Pablo Pino
Román Santiago Pidre
27/09/2016 17:54
Han pasado casi 30 años desde el estreno de El chip prodigioso y la posibilidad de reducir a Dennis Quaid al tamaño de una molécula sigue pareciéndonos igual de absurda. Aquella película del creador de los Gremlins carecía de toda pretensión científica pero, sin embargo, acertó en uno de sus presagios más alocados: en que los viajes de "submarinos microscópicos" a través del cuerpo humano llegarían a ser posibles.
La culpa de que tan fantasiosa premisa se haya tornado realidad la tiene Leticia Hosta-Rigau, una barcelonesa de 35 años que acaba de conseguir una beca de 1'3 millones de euros para dirigir un ambicioso proyecto en la Universidad Técnica de Dinamarca. "Hemos creado unas cápsulas, similares a unos diminutos submarinos, que transportan fármacos en su interior. Se inyectan en las venas y viajan a través del torrente sanguíneo en busca de células enfermas para repararlas", explica la nanobiotecnóloga, que el año pasado ganó el premioL'Oréal-UNESCO a las Mujeres en la Ciencia.
Los submarinos de Hosta-Rigau están recubiertos de un material que detecta las células enfermas -ya que éstas se expresan de forma diferente a las sanas- y, cuando las encuentran, los submarinos se enganchan a ellas y las células los devoran en un proceso llamado endocitosis. "Es ahí cuando se libera su medicamento", cuenta la experta, que incide en que todavía se encuentran en fase de experimentación: "Actualmente estamos estudiando su potencial y viendo hasta dónde podemos llegar con ellos en el ámbito de la biomedicina".
La línea de investigación seguida por el equipo de la española, conocida con el sobrenombre de drug delivery (entrega de fármacos), forma parte de la rama de la nanomedicina que no se dedica a buscar medicamentos nuevos, sino a dirigirlos de forma específica hacia su destino final. Sin embargo, a pesar de que en los últimos años cada vez más científicos han empezado a explorar este método de trabajo, el grupo de investigación de Hosta-Rigau, formado por cuatro compañeros, es el único en el mundo capaz de producir cápsulas con diferentes compartimentos separados. "En terapias para muchas enfermedades actuales, como el cáncer, no se receta un solo medicamento, sino varios", explica la barcelonesa. "Nosotros ofrecemos cápsulas para colocar diferentes componentes incompatibles, para que no interactúen entre ellos y no se vean degradados", añade.
Fue la propia naturaleza la que inspiró a los científicos a la hora de concebir su particular chip prodigioso. "Tuvimos en consideración, sobre todo, a las células eucariotas, que se caracterizan por realizar sus funciones en orgánulos (compartimentos) separados", recuerda. "Existen numerosas enfermedades congénitas provocadas por células cuyos orgánulos no funcionan. Así que se nos ocurrió administrar orgánulos artificiales a estas células deficientes, para buscar así un tratamiento a enfermedades congénitas". Y, de momento, lo están logrando. Al fin y al cabo, Dennis Quaid no siempre puede arreglarlo todo.
http://www.elmundo.es/papel/futuro/2016/09/27/57ea487946163f495f8b4627.html
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