La empresa puertollanense de mantenimiento industrial Hermanos Guarnizo y López ha resultado adjudicataria del contrato de curvado y plegado de piezas de acero para la construcción del nuevo submarino clase S 80 plus de la Armada Española en los astilleros de Navantia en Cartagena.
La entidad adjudicadora ha sido la empresa pública bajo control estatal Enwesa Operaciones, que ha otorgado a Hermanos Guarnizo y López, ubicada en el Polígono Industrial SEPES de Puertollano, el contrato por un importe total de 24.200 euros y un plazo de ejecución de 24 meses.
El programa S-80 supone el mayor reto industrial y tecnológico afrontado nunca por la industria de defensa nacional, ya que se trata de un submarino diseñado para operar autónomamente en un entorno muy hostil durante largos periodos de tiempo, por lo que requiere conocimientos altamente especializados en disciplinas diversas.
La entrega del primero de estos submarinos, el ‘Isaac Peral’, tuvo lugar en noviembre de 2023. El sumergible en el que participará la empresa de Puertollano forma parte de un programa de construcción de otros tres submarinos que se encuentran en diferentes grados de avance, todos ellos bautizados con nombres de pioneros de la navegación submarina: el S-82 ‘Narciso Monturol’, el X-83 ‘Cosme García’ y el S-84 ‘Mateo García de los Reyes’.
Capacidades únicas
Con una eslora de 80,8 metros, un diámetro de 7,3 y un desplazamiento de casi 3.000 toneladas, el S-80 tiene capacidades únicas entre los submarinos no nucleares de la OTAN.
Por su alto nivel de automatización puede operar con una dotación de solo 32 personas y está capacitado para misiones antisuperficie, antisubmarinas, ataque a tierra, operaciones a diversas profundidades, operaciones especiales y de evacuación de personal civil, recopilación de inteligencia o disuasión.
El Programa S-80 supone un salto tecnológico sustancial frente a su predecesor, el S-70, ya que va a contar con un Sistema Integrado de Control de la Plataforma y un Sistema de Combate que, al mismo tiempo que permiten elevar su grado de automatización, reducen notablemente el número de personas necesarias para operar el submarino.
Este proyecto ha supuesto el mayor reto para la construcción naval española hasta la fecha. La dotación ha llevado a cabo un riguroso proceso de formación, adiestramiento y certificación durante todo el proceso de las pruebas de mar que le permite conocer en profundidad la plataforma, de modo que el submarino pueda ser operado con seguridad, tanto en superficie como en inmersión.
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