El submarino S-81 prosigue con sus últimas pruebas de mar antes de su próxima entrega a la Armada. Navantia ha difundido un llamativo video con nuevas imágenes del sumergible en aguas de Cartagena. La entrega del primer S-80, el Isaac Peral, está prevista antes de fin de año. Precisamente, el último Consejo de Ministros ha aprobado la celebración del acuerdo marco de servicios para el ámbito de gestión del apoyo al ciclo de vida de los submarinos clase S-80 de la Armada.
Este acuerdo marco «resulta necesario al no preverse la disposición a corto plazo, por parte de la Armada, de los medios estructurales, de instalaciones, materiales ni personales cualitativos o cuantitativos suficientes para atender la ejecución propia de los trabajos de gestión del sostenimiento de los nuevos submarinos S-80», afirma el Gobierno. Por esta razón, considera determinante atenderlas mediante el «auxilio de la industria».
Este acuerdo marco tendrá una duración de dos años desde su firma, con posibilidad de prórroga de hasta dos años más, y su valor estimado es de 36 millones de euros.
El programa general de los S-80 cuenta con una inversión de 6.000 millones de euros y Navantia es autoridad principal de diseño. El programa de submarinos convencionales oceánicos S-80 de última generación supone para la Armada española situarse entre las mejor dotadas del mundo en cuanto al arma submarina, y para Navantia colocarse entre los diez países capaces de diseñar y construir submarinos convencionales en todo el mundo.
El diseño de estos submarinos, con una eslora de 80,8 metros y un diámetro de 7,3 metros, «se parece más al de una nave espacial que al de un buque en superficie». Como informó El Debate, Navantia realizó a mediados del pasado mes de septiembre «con éxito» las pruebas de aceptación en fábrica del sistema AIP BEST (Bio-Ethanol Stealth Technology)para los submarinos S-80 en una nave instalada para tal fin en el astillero de Cartagena (Murcia), según detalló la empresa en un comunicado. El AIP está pensado para que el submarino pueda operar autónomamente y con gran sigilo durante largos periodos de tiempo, gracias a un revolucionario sistema de propulsión independiente de la atmósfera que le permite generar y almacenar energía eléctrica.
Las instalaciones poseen capacidades únicas en el mercado de defensa, como la simulación de la cota de operación del barco y su velocidad de avance en inmersión o la posibilidad de prueba de la sección completa del submarino que integra el sistema --con 12 metros de eslora y unas 400 toneladas de peso-- antes de su unión al casco resistente.
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