17 diciembre 2016

El secreto del submarino C3: así fue el primer ataque nazi en la Guerra Civil

Una diminuta gota que emerge a la superficie solo si el mar está tranquilo y liso como en una bañera. Ante el más mínimo viento o marea, no se observa. Era una gota minúscula que desprendía un fuerte olor a gasoil, como de taller de reparación de vehículos, y surgía de la profundidad del Mediterráneo sureño. Aquella tarde de septiembre de 1997, Antonio Checa pescaba frente a las costas de El Palo, el popular barrio marinero de Málaga. Nada hacía presagiar que en ese momento Checa había empezado a descubrir una parte oculta de la Guerra Civil… sumergida a 68 metros.
La gota, transformada en burbuja y que se expandía sobre la lámina de agua del Mediterráneo, pertenecía al submarino C3, olvidado en un desván de la memoria colectiva. El 12 de diciembre de 1936, un sumergible fiel al Gobierno de la II República se hundió a 3,8 millas de la costa. Lo torpedeó el submarino alemán U34. Este lunes, se cumplen 80 años de aquella tragedia que acabó con la vida de 34 marineros. Solo tres hombres sobrevivieron.
Tripulación del submarino en 1936.
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Tripulación del submarino en 1936.
José María Onieva y Andrés Félez Romero fueron testigos de la tragedia. Onieva vio la columna de humo desde su casa, ubicada en el exclusivo barrio de El Limonar, en el este de Málaga, lleno de villas residenciales de la pudiente burguesía; como en la que vivía su familia y ahora se encuentra cerrada y en venta. En la otra punta de la ciudad, en la zona de la antigua Azucarera, Félez Romero vio y oyó la explosión del C3.
El diario ‘ABC’ (diario republicano de izquierdas) del 13 de diciembre de 1936publica en la página 5 el ataque al C3 tras recibir a las 22:00 del día del ataque una nota del Ministerio de la Marina y Aire. “Esta tarde, a las dos y media, a la altura de Málaga”, narra el diario, “fue torpedeado por un submarino evidentemente extranjero el submarino C3, afecto a la flota republicana. El C3 se hundió”.
El buque tenía un motor averiado, su navegación era lenta, “por lo que su capacidad de inmersión en caso de peligro era muy escasa”, menciona Checa en el número 33 (abril-junio de 2016) de ‘Cuadernos del rebalaje’, editado por la asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega. ¿Qué hacía en la ciudad andaluza? ¿Cuál era su misión? Ejercer de patrulla frente a Málaga “para evitar un bombardeo similar al realizado por buques nacionales en el puerto de Almería el 8 de noviembre y que supuso la voladura de sus depósitos de combustible”, cuenta el almirante José María Treviño en ‘El hundimiento del submarino republicano C3’.

‘Operación Úrsula’, el documental de Hergueta

José Antonio Hergueta dirigió en 2006 el documental ‘Operación Úrsula. El misterio del submarino C3’. Recopiló más testimonios sobre la explosión. El de Julián Almoguera, que en la cercana playa de Pedregalejo vio el humo negro que salía del mar. Rafael Heredia, pescador de El Palo que, siendo apenas un chaval, estaba faenando en aquel momento. “El agua parecía un volcán, ¡aquello pegó un berrido!”, cuenta Heredia. Un último testimonio lo aporta Cristóbal Criado, entonces miembro de las Juventudes Socialistas, que aún recuerda los acontecimientos de una ciudad convulsa.
Foto de archivo de Antonio Checa, quien descubrió el C3. (Foto: Fernando Ruso)
Foto de archivo de Antonio Checa, quien descubrió el C3. (Foto: Fernando Ruso)
El Gobierno de la República esconde el hecho. No era para estar orgullosos. “En pocos meses, pierden toda la flota y lo prefieren disimular. Lo que es increíble es que la explosión la vio todo el mundo y hubo una especie de borrado y miedo”, señala Hergueta. “Cuando entré en la historia, me encontré con secretos, tabúes, autocensura y el miedo a aceptar la realidad; una cierta resistencia con la memoria histórica”, añade el cineasta en declaraciones a El Confidencial.
Hay testigos, pero ni una sola imagen de la explosión. Los tres supervivientes (Arsenio Lidón e Isidoro de la Orden, marineros que estaban en vela, y el capitán que estaba de guardia, Agustín García Viñas) estuvieron horas a la deriva. Un pesquero los recogió y los trasladaron al buque 'Artabro', amarrado en el puerto de Málaga. Fueron interrogados por el jefe de la flotilla de submarinos, Remigio Verdía, quien intenta que declaren que el C3 había explotado “por un fallo interno, al fumar en las baterías, por ejemplo”, relata Treviño. Los tres se niegan.
Este fue el informe de Verdía: "Considero debe descartarse por completo la idea de que el buque fuera torpedeado por las siguientes razones: 1º No se observó la columna de agua de 60 u 80 metros como la que produce un torpedo. 2º No se puede demostrar que la explosión fuera grande porque, entonces, todos los testigos de dentro y de fuera del submarino la hubieran claramente percibido. 3º Ninguno de los que estaban en el puente vieron estela ni periscopio. 4º Ninguno de los pescadores de las proximidades los vieron tampoco. 5º Sobre las cabezas de los náufragos no cayeron restos de la explosión".

