La ría de O Barqueiro fue testigo de una batalla de la Segunda Guerra Mundial que acabó propiciando una historia de amor. Así se hundió en Galicia el U-966 Gut Holz
Durante la Segunda Guerra Mundial, Galicia era estratégica para el III Reich de Adolf Hitler. El wolframio gallego era su única fuente de suministro (puedes leer la historia aquí), Vigo era el epicentro marítimo de los nazis en España, Ferrol su gran base naval y Fisterra su mejor observatorio. En Lugo instalaron una potente emisora conocida como Elektra Sonne y Carballo y Santiago eran nidos de espías de ambos bandos.
El uso de las rías gallegas por submarinos alemanes se convirtió en una estampa habitual de la época y la Alemania nazi disponía de petroleros en Galicia para abastecer a su flota. La Batalla de El Alamein, el Bombardeo a Pearl Harbor y a Londres, la Batalla de Stalingrado, Iwo Jima, Dunkerque, el Desembarco de Normandía, la Liberación de París o la Toma de Berlín fueron grandes y cruentas batallas de la Segunda Guerra Mundial y en Galicia también tenemos una batalla que, aunque de menor magnitud que la anteriores, quedó grabada para siempre en los libros de historia. La batalla de un submarino nazi contra aviones de la RAF británica y de la US Navy norteamericana frente a Estaca de Bares y Cabo Ortegal. Así fue una de las batallas de la Segunda Guerra Mundial, que ocurrió en las costas gallegas y que además dio origen a una historia de amor que aún perdura en la actualidad.
El submarino alemán U-966 Gut Holz (buena madera o buena pasta) entraba en servicio el 4 de Marzo de 1943 y fue destinado a una unidad operativa con base en Francia. Su comandante era el Oblitz S Ekkehard Wolf y bajo su mando tenía a cuatro oficiales, tres guardiamarinas, doce suboficiales y treinta marineros.
El 10 de noviembre de 1943, tras haber realizado varias incursiones en la costa Este de los Estados Unidos, mientras volvían a su base, eran detectados. Así comenzó la batalla frente a las costas de Galicia.
A las 4 de la madrugada de ese día, un avión enemigo lanzaba 3 bombas, provocando daños importantes en uno de los motores por lo que procedieron a sumergirse e intentar realizar las reparaciones oportunas, pero, debido a motivos técnicos, tuvieron que emerger de nuevo. En ese momento, tres aviones B-24 Liberator, dos de la US Navy y otro de la RAF atacaron de nuevo al submarino nazi. Le habían estado esperando.
Seriamente dañado, intentó alcanzar las costas gallegas mientras rechazaba más ataques con fuego antiaéreo, pero las posibilidades de llegar a tierra eran nulas por lo que, frente a Estaca de Bares, el comandante Ekkehard decide echar a pique el U-966 y embarcar a la tripulación en lanchas neumáticas, siendo socorridos por pescadores gallegos, tras varias horas a la deriva.
Pero el drama aún no había acabado. Otro avión, un Sunderland Mk III de la RAF británica, que había sido puesto en aviso del avistamiento del submarino alemán, irrumpió en escena durante el rescate. Temían que ametrallara a alemanes y gallegos. Pero justo en ese momento un escuadrón de cazas alemanes Ju 88, lo derribó. El Sunderland explotó en llamas en el aire.
La batalla había llegado a su fin.
Como consecuencia, 8 alemanes y 12 británicos (de los que solo se recuperaron 11 cuerpos en total) fallecieron, y fueron enterrados con honores militares en el cementerio de O Barqueiro. Meses después, todos los cuerpos serían traslados al Cementerio Municipal de A Coruña (San Amaro), en dónde había una zona habilitada para las bajas de guerra. En la actualidad, los marinos alemanes reposan en el Deutscher Soldaten Friedhof en Cuacos de Yuste (Cáceres). Los británicos lo hacen en el British Cemetery de Lujua (Bilbao).
Los supervivientes fueron llevados a Ferrol, donde serían retenidos, a excepción del comandante Ekkehard Wolf. Requerido por Alemania, tuvo que ser dado por muerto para poder embarcarlo en un transporte clandestino a Berlín, con la colaboración del Régimen Franquista. Pero Wolf quedó prendado de Galicia y, tras el fin de la guerra, fue su destino vacacional. Uno de sus hijos acabó casándose con una vecina de O Barqueiro, Pilar.
La Kriegsmarine (Marina de Guerra Alemana) agradeció a todos los héroes locales su ayuda con medallas y menciones que algunos aún conservan en la actualidad.
La última voluntad del comandante del U-966 Gut Holz, Ekkehard Wolf, fue que sus restos fuesen esparcidos en el mismo mar en el que estaban sus colegas y su submarino. En 1978, tras fallecer, sus cenizas viajaron de Hamburgo a Galicia. El cura de O Barqueiro se encargó personalmente de recogerlas en el aeropuerto y fueron arrojadas al mar desde Cabo Ortegal.
