13 septiembre 2019

El submarino Isaac Peral: La atroz historia del primer sumergible español

un 8 de septiembre de 1888, se botaba en aguas de San Fernando (Cádiz) el primer submarino de la Armada española. Su inventor, un miembro de la marina llamado Isaac Peral.
El sumergible, de 21 metros de eslora, era capaz de navegar gracias a un acumulador eléctrico que suministraba energía y dos hélices de giro vertical, que funcionaban al mismo tiempo que un tanque se llenaba de agua sirviendo de lastre.  No obstante, el gran éxito de la nave creada por Isaac Peral fue la utilización de dos hélices horizontales que se eran usadas mientras el submarino navegaba por debajo del nivel del mar.
Las pruebas oficiales no comenzaron hasta febrero de 1889, y en ellas, la nave demostró que podía sumergirse hasta una profundidad de diez metros, permanecer inmersa durante una hora y disparar con éxito sobre un objetivo lejano. A pesar de los resultados, la valoración política resultó negativa y en 1891, el ministro de Marina Antonio Cánovas del Castillo, siguiendo el dictamen del Consejo Superior de la Armada, trasladó a Isaac Peral un escrito que había presentado el 11 de noviembre de 1890 su predecesor en el cargo, José María Beránger Ruíz de Apocada, al consejo de ministros. Escrito en el que se le exigía al comandante del torpedero submarino la entrega del buque.
Un año más tarde el submarino era desmontado por partes quedando únicamente el casco vacío y cubriendo el polvo durante cuarenta años en el Arsenal de la Carraca, un centro militar localizado en la localidad gaditana de San Fernando.
No fue hasta el año 1929 que el casco del sumergible volvía a ver la luz. Todo ello fue gracias al almirante Mateo García de los Reyes, que logró recuperar el casco y remolcarlo hasta Cartagena, la ciudad en la que nació Isaac Peral y en la que se instaló en tierra frente a la Base de submarinos en 1930.
El 1 de diciembre de 1965, a petición del Ayuntamiento de Cartagena, pasó a constituirse monumento popular  en la plaza de los Héroes de Cavite. Allí permanecería hasta el año 2002, año en el que sería nuevamente trasladado hasta una fuente ubicada en el Paseo Alfonso XII, junto al puerto deportivo, tras la remodelación del paseo marítimo de la ciudad.
El 15 de diciembre de 2012 el cuerpo del primer sumergible español sería reubicado una vez más. En esta ocasión a una sala del arsenal militar, dependiente del Museo Naval de Cartagena, para su restauración. Sala que fue abierta al público en septiembre de 2013 y en la que todas aquellas personas que se acerquen podrán contemplar el primer submarino de la Armada española.

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