Sin reflotación

Pese a los testimonios que observaron cómo se hundía el C3, se perdió toda la consciencia del submarino. “Era tal el pavor y la ‘omertà’, que nadie se atrevía a preguntar qué había pasado”, explica Checa, tras recordar cómo la familia López Morales, hijos de un pescador de arrastre, llamaba a esa zona ‘El submarino’. La historia oficial indicaba que el buque había sobrevivido al ataque alemán y que fue reflotado. El 'nuevo' submarino se denominó 'General Sanjurjo'.
Diecinueve años después de su descubrimiento por Antonio Checa, no hay noticias del C3. Enrique Linde, expresidente de la Autoridad Portuaria de Málaga, y María Teresa Fernández de la Vega, exvicepresidenta del Gobierno, fueron “los únicos políticos que han removido obstáculos a favor del proyecto de rescate, incluso ya estaba previsto un sitio para ubicarlo: junto al muelle Heredia del puerto malagueño" y que sirviera “como símbolo de la historia militar española”, expresa Checa, abogado de profesión, desde su despacho profesional, en la entrevista con El Confidencial. El 6 de febrero de 2003, el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, recordó el homenaje póstumo del grupo aeronaval de la flota, del 18 de noviembre de 1998, para justificar que no reflotaría el submarino.
Tras 80 años en el fondo, se necesitaría que perdiera la carga de electrones porque si se dejara tal cual, se podría deshacer como un terrón de azúcar
Considera Hergueta que la polarización "reflotamiento sí o no" perjudicó al proyecto. "Se puso en contra el Alto Estado Mayor de la Armada, que nunca estuvo cómodo con este asunto”. “Era un episodio que consideraban deshonroso. Veíamos importante que se hiciera para antes de que se murieran los hijos de la tripulación. Sabíamos que el documental restañaría heridas”, cuenta el director de cine a este diario.
El problema de las competencias tampoco ayudó. El submarino se encuentra en aguas litorales, dependientes de la Junta de Andalucía. La propiedad del pecio es del Estado. La reflotación del C3 del fondo del mar costaría 400.000 euros. Harían falta otros 180.000 euros para un tratamiento de electroquímica. “Tras 80 años en el fondo del mar, se necesitaría que el submarino perdiera la carga de electrones que tiene ahora, porque si se dejara tal cual, se podría deshacer como un terrón de azúcar”, precisa el descubridor, que en 2012 fue campeón de España de pesca deportiva. Javier Noriega, historiador y arqueólogo de la empresa Nerea Arqueología Subacuática, se refirió al submarino en ‘Espejo de navegantes', su blog de arqueología naval, como “patrimonio arqueológico subacuático y militar”, además de "tumba de guerra”.
Antonio Checa, junto a familiares de los marineros del C3.
Antonio Checa, junto a familiares de los marineros del C3. 
La Asociación de Familiares de las Víctimas del C3, con sede en Cartagena, de donde procedía el 90% de los fallecidos en el ataque del submarino alemán, se creó en 2002 con la intención de recuperar los cuerpos, darles sepultura y reflotar el pecio. Los familiares de los marineros quieren recuperar los restos, porque durante toda la Guerra Civil y la posguerra “no eran muertos, sino ausentes”. Pensaban que iban a volver, que se habían refugiado en otro país, que el C3 había sobrevivido. Viudas que iban al puerto de Cartagena esperando que llegara el féretro de su marido, hijos que no se acuerdan de su padre“Joaquín había muerto tantas veces que no se acababa de cerrar el duelo. Un desaparecido nunca acaba de morir. Eso es lo más terrible”, dice una de las familias de los marineros en el documental de Hergueta.

