“Los papeles secretos del ARA San Juan”, el trabajo que de manera exclusiva presenta Infobae, está basado en las 240 fojas elaboradas por el auditor militar comodoro Ricardo Daniel Méndez y que es la base de las acusaciones que pesan sobre los ocho oficiales de la Armada llevados al Consejo General de Guerra que en este momento se desarrolla a puerta cerrada y en el más estricto hermetismo en el edificio Libertador, sede del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
El dictamen es “confidencial”, así se señala en cada una de sus páginas y las copias que del informe circulan están cruzadas con una leyenda en color celeste que lo elevan al carácter de “secreto”.
¿Qué ocurrió?, ¿Cómo? y ¿Por qué tuvo lugar eI siniestro?
A partir del punto 2.15 y bajo el subtítulo de “HECHOS”, el militar, antes de comenzar a dar cuenta de la sucesión de eventos que terminaron en tragedia, entiende que: “El naufragio del Submarino ARA San Juan se ha convertido en una de las mayores tragedias que ha sufrido la Armada Argentina. La lamentable pérdida de la vida de sus 44 tripulantes -en cumplimiento de un acto del servicio- ha conmovido no sólo a sus familiares y al ámbito castrense sino a la sociedad en su conjunto e inclusive ha transcendido las fronteras de nuestro país, habiendo recibido muestras de solidaridad y colaboración en su búsqueda por parte de numerosos países”.
A párrafo seguido abunda: “Por ello, es necesario dar una respuesta acorde a la magnitud del acontecimiento, teniendo especialmente en cuenta la consideración que merecen tanto la memoria de las víctimas de tan lamentable hecho como sus familiares”.
A partir de esas expresiones, el comodoro, que contó con la colaboración de submarinistas y especialistas en la materia, asegura que a lo largo del sumario “deberá darse respuesta a diversos interrogantes que se presentan a esta instrucción que son de fácil enunciación, pero sumamente complejos a la hora de brindar una respuesta: ¿Qué ocurrió?, ¿Cómo? y ¿Por qué tuvo lugar eI siniestro?”
En el punto 2.20 el comodoro Méndez, suscribe una afirmación que los abogados de los imputados toman como propia, y entienden que es casi una expiación de culpa.
“Como dato inicial, cabe consignar que al momento de zarpar de la Base Naval Mar del Plata, el submarino ARA San Juan se encontraba administrativamente en condiciones de navegabilidad, de acuerdo a la información oficial colectada, si bien contaba con numerosas novedades, algunas de las cuales afectaban su operación para determinadas actividades”.
En el siguiente punto, el auditor sostiene: " También se desprende de lo actuado que el submarino ARA San Juan, de acuerdo a la documentación oficial, se encontraba en condiciones de dar cumplimiento a la orden de operaciones para la cual estaba afectado en ocasión de producirse el siniestro en el que se produjera su naufragio, afín en situaciones meteorológicas desfavorables como las verificadas en este caso”.
¿Pero si eso es así, por qué terminó a 900 metros de profundidad? ¿Y estaba preparado el personal a bordo para superar una situación de emergencia?
Las respuestas a los interrogantes llegan a los pocos párrafos: “En cuanto al estado de adiestramiento de la tripulación del submarino, siempre siguiendo la documentación oficial que ha sido adjuntada, el mismo era el adecuado para la actividad ordenada, haciendo especial hincapié que durante el año 2017 se había cumplido con una actividad naval superior a la de años anteriores, lo cual hizo que se alcanzaran niveles de ACEPTABLE en Tácticas y DESEABLE en Técnicas, todo lo cual permite inferir que la tripulación del submarino ARA San Juan había alcanzado estándares superiores a los registrados en años anteriores”.
¿Entonces que sucedió?
A partir del punto 2.23 el dictamen del auditor relata: “Del análisis de los elementos obrantes en el expediente surge como implícito que los sucesivos recortes presupuestarios que han venido aplicándose a la actividad militar en las últimas décadas y en particular a lo atinente a la naval han afectado sensiblemente el rendimiento de los buques de la armada nacional y en particular en el caso del submarino ARA San Juan”
“Sin embargo -relativiza el instructor- las diversas novedades detectadas, las insuficiencias operativas resaltadas por los informes acompañados en las presentes actuaciones no se habrían traducido en impedimentos para la navegabilidad en este caso concreto del submarino ARA San Juan”.
Dicho esto el sumario especifica que Inspección General de la Armada (ISGA) “enumeró una serie de hallazgos detectados en la nave, ninguna de las cuales ostentaba el carácter de‘riesgo institucional’ no obstante lo cual analizadas en su conjunto constituían limitaciones sensibles para el desempeño en navegación del submarino. Es decir, si bien no impedían navegar al buque o lo inhabilitaban para ello, venían a instalarle una serie de aspectos restrictivos a las condiciones originales de la nave”.
A partir de ese reconocimiento, el primero sobre el estado en que se encontraba el submarino antes de zarpar, el auditor comienza a razonar sobre quienes conocía las “limitaciones sensibles” que tenía el navío.
“Este informe es de trascendental importancia porque fue aprobado por el Jefe del Estado Mayor de la Armada quien por ello se encontraba —al menos al mes de enero de 2017- en perfecto conocimiento de la situación operativa en que se encontraba el Submarino ARA San Juan”.
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