Hablar del submarino S-80 es hablar de uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos de las últimas décadas. Tecnología punta al servicio de la Armada; un buque que modernizará las Fuerzas Armadas. Pero esa nomenclatura también sostiene años de retrasos, sobrecostes de hasta 2.000 millones de euros y un problema fundamental. El submarino, sencillamente, no flotaba. Salvados los contratiempos en la estructura, su motor ha superado con éxito recientemente una prueba de fuego para medir sus posibilidades.
Porque uno de los puntos clave en esta obra de ingeniería es precisamente su motor. Hablamos del sistema de propulsión AIP (Air Independent Propulsion, por sus siglas en inglés). Se trata de una combinación de los sistemas diésel y eléctricos que proyecta gran autonomía a la nave y un mínimo consumo, sin necesidad de obtener oxígeno para su funcionamiento.
Es un proyecto I+D+I en el que han participado instituciones privadas y universitarias. El contratista Técnicas Reunidas se encargó de las principales pruebas para demostrar el correcto funcionamiento del sistema AIP. Lastrado por varios contratiempos y retrasos a lo largo de su desarrollo, por fin superó una prueba crítica.
Técnicas Reunidas desarrolló un sistema AIP a escala que ha funcionado acorde a los planes establecidos. Según adelantó El Confidencial Digital y ha confirmado este diario, su próximo paso será fabricar uno a tamaño real, que será implantado en los submarinos.
Faltaban 10 metross
Como ya contó EL ESPAÑOL, la trayectoria del submarino S-80 está marcada por los sobrecostes. El presupuesto inicial del proyecto era de 2.135 millones; finalmente rondará los 4.000 millones.
El principal contratiempo llegó en los planos de la nave. Las primeras pruebas de flotabilidad, allá por 2012, fueron un fracaso: el submarino se sumergía, pero no lograba flotar. Una empresa estadounidense realizó una auditoría a toda la ingeniería para detectar el origen del problema. La solución pasó por ampliar en 10 metros la eslora del submarino.
Según los datos que manejan desde la Armada, el motor AIP no llegará a tiempo para su instalación en los dos primeros submarinos de la serie S-80, pero sí en los dos siguientes. Habrá que esperar al primer gran carenado de las naves (desmontaje y montaje en su revisión) para que toda la flotilla cuente con este sistema de propulsión.
Desde la Armada se insiste en la necesidad de apostar por proyectos de firma española, pese a los sobrecostes que puedan darse en algunos casos. También en el submarino S-80. Una vez desarrollado el proyecto del S-80, cabe la posibilidad de que se exporte esa tecnología -de forma parcial o en su totalidad- al mercado internacional. De ese modo, se obtendrá un retorno en la economía nacional.
Gonzalo Araluce
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