75 años más tarde del hundimiento, varios submarinistas redescubrieron los restos del U-966 y los del avión aliado víctimas de esta batalla.
Dos nietos de Wolf también se han quedado en O Barqueiro enamorados de estas tierras, al igual que le ocurrió a su abuelo. Unas tierras que vivieron una de las más grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial en nuestro país.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Storyteller. Experto en Compras y Aprovisionamiento. Procurement Manager.
https://www.linkedin.com/in/ivan-fernandez-amil/
https://www.instagram.com/ivanfamil/
Referencias:
El uso de las rías gallegas por submarinos alemanes se convirtió en una estampa habitual de la época y la Alemania nazi disponía de petroleros en Galicia para abastecer a su flota. La Batalla de El Alamein, el Bombardeo a Pearl Harbor y a Londres, la Batalla de Stalingrado, Iwo Jima, Dunkerque, el Desembarco de Normandía, la Liberación de París o la Toma de Berlín fueron grandes y cruentas batallas de la Segunda Guerra Mundial y en Galicia también tenemos una batalla que, aunque de menor magnitud que la anteriores, quedó grabada para siempre en los libros de historia. La batalla de un submarino nazi contra aviones de la RAF británica y de la US Navy norteamericana frente a Estaca de Bares y Cabo Ortegal. Así fue una de las batallas de la Segunda Guerra Mundial, que ocurrió en las costas gallegas y que además dio origen a una historia de amor que aún perdura en la actualidad.
El 10 de noviembre de 1943, tras haber realizado varias incursiones en la costa Este de los Estados Unidos, mientras volvían a su base, eran detectados. Así comenzó la batalla frente a las costas de Galicia.
A las 4 de la madrugada de ese día, un avión enemigo lanzaba 3 bombas, provocando daños importantes en uno de los motores por lo que procedieron a sumergirse e intentar realizar las reparaciones oportunas, pero, debido a motivos técnicos, tuvieron que emerger de nuevo. En ese momento, tres aviones B-24 Liberator, dos de la US Navy y otro de la RAF atacaron de nuevo al submarino nazi. Le habían estado esperando.
Seriamente dañado, intentó alcanzar las costas gallegas mientras rechazaba más ataques con fuego antiaéreo, pero las posibilidades de llegar a tierra eran nulas por lo que, frente a Estaca de Bares, el comandante Ekkehard decide echar a pique el U-966 y embarcar a la tripulación en lanchas neumáticas, siendo socorridos por pescadores gallegos, tras varias horas a la deriva.
Pero el drama aún no había acabado. Otro avión, un Sunderland Mk III de la RAF británica, que había sido puesto en aviso del avistamiento del submarino alemán, irrumpió en escena durante el rescate. Temían que ametrallara a alemanes y gallegos. Pero justo en ese momento un escuadrón de cazas alemanes Ju 88, lo derribó. El Sunderland explotó en llamas en el aire.
Como consecuencia, 8 alemanes y 12 británicos (de los que solo se recuperaron 11 cuerpos en total) fallecieron, y fueron enterrados con honores militares en el cementerio de O Barqueiro. Meses después, todos los cuerpos serían traslados al Cementerio Municipal de A Coruña (San Amaro), en dónde había una zona habilitada para las bajas de guerra. En la actualidad, los marinos alemanes reposan en el Deutscher Soldaten Friedhof en Cuacos de Yuste (Cáceres). Los británicos lo hacen en el British Cemetery de Lujua (Bilbao).
Los supervivientes fueron llevados a Ferrol, donde serían retenidos, a excepción del comandante Ekkehard Wolf. Requerido por Alemania, tuvo que ser dado por muerto para poder embarcarlo en un transporte clandestino a Berlín, con la colaboración del Régimen Franquista. Pero Wolf quedó prendado de Galicia y, tras el fin de la guerra, fue su destino vacacional. Uno de sus hijos acabó casándose con una vecina de O Barqueiro, Pilar.
La Kriegsmarine (Marina de Guerra Alemana) agradeció a todos los héroes locales su ayuda con medallas y menciones que algunos aún conservan en la actualidad.
75 años más tarde del hundimiento, varios submarinistas redescubrieron los restos del U-966 y los del avión aliado víctimas de esta batalla.
Dos nietos de Wolf también se han quedado en O Barqueiro enamorados de estas tierras, al igual que le ocurrió a su abuelo. Unas tierras que vivieron una de las más grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial en nuestro país.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Storyteller. Experto en Compras y Aprovisionamiento. Procurement Manager.
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Referencias:
- TOJO RAMALLO, J. A. Lobos Acosados. LAVERDE EDICIONES LEA, 2002. flor de piel. Grupo Planeta, 2015
- elespanol.com/quincemil
- es.wikipedia.org
- bbc.com
- u-historia.com
- nuevoaccion.com
- elconfidencial.com
- lavozdegalicia.es
- elpais.com
- crtvg.es
- thevintagenews.com
- uboat.net
- nationalinterest.org
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