En 1797 el norteamericano Robert Fulton (n. Condado de
Láncaster, Pensilvania, 14 de noviembre de 1765 - † Nueva York, 24 de febrero
de 1815), un artista e inventor reconvertido en ingeniero, viajó a Francia,
donde el marqués Claude de Jouffroy había construido un barco de vapor
propulsado mediante ruedas de paletas en 1783. Ahí comenzó a experimentar con
torpedos submarinos y torpedos navales y le ofreció a Napoleón los planos de su
sumergible Nautilus. Se lo rechazaron por lo menos en dos ocasiones; pero por
fin, frente a sus continuos argumentos y
razonamientos, se le dio permiso para construir su submarino en los astillero
Pierrer de Rouen y Napoleón, que estaba obsesionado por el poderío naval de
Inglaterra y por la presencia de la flota inglesa en el canal de la mancha, le
concedió a Fulton una asignación para construirlo. Fulton aunque se movía por el
motivo del dinero, tenia la atruista idea que el submarino –el arma definitiva-
podría crear un punto muerto tal en la guerra naval que los paises no tendrian
más remedio que tener que vivir en paz entre ellos. Fue probado en el Sena y
después en el mar llegando a la profundidad de 7,6 metros, con la
intención de atacar algún navío de la flota inglesa pero nunca pudo entrar en
combate: sea por casualidad o por ser avistado y esquivado no pudo nunca
aproximarse a ningún barco a pesar de las recompensas prometidas por napoleón
en caso de hundir alguno.
El buque que conocemos fue el 2º intento y era sumamente
ingenioso y muy fuera de serie en términos tecnológicos para su época; al estar
hecho de cobre sobre un armazón de hierro, fue también el primer submarino
metálico. El Nautilus tenía una silueta de un cigarro puro y llevaba una
torreta de mando en forma de cúpula con escotilla de cristal inmediatamente a
popa de esta torre llevaba un mástil que se levantaba para navegar en
superficie. Tenía 6,4 m
de largo y 1,8 de diámetros. Manejado
por 3 hombres iba propulsado por una manivela manual colocada en medio del
barco, que hacia girar una hélice a popa mediante un sistema de engranajes. Un
tubo hueco de hierro servia a la vez de quilla para darle estabilidad y para
controlar la flotabilidad de los depósitos de lastre y llevaba bombonas con
aire de reserva para respirar en inmersión. Su funcionamiento era muy similar
al del Turtle aunque sus formas hidrodinámicas eran superiores a este y su arma
estaba en la misma línea de la inventada por Bushnell, si se exceptúa que la
mina se hacia estallar con un francotirador que actuaba sobre un sistema de
percusión y no con un temporizador de relojería, consistía en un "torpedo
remolcado" (carga explosiva) que se enganchaba a la quilla del buque
enemigo mediante un cáncamo por el que se deslizaba la driza del torpedo..
A pesar de una serie
de demostraciones hechas con éxito, Fulton no pudo convencer a Napoleón para
continuar sus experiencias, incluso la marina francesa rechazó el invento por
considerarlo una forma bárbara de hacer la guerra: el almirante Decres
(ministro de la Marina
Francesa) ya se había referido al invento como “apropiado
sólo para argelinos y piratas” y fue secundado en los ambientes de poder. Al final
en 1804, Napoleón decidió que Fulton era un charlatán y un aventurero y que no
se le hiciera caso. Después del fracaso en Francia, Fulton ofreció Nautilus a
Inglaterra, pero el almirantazgo británico también lo rechazó por estimar que
el submarino representaba una forma de guerra que de tener éxito podría acabar
con el poderío naval inglés. En junio de 1802 el ministro británico solicitó
una comisión para evaluar el proyecto del submarino de Fulton. La comisión la
integran Sir Joseph Banks, Mr. Canvesdih, Sir Home Riggs Popham, el Mayor
Congreve y Mr. John Rennie. La comisión tras varias semanas de trabajo
determina que el proyecto es impracticable
Esta nave realizó varias pruebas en Rouen, en l'Havre y más
tarde durante el verano de 1801 en Brest, donde permaneció 5h sumergido, al
final se extravio cuando se dirigía a Cherburgo por mar. Posteriormente, Fulton
construyó otra nave (The Mutte) que fue un fracaso para los EEUU.
Nacho Padró
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