La Marina de Guerra de Rusia
recibirá hacia el año 2020 un considerable refuerzo estratégico nuclear,
en el marco del proyecto Borei.
Se trata de ocho submarinos nucleares armados de misiles balísticos
intercontinentales Bulavá. Tres de los nuevos sumergibles portarán
dieciseis misiles cada uno. Los cinco restantes dispondrán de veinte
misiles. En su versión renovada, el proyecto Borei A arrancó el pasado
30 de julio en los astilleros Sevmash con el inicio de la construcción
del submarino nuclear Príncipe Vladímir, como dijimos en el blog. Borei es una nave de cuarta
generación capaz de navegar a una profundidad de un kilómetro y medio.
Su velocidad máxima bajo el agua es de cincuenta kilómetros por hora. La
tripulación consta de cien personas. La duración máxima de una travesía
autónoma es de noventa días. El submarino está dotado de una cámara de
rescate para toda la tripulación. Se supone que el nuevo sumergible será
más silencioso y tendrá muchas otras ventajas relacionadas con la parte
acústica y los sonares, dice el analista militar Víctor Baranets, del
diario Komsomolskaya Pravda: Hace muchos años que estamos desarrollando en Rusia tecnologías para
detectar la presencia de submarinos enemigos en cualquier parte del
océano mundial a partir del ruido que producen. El proyecto avanza
exitosamente y puede alcanzar su punto culminante con la construcción
del nuevo submarino nuclear. Se supone que el Borei estará dotado de lo
mejor que haya a estas alturas en el mundo en el ámbito de la
hidroacústica. Otro aspecto importante es el ruido del propio submarino.
Cuanto más ruido, tanto más vulnerable es el sumergible y más alto el
riesgo de ser atacado. La baja ruidosidad es una de las grandes ventajas
del Borei, aunque tampoco la única. El submarino ha sido diseñado a
base de los más recientes alcances tecnológicos de la industria naval
rusa.Los nuevos submarinos nucleares con mejores características táctico-técnicas representan un impotrante refuerzo para el componente naval de la fuerza nuclear estratégica de Rusia, señala Víctor Baranets: Veinte misiles no es lo mismo que dieciséis, pero la ventaja no se limita a la cantidad. Los parámetros técnico-tácticos de los misiles también son importantes. Por ejemplo, el alcance. Si es de ocho mil kilómetros o de diez o doce mil. El alcance del misil Bulavá es superior a ocho mil kilómetros. Los nuevos submarinos rusos, sin duda, operarán en el Pacífico y el Atlántico. Para estas áreas, bastaría incluso con tres o cuatro mil kilómetros de alcance, agrega el experto. Hay otro problema que tendrá que resolver el mando militar ruso y es lograr que los submarinos rusos penetren desapercibidos en el área de operaciones, dice el director del Centro de Previsión Militar, Anatoli Tsiganok: Al ingresar en el área de operación, el submarino permanece invisible. Y, siendo invisible, puede asestar un golpe. La capacidad de atacar desde la profundidad del mar, que posee el submarino, es lo que alerta, en primer término, al potencial enemigo.
Según expertos, la aparición de un mayor número de novedosos submarinos nucleares dotados de misiles balísticos intercontinentales en las profundiades del océano mundial es un poderoso factor de disuación nuclear. Analistas militares también sostienen que el nuevo escudo antimisiles en Europa difícilmente serviría de obstáculo para los nuevos misiles estratégicos capaces de alcanzar una velocidad hipersónica y cambiar de trayectoria.
La Voz de Rusia
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