El 19 de marzo la Flota Submarina de Rusia cumple 111 años. Con motivo del Día del submarinista, Sputnik habló con el excomandante de la Flota del Báltico y experimentado jefe de submarinos nucleares, el almirante Vladímir Valúev.
La carrera submarina del actual almirante Valúev empezó en 1964 al ingresar en el colegio de navegación submarina. Los primeros profesores de los futuros marineros fueron los Héroes de la URSS de la Gran Guerra Patria.
"El intercambio con estas personas no pudo dejar indiferente a nadie, por eso al graduarse todo el mundo buscaba servir en los submarinos", cuenta el militar.
Ya en 1969 Valúev comenzó su servicio en la Flota del Pacífico en calidad de comandante de la unidad encargada de misiles de un submarino diésel. Tomaba en cuenta la experiencia tanto de su comandante superior como de sus subordinados, para convertirse en un excelente profesional en su cargo.
"Es mi orgullo haberme certificado como comandante de un submarino a la edad de 24 años", recuerda el interlocutor de Sputnik.
En 1978 fue designado comandante de un submarino nuclear, y cinco años después, en 1983, ya manejaba una división entera de submarinos nucleares. Terminó la etapa activa de su carrera militar en 2006, en calidad de comandante de la Flota del Báltico.
Sputnik aprovechó la ocasión para preguntar al experimentado marinero sobre los misterios y costumbres que rodean al servicio en los submarinos, así como las diferencias entre los submarinos soviéticos y rusos con respecto a sus 'rivales' extranjeros.
Los pormenores de los submarinos rusos
"En términos generales, el concepto de los submarinos rusos y extranjeros es el mismo", afirma Valúev al añadir que las soluciones técnicas contemporáneas sí se parecen.
La flota submarina va evolucionando durante toda su historia, en gran medida buscando superar a enemigos potenciales y sus logros más recientes. Por eso los ingenieros siempre modifican sus diseños para asegurar la supremacía.
En este sentido, Valúev nota que los submarinos nucleares soviéticos actualmente mantienen récords de la velocidad de navegación submarina (46 nudos, o 85,2 kilómetros por hora) y la profundidad de sumersión (1.040 metros).
En cuanto al tiempo de viaje autónomo, no es la maquinaria la que limita sino las reservas de los alimentos y las recomendaciones médicas. Habitualmente es de dos o tres meses, nota el excomandante.
Según la planta motriz, se pueden diferenciar los submarinos diésel-eléctricos y los submarinos nucleares. Según el armamento, pueden estar dotados con torpedos, misiles de cruceros y misiles intercontinentales estratégicos —el arma de la disuasión nuclear—. Así, las tripulaciones se adiestran conforme a estos parámetros.
Los reactores nucleares de los submarinos son lo suficientemente potentes para abastecer de electricidad una ciudad de tamaño mediano, según el almirante. En su propia práctica, hubo dos casos de emergencia cuando un submarino nuclear se conectó a la red eléctrica de una ciudad de militares.
"Las centrales nucleares flotantes para el uso civil que se elaboran ahora son, básicamente, parte de un submarino nuclear", explica Valúev.
Los desafíos del servicio submarino y la vida de los marineros
El servicio naval es diferente no solo entre los buques y los submarinos sino también entre diferentes tipos de submarinos, subraya Valúev.
El más 'difícil' es el servicio en los submarinos diésel-eléctricos, donde se requiere subir más frecuentemente. Los más 'tranquilos' son los submarinos de designación estratégica —los portadores de misiles nucleares, parte de la triada nuclear—.
Los submarinos con armas estratégicas también son los más confortables: los marineros gozan de sauna, sala de deportes, áreas para recreación, etc. En otros submarinos hay menos posibilidades para colocar estas instalaciones, admite Valúev.
"Las que tienen 'el destino más duro' son, a mi modo de ver, las tripulaciones de los submarinos anti-portaviones: se preparan para enfrentarse contra las unidades más preparadas del enemigo potencial — las agrupaciones navales integradas por los portaviones y su escolta. Este desafío requiere muchas habilidades y destreza", reconoce el almirante.
La tripulación de los submarinos se alimenta bien: su ración incluye, entre otros, chocolate, 50 mililitros de vino tinto, caviar y pescado en salazón.
El oxígeno para respirar se produce del agua marítima: una instalación evaporadora prepara el agua dulce, la que posteriormente se separa en oxígeno e hidrógeno y este último se desecha.
Claro está, existe un ritual de iniciación propia para los marineros. Tras realizar su primera sumersión, uno debe beber medio litro de agua del mar y besar una almádena —colocada en movimiento como un péndulo—.
El secreto es besar la almádena en el momento cuando se va alejando de la cara, pues, en caso contrario, se pueden perder los dientes.
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