(FNM)
El 1º de junio pasado, entró en servicio el último submarino de ataque
de propulsión nuclear de la clase Virginia, el USS “MISSISSIPPI”
(SSN-782).
Con
un costo superior a los USD2.000 millones, la nave de 7.800 toneladas,
tiene una eslora de 114.9 metros, y una manga de 10.36 m. Su velocidad
máxima supera los 50 km/h y puede sumergirse más allá de los 800 pies
(245 metros).
Como
submarino de ataque, el USS “MISSISSIPPI” está diseñado para desempeñar
roles operacionales convencionales y no convencionales.
En
sentido tradicional, el submarino puede conducir operaciones
antisuperficie y antisubmarinas estándar con sus misiles de ataque
Tomahawk (12 tubos de lanzado vertical), y sus torpedos avanzados MK-48
(cuatro tubos lanzadores de 21 pulgadas), así como con sus minas móviles
desplegables.
El nuevo submarino, sin embargo, es también capaz de realizar operaciones que la mayor parte de sus predecesores no pueden cumplir. De particular significación es la inigualada y singular capacidad de operar sigilosamente en inmersión, con características que hacen extremadamente difícil su detección a través de las operaciones de colección de inteligencia directas.
La
unidad está equipada con capacidades acústicas para limitar la
detección de su firma, sistemas automatizados de reconocimiento de
torpedos, y los más modernos sistemas de guerra electrónica, respaldados
por sistemas de procesamiento y control de datos optimizados.
En
suma, el nuevo submarino ha sido dotado con una gran cantidad de
avanzados sistemas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, para
facilitar su empleo global en operaciones convencionales, asimétricas y
de guerra irregular.
El
USS “MISSISSIPPI” puede operar en aguas poco profundas para apoyar
operaciones de fuerzas especiales, transportando y desplegando Vehículos
de Despliegue SEAL, así como sus propios minisubmarinos.
La
capacidad para operar en las denominadas “aguas marrones” de áreas
costeras hostiles, y la posibilidad de despachar vehículos submarinos de
control remoto, convierte a la unidad en una efectiva plataforma
clandestina para operaciones especializadas, particularmente para
conflictos de baja intensidad, o para el desarrollo de misiones
altamente sensibles y que requieren máximo velo.
Los
reactores Virginia están diseñados para ser cargados una sola vez, con
un abastecimiento de combustible para 33 años, que puede generar hasta
40,000 caballos para propulsión y la electricidad necesaria para el
barco y sus 132 tripulantes.
El
“MISSISSIPPI” es el noveno de los 10 submarinos del Bloque II de la
Clase Virginia. Está prevista también, la construcción de otros ocho
submarinos (Bloque III), con algunos cambios de diseño y nuevas
tecnologías.
Los
EEUU cuentan actualmente con tres clases de submarinos nucleares de
ataque (SSN). La mayor parte corresponde a los “Clase Los Angeles”, de
6.900 toneladas. Se construyeron 62 submarinos de este tipo, de los
cuales hay 41 todavía en servicio. Armados con cuatro tubos de torpedos
de 21 pulgadas, transportan 26 armas para esos tubos, ya sean torpedos
Mk 48 o misiles crucero BGM-109 Tomahawk. Los últimos 31 submarinos de
esta clase, incorporaron sistemas de lanzamiento vertical (VLS) Mk 45,
que transportan otros doce Tomahawks. Si se construyera hoy, este último
modelo de la clase Los Angeles costaría alrededor de USD 1.500 millones
cada uno.
Con
el propósito de reemplazar a la clase Los Angeles, se previó la
construcción de 29 submarinos de 9.000 toneladas de la Clase Seawolf.
Pero los Seawolf resultaron ser muy caros. Y solamente se construyeron
tres. Fueron diseñados para la Guerra Fría, con capacidad para
transportar 50 armas (torpedos, misiles crucero o misiles antibuques
Harpoon) para ser lanzados con sus ocho tubos de 26 pulgadas. Los
Seawolf eran más rápidos (velocidad máxima superior a los 60 km/h) y
mucho más silenciosos que los Los Angeles.
Para
reemplazar a los Seawolf no construidos, se diseñó la Clase Virginia.
Se los concibió con la dimensión del casco de los de la clase Los
Angeles, y con gran parte de la tecnología de la Clase Seawolf. Los
submarinos de la Clase Virginia terminaron costando cerca de la mitad de
los Seawolfs. Pero esto fue en gran medida posible porque los
“Virginia” utilizaron muchas de las nuevas tecnologías desarolladas para
la clase “Seawolf”.
Por Timothy W. Coleman
Adaptado al español por NUESTROMAR. Fuente: Strategypage; 11/06/12
22/06/12
FUNDACIÓN NUESTROMAR
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