Los nuevos submarinos son necesarios para la seguridad de Israel, reiteró el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en una reunión a finales de noviembre. Los navíos Dolphin, desarrollados por la empresa alemana ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS), estarían destinados a operaciones de espionaje en la costa iraní. También podrían ser utilizados para intervenir en caso de conflicto militar con el país.
Israel dice estar amenazado por Irán, país que no reconoce la existencia de Israel. Además, Netanyahu está en contra del acuerdo nuclear alcanzado con Irán que, según Barack Obama, serviría para que el mundo fuese más seguro. El primer ministro israelí está convencido de que Irán solo tiene como objetivo conseguir armas nucleares. También los submarinos Dolphin de Israel podrían ser armados con cabezas nucleares. Pero para Netanyahu, se trata de "sistemas estratégicos de armamento para garantizar la existencia de Israel en las próximas décadas".
Irán, principal inversor
Sin embargo, esta vez Irán podría beneficiarse también de la compra de los submarinos. Por lo menos financieramente, ya que el archienemigo de Israel es accionista de la empresa alemana desde 1974. Entonces, en la época del Sha, Irán formaba parte del grupo de países aliados con Estados Unidos en Oriente Próximo. Y con las arcas repletas tras la crisis del petróleo, invirtió en todo el mundo y compró el 25% de las acciones de Krupp por 400 millones de dólares.
Tras la revolución islámica y durante el largo conflicto con Irak, la necesidad de dinero obligó a Teherán a vender parte del paquete y conservó el 8%. Pero su participación se redujo aun más en 2003 cuando la Organización Internacional de la Energía Atómica acusó a Irán de estar en posesión de material nuclear. Entonces, Estados Unidos presionó a ThyssenKrupp para que recomprase las acciones, hasta que la participación iraní quedó reducida a menos del 5%.
Actualmente, Irán mantiene el 4,5 por ciento de las acciones. Sin embargo, el accionariado no tiene acceso a información o influencia sobre decisiones de compra. Según explicó ThyssenKrupp a DW, solo recibe sus dividendos.
Un trato polémico
Israel ya posee cinco submarinos Dolphin más otro que se entregará en 2017. Para Mossche Jaalon, ex ministro de Defensa de Israel, esta nueva adquisición no era necesaria: "Me opongo a la compra de tres submarinos más", declaró en noviembre. Finalmente, Jaalon tuvo que renunciar al cargo por una disputa con Netanyahu. Por otra parte, el fiscal general de Israel ordenó una investigación contra Netanyahu por nepotismo. Al parecer, un asesor suyo podría ser también socio de ThyssenKrupp y beneficiarse de los acuerdos. El primer ministro israelí dice no saber nada de tal relación.
También en Alemania hubo críticas sobre el acuerdo de compra. Los submarinos tienen capacidad para armarse con cabezas nucleares, un tema escabroso en una región como Oriente Próximo. Además, aunque Israel nunca confirmó oficialmente estar en posesión de armas atómicas, los expertos internacionales calculan que podría tener entre 100 y 200 cabezas y misiles.
¿Final del acuerdo nuclear?
Para la línea dura de la oposición iraní, la compra de los submarinos podría ser utilizada como argumento para criticar el acuerdo nuclear y al gobierno reformista de Rohani. Una agencia de noticias afín a este grupo incluso mencionó que Israel podría estar preparándose para una guerra atómica.
Por su parte, en base al acuerdo nuclear Irán tendrá que reducir enormemente sus existencias de material nuclear, una limitación que tendrá vigencia durante 15 años. Y ahí es donde la oposición al gobierno podría acusar a Rohani de fracaso e incluso apoyaría las intenciones de Netanyahu de discutir con Donald Trump el final del acuerdo nuclear. Un tema que pondría en dificultades al gobierno de Teherán de cara a las elecciones de 2017 y sabotearía su plan de apertura del país. Según Netanyahu, "hay varias formas de anular el acuerdo” y nadie sabe qué le propondría a Trump, pero sí se sabe que el nuevo presidente estadounidense calificó el acuerdo de "catástrofe" durante su campaña electoral.
Autor: Shabnam Hein
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