¡En 1915 se crea el Arma Submarina!
Muchos habréis oído que a Cartagena se le ha comenzado a llamar últimamente LA CIUDAD DE LOS SUBMARINOS.
Pues en aquella época, se comenzó a hablar de que en Cartagena había unos diques que se podían convertir en lugar de atraque de los submarinos. Y si observáis si algún día tenéis la oportunidad de visitar este lugar, arriba del edificio pone las siglas E. S.
Y me cuenta Diego que hay quién cree que es por Escuela de Submarinos, pero no, se le llamó Estación de Submarinos. Alguien dijo, si donde paran los trenes se le llama estación de trenes, donde paran los submarinos se le llamará estación de submarinos.
Y sí, toda esta historia es increíble, pero ya me conocéis. Empiezo con ese baile de un lado a otro a observar y preguntar y sobre todo a rebuscar en todas las anécdotas que me dejan con la felicidad por las nubes. Y un lugar así, tiene que tenerlas y muchas.
Así que desde algo que imagino que es un puente de Venecia y me pongo en modo romántico con fotografía de los tres incluida, empiezo a poner ojitos y a conseguir que Diego comparta conmigo muchas cosas.
A ver, Eva la curiosa, dice Diego. ¿Sabes cómo se llama este muelle donde estamos ahora? Muelle D. Juan de Borbón. A D. Juan de Borbón le gustaba venir a Cartagena y atracaba su yate aquí. El yate Giralda. Cuando fallece, su hijo, el actual rey emérito, D. Juan Carlos I se lo regala a la Armada. Hoy en día el Giralda es un buque de instrucción de los Guardias Marinas.
Sí, Diego, le digo. Estas son las cosas que me gustan. ¿Qué son aquellos barcos?
No lo puedo remediar. Pero de no ser así, no sabría ahora que esos barcos son cazaminas. Y que una mina naval hace muchos años era una mina de contacto. Si te rozabas con ella…boommmm. Después inventaron las minas magnéticas y al final volvieron de nuevo a la madera para construir estos barcos.
Diego, pero si esos cazaminas no son de madera, le intento corregir.
¡Son de fibra de vidrio! La idea de la madera no fue buena, no tenían estabilidad y había que talar demasiados árboles para su construcción. Y estos los construimos aquí, en Cartagena, aunque la patente es inglesa. ¡Siempre por delante estos ingleses!
Les llaman los tupperware navy, porque nacieron en las mismas fechas que los tupperware de cocina, ja,ja. Pues sí que se aprende con los cazaminas, sí.
Mira, Juan Ignacio, dos submarinos que parecen de bolsillo. Submarino foca y submarino tiburón. ¡Me encantan!
¿Sabes que se utilizaron para fomentar la industria española, y que sus motores son Pegaso y sus baterías Tudor?, me aclara Diego.
Y resulta que estos submarinos se construían en Alemania en la segunda Guerra Mundial, y cuando terminó la guerra algunos ingenieros fueron acogidos en Cartagena y tenemos estos submarinos tan cuquis para el deleite de mis ojos, en un lugar donde una vez también descansó tranquilo nuestro submarino Peral.
Y he paseado tranquila, he visto cañones de metralla utilizados para amarrar embarcaciones, sustituyendo a los norais y economizando para no tener que hacer fundiciones para ello. He aprendido que depende del viento que haga cada día, la bandera se cambia. Mayor viento bandera más pequeña. Pero siempre, siempre que viene una autoridad importante, la bandera es la del tamaño mayor.
Me he deleitado con un monumento realizado por mi amigo Fernando Sáenz de Elorrieta en memoria de los submarinistas fallecidos en acto de servicio. ¡Cuánto me gustará este escultor!
Y hasta hemos entrado a la capilla y he observado a la Virgen del Pilar, patrona del Arma Submarina.
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