Recuperado por el Estado en 2007, el astillero Tandanor reparó y entregó el submarino San Juan a la Armada argentina. Se espera retomar la construcción del submarino Santa Fe, abandonado en los noventa cuando estaba en construcción.
El astillero Tandanor entregó el submarino San Juan a la Armada argentina. Los trabajos de reparación de media vida del submarino llevaron algo más de cinco años. Mediante un acto oficial encabezado por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, se hizo efectiva la entrega. El siguiente paso será el traslado del submarino a la base naval de Mar del Plata, donde se harán las pruebas de mar, dado que el Río de la Plata no tiene la profundidad necesaria para hacer, por ejemplo, las pruebas de inmersión. El viaje se hará por superficie y llevará tres días en llegar a destino. Su tripulación consta de 36 marinos que esperan ansiosos poder iniciar el viaje.
El astillero Tandanor entregó el submarino San Juan a la Armada argentina. Los trabajos de reparación de media vida del submarino llevaron algo más de cinco años. Mediante un acto oficial encabezado por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, se hizo efectiva la entrega. El siguiente paso será el traslado del submarino a la base naval de Mar del Plata, donde se harán las pruebas de mar, dado que el Río de la Plata no tiene la profundidad necesaria para hacer, por ejemplo, las pruebas de inmersión. El viaje se hará por superficie y llevará tres días en llegar a destino. Su tripulación consta de 36 marinos que esperan ansiosos poder iniciar el viaje.
El submarino llegó al astillero Tandanor en 2007 y su reparación empezó al año siguiente. Para estas reparaciones fue necesario cortar el casco del submarino por la mitad para retirar elementos del interior que no pasan por las dos únicas escotillas de 80 centímetros de diámetro que tiene el submarino. Por ejemplo, se retiraron sus cuatro motores diesel de 1200 kilowatts acoplados a cuatro alternadores de 4000 amperes, su motor eléctrico de 6400 kilowatts y sus 960 baterías. Esta maniobra debió ser llevada a cabo con extrema precisión, ya que la soldadura que se debía realizar para volver a unir las partes necesitaba soportar la presión atmosférica a los 300 metros de profundidad de inmersión, la máxima recomendada para este submarino, que es de 30 kilogramos por centímetro cuadrado, es decir, el peso de un elefante por cada rectángulo de 10 centímetros por 20 centímetros de superficie. Por esta razón, los preparativos para el corte llevaron un mes y la soldadura final un mes de trabajo continuo durante jornadas de 24 horas. También se cambiaron tuberías, cables, el radar de navegación, se hizo la limpieza de todas las piezas del submarino y se hicieron cambios en la computadora primaria que maneja el cálculo de tiro y telemetría, entre otras cosas.
Este submarino, que fue fabricado originalmente en Alemania en los astilleros Thyssen y botado en 1985, tiene un desplazamiento máximo de 2200 toneladas, 65 metros de eslora y puede alcanzar una velocidad de 14 nudos. El casco es de acero HY-80, un tipo de acero especial que garantiza la fuerza para soportar las altas presiones del fondo del mar, pero exige una mayor precisión en los trabajos de soldaduras.
Se espera que este submarino tipo TR-1700 pueda usarse bajo hipótesis de conflicto armado, pero también para proteger los recursos del mar amenazados por buques que realizan maniobras de pesca ilegales.
Esta obra también marca la recuperación del astillero Tandanor, que fue privatizado en 1991, quebrado en 1999 y que, de allí en adelante, resistió en base a 150 trabajadores que no quisieron abandonarlo hasta que en 2007 volvió a ser estatizado y empezó a recuperar sus capacidades. “Salió mucho más barato que la media vida del submarino Santa Cruz, que se hizo en el año 2001 en Brasil, porque no teníamos la capacidad de hacerlo en Argentina”, aclara el doctor Mario Fadel, presidente de Tandanor.
Para encarar la obra se necesitó buscar y contratar a los trabajadores que habían prestado tareas en el astillero en el proyecto de construcción de submarinos de fines de los años setenta y tenían los conocimientos necesarios para hacer los trabajos y capacitar jóvenes que puedan seguir con la tarea. Gracias a esta nueva camada de trabajadores jóvenes y a las capacidades recuperadas del astillero se espera la llegada del submarino Santa Cruz para realizarle tareas de reparaciones varias y mantenimiento general. También se espera que pronto se retome la construcción del submarino Santa Fe, abandonado luego de la privatización de Tandanor, cuando aún estaba en construcción.
Matías Alonso
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