Con sus características únicas el sumergible nuclear soviético del proyecto 661 Anchar estableció el récord mundial de velocidad en 1970, al alcanzar 45 nudos bajo el agua (83 km/h). Aun así, la nave nunca se produjo en serie y solo se fabricó una unidad. Conoce por qué los submarinos de alta velocidad resultaron inútiles para la Armada rusa.
Para realizar la maniobra a una profundidad de 100 metros, la tripulación desactivó el sistema de protección de las turbinas para que la nave funcionase en el tope de sus límites.
Cuando sus reactores nucleares alcanzaron la potencia del 97%, el Anchar voló bajo el agua a una velocidad de 44,7 nudos (más de 82 kilómetros por hora), mientras que su límite establecido en la construcción era de 38 nudos, escribe el columnista de la versión rusa de Sputnik Nikolai Protopopov.
Mientras que el flujo de agua al chocar con los bordes producía un rugido similar al de un avión. Entonces, el submarino perdía su principal ventaja: el efecto sorpresa. Las sobrecargas en altas velocidades aplastaban el metal de la carcasa mientras que las escotillas de entre secciones salían volando por la presión.
Con todo esto, el Anchar recibió el visto bueno de la junta directiva de la Marina, afirma Protopopov. A pesar de las desventajas, encajaba perfectamente con su objetivo: cazar portaaviones. Gracias a su capacidad de movimiento rápido, el submarino podía tomar una posición adecuada instantáneamente para disparar los misiles de crucero y escapaba con facilidad de los torpedos enemigos.
Las tecnologías del futuro
El proyecto 661 fue iniciado a finales de los 50. Los ingenieros involucrados en él recibieron importantes instrucciones: no contar con la técnica, equipos y electrónica ya existentes, sino construir algo completamente nuevo.
Para la fabricación del cuerpo del nuevo sumergible se eligió el titanio —por encima de aluminio y el acero— debido a sus ventajas para las condiciones de aguas profundas: es antimagnético, ligero y resistente a la oxidación.
"De hecho, habría resultado un submarino eterno. De no ser por el accidente con la bomba de circulación, se habría mantenido en servicio hasta ahora. Pero la primera aleación no tuvo éxito debido a la falta de experiencia. Se han formado grietas en la carcasa. Por lo tanto, fue limitada la profundidad de inmersión", cuenta a Sputnik el diseñador jefe de submarinos nucleares Radiy Shmakov.
Al final, el Anchar obtuvo una carcasa ligera cilíndrica con dos hélices ubicados a cinco metros entre sí. El sumergible de la longitud de 107 metros tenía nueve secciones separadas herméticas y su tripulación constaba de 80 personas.
En lo que se refiere a las armas, en la parte frontal colocaron cuatro tubos lanzatorpedos de 533 milímetros y cinco contenedores con los misiles antibuque Ametist. Los misiles se lanzaban desde una profundidad de 30 metros y alcanzaban blancos a una distancia de hasta 70 kilómetros. Anchar era capaz de realizar un golpe masivo con dos voleas a intervalos de tres minutos.
Problemas y pruebas
Debido a la gran dificultad del proyecto y la falta de experiencia, la construcción del Anchar duró alrededor de una década. Se presentaron problemas con el suministro de titanio y otros componentes, la complejidad de la instalación de sistemas a bordo y numerosos retrasos asociados con la adopción de un nuevo sistema de misiles.
Además, sus pruebas revelaron defectos en el sistema de misiles, numerosas fallas en el equipo, poca confiabilidad de los ensamblajes y dificultades con el mantenimiento. Se consideró inapropiado modernizar el aparato.
"El relleno del sumergible estaba hecho de diferentes metales y aleaciones, y a menudo había un par de titanio-metal. Cuando entraba en contacto con el agua de mar, se iniciaba una reacción química. Los tornillos, tuercas y todo lo que sujetaba al casco de titanio desde el interior se corroía", señala el contralmirante Valeri Filátov, quien estuvo al mando de Anchar de 1985 a 1987.
Durante el último patrullaje se dañó la bomba centrífuga en uno de los reactores y la tripulación tuvo que regresar a la base, recuerda su capitán Filátov. Nunca ha salido de allí: tras permanecer 25 años en el muelle, en 2010 fue desmantelado.
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