17 junio 2013

El Deepsea Challenger (DCV 1) de James Cameron



Deepsea Challenger (DCV 1) es un sumergible de inmersión profunda de 7.3 metros diseñado para llegar al fondo del abismo Challenger. El 26 de marzo de 2012, el director de cine Canadiense James Cameron pilotó el submarino para lograr esta meta, convirtiéndose así en el primer ser humano en llegar al abismo Challenger en un vehículo tripulado por una sola persona. Construido en Sídney, Australia por la empresa de investigación y diseño Acheron Project Pty Ltd, y  diseñado por James Cameron y Ron Allum para conseguir llegar a la máxima profundidad del Abismo Challenger a 10.908 metros de profundidad, en una inmersión de más de 4h, conseguida el 18 de marzo, 2012, el Deepsea Challenger incluye equipo científico para toma de muestras, así como cámaras tridimensionales de alta definición. Alcanzó el punto más profundo del océano tras cerca de unas dos horas de descenso desde la superficie.
 
Esquema del Deepsea Challenger
El sumergible cuenta con una esfera para el piloto que mide 1.1 metros de diámetro, lo suficientemente grande para un solo tripulante. El mando es una esfera de 109 cm diámetro de acero de 6,35 cm de grosor y se encuentra aislada del exterior por una escotilla de 180 kg La esfera, fue sometida a pruebas en una cámara de presión en la Universidad Estatal de Pennsylvania para verificar su capacidad para soportar los 114 MPa de presión requerida. La esfera se ubica en la base del vehículo de 11.8 toneladas; el vehículo opera en posición vertical, y lleva 500 kg de lastre de acero que le permiten hundirse hasta el fondo, y cuando se libera, ascender a la superficie. Si el sistema de liberación del lastre falla, dejando al vehículo varado en el fondo del mar, existe una válvula de respaldo de liberación galvánica, diseñada para corroerse en el agua salada tras un cierto período de tiempo, permitiendo al submarino subir a la superficie automáticamente. 

El Deepsea entrando en el mar.
El Deepsea Challenge pesa menos de un décimo que su predecesor de hace cincuenta años, el batiscafo Trieste; el vehículo moderno lleva también considerablemente más equipo científico que el Trieste, y es capaz de ascender y descender más rápidamente, esto se consigue gracias a una espuma sintáctica (espuma con microesferas de vidrio en resina epoxi) que le permite soportar las grandes presiones del fondo.

Nacho Padró

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