Tras una expedición de 94 días en las fosas de Yap y de las Marianas, el pasado 14 de julio volvió a puerto el submarino tripulado Jiaolong, una de las naves con las que China busca desvelar los secretos de los océanos. En esta ocasión, el sumergible descendió a una profundidad casi 6.800 metros y tomó muestras geológicas y biológicas que contribuirán a optimizar el diseño de la minería en aguas profundas. Dos días antes de su retorno al puerto de Qingdao había zarpado en su primera singladura el más novedoso buque de investigación oceanográfica de China, el Zhang Jian, botado este abril.
La exploración de los mares es una de las áreas clave del desarrollo científico del gigante asiático. «Sabemos mucho menos sobre las profundidades oceánicas que sobre las superficies de la Luna o de Marte», dice Cui Weicheng, profesor de la Universidad de Estudios Oceánicos de Shanghái y líder de un equipo que trabaja en el diseño del Rainbow Fish, un sumergible que busca llegar a los 11.000 metros bajo la superficie. En estas profundidades, conocidas como «zona hadal», viven microbios que consumen grandes cantidades de materia orgánica que pueden aportar claves en el estudio del ciclo del carbono.
Los intereses de investigación chinos abarcan áreas como la pesca, la farmacología marina, el estudio de los recursos minerales submarinos, los efectos del cambio climático sobre los mares, y la evolución y protección de los ecosistemas marinos. La importancia de los océanos para el gigante asiático quedó patente con la apertura, en abril de 2015, del Laboratorio Nacional de Ciencia y Tecnología Marinas de Qingdao, que reúne en una superficie de 150.000 m2 a investigadores de 11 instituciones académicas del país asiático con el propósito de crear sinergias y centralizar la investigación sobre los océanos.
El último eslabón de la cadena es el Zhang Jian, diseñado por técnicos de la Universidad de Estudios Oceánicos de Shanghái y financiado por inversores privados. Con un desplazamiento de unas 4.800 toneladas y una autonomía de 15.000 millas náuticas, opera tres módulos de aterrizaje en el fondo marino y dos submarinos, uno de ellos tripulado. En su viaje inaugural explorará la fosa de Nueva Inglaterra, situada en el mar de Salomón, junto a Papúa Nueva Guinea, y que alcanza profundidades superiores a los 8.000 metros.
Los submarinos del gigante asiático se adentran en las fosas marinas más desconocidas. PIM LEIJENelmundo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario