SALVADOR GONZÁLEZ «Con los nuevos S-80 tendremos garantizada la continuidad del Arma Submarina hasta mediados de siglo». Así lo afirmó ayer el jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema), Jaime Muñoz-Delgado, durante la conmemoración del centenario del Arma Submarina en Cartagena, que estuvo presidida por el Rey Felipe VI, en su primera visita a la ciudad como monarca.
Y es que la nueva serie de submarinos S-80 se encuentra actualmente en proceso de rediseño y construcción en los astilleros de Navantia, tars los problemas iniciarles, aunque se prevé que a finales de año alcance el hito programático Critical Design Review (CDR), dando el visto bueno final al rediseño.
El Ajema realizó estas declaraciones durante su discurso en la parada militar celebrada en el Muelle de Alfonso XII. Durante su alocución, Muñoz-Delgado agradeció a Su Majestad su asistencia y le trasladó el compromiso de la Armada por la defensa de España. «Su presencia nos anima a continuar cumpliendo con nuestro deber», dijo.
Asimismo, el Ajema destacó la labor de las dotaciones de los sumergibles. «Tienen un gran espíritu de sacrificio porque conviven en un espacio reducido sin salir durante largas temporadas en un lugar que no ofrece segundas oportunidades; un error es el error de todos», aseguró.
Muñoz-Delgado también quiso destacar la vinculación de Cartagena con el Arma Submarina, señalando que «no se entiende la historia de la ciudad sin los submarinos» y alabó que «los cartageneros siempre han acogido como propio al personal de la Armada».
Numerosas autoridades acudieron al acto presidido por Don Felipe VI, como el ministro de Defensa, Pedro Morenés; el almirante de la flota de submarinos, Santiago Bolívar; el presidente de la Comunidad Autónoma, Alberto Garre; el presidente de la Asamblea Regional, Francisco Celdrán; la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro (estos tres últimos, en funciones), así como varios concejales del Ayuntamiento y algunos consejeros autonómicos.
Baño de multitudes
También acudieron al acto cientos de cartageneros, pese a que el día amaneció lluvioso, incluso arreció cuando Su Majestad se encontraba visitando la Base de Submarinos en el Arsenal. Los asistentes recibieron a Don Felipe VI entre vítores y aplausos cuando el Monarca llegó, puntual, a la parada militar del puerto que rindió homenaje a los soldados y marinos muertos en acto de servicio.
De hecho, por primera vez, el Rey participó en la entrega de la corona, depositándola junto a la gran bandera nacional del muelle Alfonso XII después de que los asistentes entonaran 'La muerte no es el final' en el momento más emotivo de la jornada. El acto siguió con el rigor militar tradicional y finalizó con un desfile de la tropa ante la mirada del Rey.
Una vez concluida la parada, Don Felipe VI charló con los asistentes, principalmente con Garre, Celdrán y Barreiro (probablemente en su último acto oficial), antes de emprender la marcha hacia el Museo Naval.
Fue en ese trayecto cuando el Rey siguió la tradición de Juan Carlos I y rompió el protocolo acercándose a los asistentes, que festejaron poder darle la mano al Monarca y poder tenerlo cerca. «Siempre ha sido muy guapo», dijo una cartagenera, emocionada.
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