Fidel Castro se convirtió en el primer mandatario extranjero que subió a la tribuna del Mausoleo de Lenin y fue el único que visitó la base secreta de submarinos nucleares y misiles balísticos intercontinentales en Múrmansk.
Fidel Castro llegó a la URSS el 27 de abril de 1963. Fue un viaje totalmente secreto que realizó en un Tu-114, él único avión soviético que en aquella época era capaz de recorrer la distancia entre Cuba y la URSS sin escalas y reabastecimiento. El avión siguió la ruta norteña, atravesando el Atlántico y sobrevolando el mar de Noruega y el mar de Barents. Nadie sabía cuándo el avión salía de La Habana (de hecho, según una leyenda, Fidel Castro salió de Cuba un día antes de lo anunciado oficialmente), tampoco se conocía su ruta ni esperaban que el avión de Fidel aterrizara en Múrmansk (en vez de hacerlo en Moscú).
El aterrizaje fue difícil, los pilotos tenían que intentarlo dos veces y en el momento en el que tocaron tierra no veían nada, según contaron después.
El viajes fue una gran aventura para Fidel. Al llegar a Múrmansk el líder cubano se dio cuenta de que no llevaba la ropa adecuada y le tuvieron que buscar un buen abrigo y un gorro.
Cómo Fidel Castro asustó a los marinos soviéticos
Nada más bajar del avión, a Fidel le llevaron a ver la Flota del Norte. Hasta el día de hoy, Castro sigue siendo el único mandatario extranjero invitado a visitar los submarinos atómicos y a ver la base secreta de misiles balísticos intercontinentales. Según apareció en el diario Pravda, los marinos soviéticos llevaron a Múrmansk “casi toda la armada soviética” y amarraron al muelle el submarino nuclear más moderno de aquella época.
El líder cubano recorrió el submarino y se quedó maravillado. Pero los militares soviéticos querían impresionarlo aún más y colocaron un misil nuclear en posición de ataque para que el líder cubano viese todo de lo que era capaz el submarino.
La visita de Fidel Castro a la Flota del Norte no pudo pasar desapercibida, sobre todo, por los marinos que servían allí. Cuentan que mientra Fidel recorría el rompehielos nuclear Lenin (el primer rompehielos nuclear en el mundo), se le acercó un joven marinero y le susurró algo al oído. Todos los militares soviéticos se alarmaron, aunque no pudieron entender lo que el marinero le dijo a Fidel. Horas después, el joven confesó a la prensa que había invitado al líder cubano a su boda que se celebraba ese mismo día. Fidel tenía ganas de asistir a la celebración, pero finalmente no pudo ir, ya que su agenda estaba completa.
Pero este no fue en único susto que se llevaron los marinos soviéticos mientras Fidel recorría el rompehielos. Resulta que Fidel iba acompañado por dos guardias cubanos que llevaban cada uno dos granadas (conocidas como limonkas) colgadas del cinturón. Los marinos soviéticos, que iban detrás, temían que estas granadas se enganchasen con algo y explotasen dentro del rompehielos nuclear. Pero afortunadamente nada de esto sucedió.
Cuando Fidel se perdió esquiando
Fidel Castro pasó tres días en Múrmansk. Durante este tiempo vio de todo. Incluso se las apañó “para perderse”. Según cuentan aquellos que le acompañaron en el viaje, a Fidel le gustó más la nieve que los misiles balísticos y los submarinos atómicos. Se emocionaba tanto al verla que una vez se escapó de casa por la noche para “esquiar un poco”. Todos los funcionarios y militares soviéticos encargados de la seguridad de su viaje estaban buscándolo. Incluso llegaron a avisar al KGB de lo sucedido, pero finalmente encontraron a Fidel.
Después de su visita a Múrmansk, Castro se dirigió a Moscú. Así empezó su primer viaje por la URSS, que duró 40 días. Jrushchov quería paliar el enfado del líder cubano por la actuación de la URSS durante la Crisis de los misiles.
Según los testimonios, Castro estaba se puso como una furia cuando se enteró de que Jrushchov iba a retirar los misiles de la isla sin haberlo consultado previamente con él. Moscú buscaba recuperar la confianza perdida de Fidel e hizo todo para que su viaje fuese inolvidable.
RBTH
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