Brasil avanza en la construcción de cuatro submarinos convencionales y en un quinto a propulsión nuclear. Folha de Sao Paulo ha informado recientemente que el proyecto, en cooperación con Francia, ha logrado superar los obstáculos de financiación y que el primer submarino, bautizado Riachuelo, será botado a mediados del 2018. Otros tres, Humaita, Tonelero y Angostura, lo serán en 2020, 2021 y 2022 respectivamente. El quinto, a propulsión nuclear, llamado Álvaro Alberto en recuerdo al vicealmirante pionero del programa nuclear del Brasil, en 2029.
La nota periodística enfatiza que el reactor nuclear del Álvaro Alberto será de origen tecnológico autónomo. La información indica que se han completado las pruebas de esfuerzo y funcionamiento de la turbina impulsada por el vapor generado por el calor procedente de la fisión nuclear que abastece al generador de energía eléctrica utilizada en el motor del submarino. La turbina habría alcanzado la velocidad de 3593 revoluciones por minuto con una temperatura de hasta 240 grados. Asimismo, señala que Brasil completó el ciclo de combustible nuclear, lo que permite inducir que ha logrado enriquecer uranio a los niveles correspondientes con las necesidades y las particularidades de la propulsión nuclear naval.
De acuerdo con la información técnica, los reactores nucleares navales en general son del tipo reactor de agua presurizada y tienen alta densidad de potencia. Algunos funcionan con uranio de bajo enriquecimiento, lo que requiere frecuentes recargas, y otros lo hacen con uranio altamente enriquecido para no repostar combustible durante toda la vida del submarino. La larga vida del núcleo es posible por el relativamente alto enriquecimiento de uranio y por incorporar un veneno nuclear quemable en los núcleos que se agota progresivamente como un acumulado de productos de fisión y de actínidos menores.
Las ventajas de rendimiento de un submarino nuclear sobre los convencionales son considerables. Por un lado, aumenta de manera significativa la autonomía o el radio de acción. Por otro, no necesita de la presencia de oxígeno para el proceso de combustión, como sucede en un motor diesel convencional, lo que permite la permanencia en el tiempo sin subir a superficie en patrullas oceánicas de larga duración. Otra ventaja, entre otras de carácter militar, es en general la velocidad de navegación, ya que con un reactor nuclear siempre se puede navegar a pleno rendimiento, mientras que en un submarino convencional a mayor velocidad de navegación sumergida, mayor y más rápido consumo de baterías, con lo cual se reduce el período de inmersión.
La nueva versión del Libro Blanco de la Defensa del Brasil, un documento del 2016 que actualiza políticas, medidas y procedimientos en materia de defensa, destaca que el programa del submarino nuclear es estratégico, por ejemplo, para proteger la capa presal que guardan reservas de hidrocarburos. Ya el primer documento del 2008 enfatizaba la importancia del proyecto en el contexto de la necesidad de desarrollar mecanismos para asegurar el Amazonas y el Atlántico meridional.
El programa de la construcción de los cinco submarinos, en particular el que utiliza la propulsión nuclear, ubica a Brasil en una posición de privilegio y prestigio científico y militar como actor global. Un submarino a propulsión nuclear significa per se un importante potencial geoestratégico. En este sentido, resulta destacable la perseverancia y los esfuerzos tecnológicos realizados en el Centro Experimental Aramar (CEA), que forma parte del Centro Tecnológico de la Marina del Brasil en San Pablo (CTMSP), como la acción diplomática emprendida para alcanzar los objetivos geopolíticos propuestos oportunamente.
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