Una explosión en el submarino argentino ARA San Juan. Eso fue lo que comunicó hoy por la mañana, en su primer parte oficial, el portavoz de la Armada, Enrique Balbi. Como había hecho ayer, cuando anunció que se había encontrado una “anomalía hidroacústica” y luego aseguró que se trataba de “un ruido”, el funcionario militar se sirvió de varias palabras para describir el fenómeno: “Se detectó un evento anómalo singular corto violento no nuclear consistente con una explosión”. Al final de su conferencia de prensa, cuando le preguntaron si se trataba de una explosión, Balbi reconoció: “De acuerdo a este informe, sí”.
Ocurrió el miércoles 15 a las 10.31, tres horas después de que el submarino ARA San Juan, con 44 tripulantes abordo, se comunicara por última vez. Fue en una zona del océano que coincide con la ruta que la nave debía realizar hacia Mar del Plata. La Armada no confirmó ni descartó que esa explosión proviniera del submarino pero, minutos después del anuncio, Itatí Leguizamón, esposa de uno de los tripulantes, aseguró: “Ya no tengo esperanzas”.
La Armada no confirmó ni descartó que la explosión proviniera del submarino pero Itatí Leguizamón, esposa de uno de los tripulantes, aseguró: “Ya no tengo esperanzas”
La detección de la explosión fue tras una investigación en el Atlántico Sur de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, que tiene sede en Austria. Rafael Grossi, embajador argentino en Viena, le comunicó el hallazgo durante la madrugada de hoy al Canciller Jorge Faurie, quien lo transmitió al ministro de Defensa, Oscar Aguad, y a las máximas autoridades de la Armada.
Antes de que Balbi diera el parte, los familiares de los tripulantes recibieron la información en la base naval de Mar del Plata: algunos se abrazaron, algunos gritaron, otros forcejearon con los oficiales que intentaban contenerlos, una chica se tiró al suelo para llorar.
Según detalló Balbi, la explosión informada desde Austria coincide con la “anomalía hidroacústica” -el ruido- informado desde Estados Unidos el martes: ocurrieron a la misma hora. La zona también es coincidente: unos 48 kilómetros al norte del último lugar en el que el submarino logró comunicarse, a la altura del golfo San Jorge, a 432 kilómetros del continente. Ese punto es el que centraliza una búsqueda que tiene 125 kilómetros de radio.
Hay seis buques, entre argentinos y extranjeros que realizan un “mapeo” del fondo marítimo; tres aeronaves rastrean la presencia del submarino a través de sensores de sonoboyas; y tres destructores y una corbeta, con sus sonares y teléfonos sub-acqua, también intentan detectar el ARA San Juan. Además, ya trabajan en la zona cuatro vehículos sumergibles a control remoto de la Marina estadounidense. Uno de ellos puede rastrear hasta los 1.500 metros de profundidad. Este fin de semana llegará también un mini-submarino que se sumerge hasta 600 metros. El vocero de la Armada sostuvo que, en el radio de búsqueda, hay zonas en la plataforma continental en las que la profundidad promedio es de 200 metros, y otras, más allá del talud, en las que alcanza los 1.000, 2.000 y hasta 3.000 metros.
”Más allá del talud, no se puede encontrar el submarino. Si un submarino cae más allá de la plataforma continental es porque su tripulación llegó sin vida o inconsciente o incapacitada para largar el lastre antes de ese momento. Si no, se reemplaza el peso que ejerce el agua en los tanques que el submarino llena para poder hundirse y flota. Y si eso falla, se libera de contrapesos mecánicos como fierros para lograr emerger”, explicó a ClarínFernando Morales, perito naval y vicepresidente de la Liga Naval Argentina. Según detalló, por tratarse de embarcaciones militares, los submarinos no tienen caja negra “porque eso implicaría un peligro en caso de caer en manos enemigas”. En ese sentido, no hay una pieza específica que permita descifrar un peritaje.
”Sería bueno encontrar los compartimentos de las baterías del ARA San Juan, eso permitiría saber qué pasó”, aseguró. Ese fue el compartimento averiado, según comunicó el comandante del submarino antes de que se perdiera su rastro. Según Morales, “puede haber una explosión en el cuarto de baterías, que si no es de gran fuerza y no parte el submarino por la mitad pero elimina gas cloro, que es letal; a la vez, un incendio en el área de baterías puede generar la explosión de un tanque de combustible”. En ambos casos, sostuvo el perito, la onda expansiva y el ruido de esa explosión puede ser registrada por la tecnología dispuesta en el océano.
En su última comunicación oficial, hoy a la tarde, el portavoz de la Armada insistió en que “se mantiene la búsqueda hasta localizar al ARA San Juan y a nuestros 44 tripulantes” y aseguró que “ninguna unidad de la Armada zarpa o decola si no es en condiciones operativas normales”. Consultado por las reacciones de los familiares de la tripulación, dijo: “Los entendemos, pero la Armada está haciendo lo humanamente posible”.
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