Una misión nazi para ayudar a Franco

¿Existía un plan definido para atacar al C3? ¿Fue casualidad? En la cinta se radiografía, con la música del compositor Antonio Meliveo y voz en 'off' de José Coronado, los detalles de la operación Úrsula. Úrsula era el nombre de la hija del capitán de corbeta Karl Doenitz, comandante de la segunda flotilla de submarinos con base en Wihelmshaven y sucesor de Hitler. Willard C. Frank Jr. investigó en los archivos de la Kriegmarine alemana y destapó cómo el Estado Mayor de la Marina alemana inicia en España una operación el 2 de noviembre de 1936 junto a Italia. Ambos países enviaron dos submarinos con el objetivo de destruir buques españoles de bandera republicana.
Alemania e Italia incumplieron el Acuerdo de No Intervención en España, firmado el 8 de agosto de 1936, impulsado por Francia y Reino Unido, y suscrito por 27 estados europeos. “Aquí se hizo más notorio, si aún no había quedado patente, que los nazis ayudaron a Franco en la Guerra Civil”, precisa el abogado malagueño nacido en 1960. En la acción, que fue determinante, no podían cometer ningún error. El blanco tenía que ser fácil. Sin riesgo alguno. Todos los marinos firmaron un pacto secreto “por el que sería alta traición contar alguna vez estas operaciones”. Incluso se les amenazó con la pena de muerte si contaban algo sobre la operación Úrsula.
Frank, docente en Norfolk (Virginia) de altos oficiales y que había sido marino de la VI flota, consiguió de los archivos un documento interno. Era el mensaje nº F.T. 1603 K, enviado por el U34 el mismo 12 de diciembre. “1419 U-Boot C Klass vor Málaga versenkt” (“a las 14:19, hundido un submarino de la clase C ante Málaga”), como figura en el German U-Boat Museum. El documento que consiguió el profesor a finales de la década de los ochenta marcó el inicio de la guerra submarina clandestina. Hacía tan solo un año que Alemania disponía de buques sumergibles con la más avanzada tecnología.
Málaga y el estrecho de Gibraltar fueron clave en ese inicio de la guerra. Todo habría quedado en un golpe si se hubiera protegido el litoral
El profesor estadounidense falleció en 2014. Uno de los momentos más especiales para él fue la presentación del documental ‘Operación Úrsula’ en el cuartel general de la Armada, en Madrid. Fueron 40 altos oficiales, incluido el hijo del almirante Carrero Blanco. “Era un investigador comprometido y que se ofrecía a liberar fantasmas. No se podían ocultar episodios que formaban parte de la historia de una forma natural. Málaga y el estrecho de Gibraltar fueron clave en ese inicio de la guerra, que se podría haber parado. Todo habría quedado en un golpe si se hubiera protegido el litoral”, relata Hergueta.
El cineasta está ahora en otros proyectos. La investigación de Frank permitió recuperar la memoria y los familiares del submarino no han logrado todavía el rescate del sumergible. Checa sigue saliendo a pescar por la zona de El Palo, donde se encuentra sumergido el C3. Los días más tranquilos, ve salir del agua burbujas que dibujan círculos. Y el olor a gasoil, guerra y marineros sin tumba.
Agustín Rivera para el Confidencial.com

3 comentarios:

  1. El artículo de El Confidencial contiene un cúmulo de inexactitudes y errores además de información sin ningún rigor histórico, tanto en lo referente al C-3, y a D.Luis Verdía como a la Flota Repúblicana.

    Empezando por el título el cual es erróneo, ya que el ataque al C-3 no fue el primer ataque nazi en la Guerra Civil; en la propia ciudad de Málaga, el 13 de agosto de 1936, el acorazado gubernamental Jaime I fue atacado por dos Junkers JU52 tripulados por alemanes.

    En segundo lugar la fotografía no está tomada en 1936 tal como aparece publicado, sino en 1932, en Cartagena. La imagen se captó tras las pruebas de la llamada (boya de salvamento Génova). En la torre del submarino, aparece el ministro José Giral Pereira junto a varios marinos.

    Además La flota republicana no se pierde en pocos meses, se pierde al igual que la Guerra, al final de la contienda, en 1939. El grueso de la flota compuesto por los cruceros Libertad, Miguel de Cervantes, Méndez Núñez, destructores Lepanto, Almirante Miranda, Almirante Antequera, Escaño, Ulloa, Gravina, y Jorge Juan, junto a los submarinos C-2 y C-4 se trasladan hasta el puerto tunecino de Bizerta.

    Y así muchos más errroes.

    En referencia a Verdía la información es totalmente inexacta y vulnera su honor. La familia Verdía ha dirigido carta de queja a El Confidencial, la cual no puedo reproducir aquí debido a su extensión.

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  2. Gracias por la información, que queda registrada en los comentarios, de la que no tenia noticia.

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