fecha patria de Corea del Norte, la retórica belicista de parte y parte podría atenuarse, un patrón que se ha repetido en año recientes, especialmente en la primavera, cuando Estados Unidos y Corea del Sur realizan sus enormes maniobras militares anuales.
Pero este año surgió otro tema. En una entrevista un funcionario de Corea del Norte dijo el viernes que Pyongyang ha determinado que el presidente Donald Trump es “más agresivo” que su predecesor Barack Obama. Y los norcoreanos han dejado en claro que no cederán.
Aunque Corea del Norte no lanzó misiles el día del aniversario, sí los mostró en un desfile militar. Y hubo una gran cantidad y variedad de ellos.
Según los expertos en el desfile del sábado se exhibió el Pukguksong, un tipo de misil crucero de corto alcance, probablemente para la defensa costera. Corea del Norte reveló así su más reciente misil balístico capaz de ser lanzado por submarino y una versión de ese mismo misil que puede ser lanzado desde plataformas en tierra. Ambos usan combustible sólido y son más difíciles de detectar una vez que despegan. También exhibió enormes cilindros que se podrían usar para misiles balísticos intercontinentales, la principal preocupación de Washington.
Los cilindros se pueden usar para “lanzamientos en frío”, es decir, protegen la plataforma móvil cuando los misiles son trasladados. Pero también ocultan lo que llevan dentro, por lo que se requiere de mayor análisis para determinar cuál es verdadero status del programa balístico de Corea del Norte.
Lo que sí es cierto, sin embargo, es que la atención a los misiles en el desfile significa que Corea del Norte está proyectando el mensaje de que está dispuesta a usar la fuerza. Esa es una amenaza para las bases estadounidenses en Japón, para Corea del Sur, y quizás para el territorio continental estadounidense.
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