A diferencia de los buques más antiguos de la Unión Soviética, los submarinos del Proyecto 885 son barcos de misión múltiple similares en concepto a los barcos americanos de clases como la Seawolf o la Virginia, añade el analista.
Kazan incorpora nuevos desarrollos tecnológicos que han surgido desde que se inició la construcción del Severodvinsk en 1993.
"El Severodvinsk es capaz de realizar misiones antisubmarino y antibarco, y de llevar a cabo ataques en tierra. Entre sus características más interesantes están el sistema de sónar Irtysh-Amfora para detectar submarinos enemigos y una batería central de ocho células de lanzamiento vertical que pueden transportar misiles de crucero. Estas armas antiaéreas y de ataque terrestre son particularmente significativas después de que buques y submarinos rusos dispararon misiles de largo alcance hacia Siria en 2016", explica Kofman.
Cabe señalar que los esfuerzos de Rusia por mejorar la capacidad de su Armada coinciden con el aumento de la tensión con los países occidentales, sobre todo, el Reino Unido, a raíz del aumento de la presencia militar rusa en el Atlántico norte.
De hecho, según un informe publicado recientemente, varios excomandantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre ellos, el general estadounidense Philip Breedlove, han advertido de que el creciente arsenal de Rusia pone en riesgo la misma “existencia” del Occidente y podría bloquear el tráfico marítimo entre Estados Unidos y Europa.
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