Un submarino concebido y creado en Cataluña, el Ictineu 3, uno de los dos únicos de Europa que puede descender a 1.200 metros con tres pasajeros, ha confirmado la existencia de construcción naval ibérica en el siglo I a. C. durante la exploración del yacimiento Cala Cativa I en aguas de Port de la Selva (Girona).
La primera campaña científica del Ictineu 3 ha sido presentada hoy por los responsables del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña (CASC), que han destacado el nuevo horizonte que se les abre con esta herramienta, ya que los equipos autónomos de submarinismo sólo les permitían trabajar a 50 metros bajo el mar.
El submarino ha participado en las labores que el CASC desarrolla en Cala Cativa I, donde se encuentra esa barca de apenas diez metros de eslora que se hundió a 30 metros de profundidad frente a la costa de Port de la Selva, en pleno Cap de Creus, en el siglo I a.C.
Según el director del CASC, Gustau Vivar, los trabajos realizados en este yacimientos confirman lo que se había intuido en otro situado en el vecino Cap del Vol: que había en esa época "una construcción naval propiamente ibérica".
La arqueología subacuática en Cataluña arrancó precisamente en Cala Cativa I de la mano de un vecino de Port de la Selva, Romualdo Alfaras, que fue pionero al contratar a buscadores de coral para realizar inmersiones en los restos de la barca y sacar ánforas de su interior a la superficie.
Según Gustau Vivar, Alfaras pretendía conocer "la historia del barco" además de extraer su contenido y, cuando fue instado a hacerlo, venderlo y repartir ganancias por la Capitanía Marítima, decidió abandonar el proyecto.
"En este yacimiento, que es el origen de todo, hemos querido iniciar la colaboración con el Ictineu 3, que permitirá el inicio de un nuevo futuro", ha señalado Vivar en Port de la Selva.
Para el director del CASC, "a partir de ahora, a los arqueólogos se les abre una nueva frontera, al pasar de los 50 metros a los 1.200, prácticamente la profundidad de todo el litoral catalán".
"Ahora sí dispondremos de las herramientas para documentar todos los restos que tenemos en nuestras costas, por primera vez se nos abren nuevas expectativas superiores a las empresas privadas que hasta ahora disponían de robots que servían para la caza de tesoros", ha subrayado Gustau Vivar.
Vivar ha detallado que se ha comenzado a planificar los protocolos de actuación que se utilizarán entre el submarino y los arqueólogos.
Desde el CASC, sus responsables esperan que el presupuesto de que dispondrán en el futuro les permita una colaboración continuada con el Ictineu 3, cuyo director, Pere Forés, que lo es también de la empresa que lo ha construido, Ictineu Submarins, ha manifestado su satisfacción por el éxito de esta primera campaña científica.
Forés ha destacado que el submarino es el noveno en el mundo en capacidad de descenso con la mitad de peso que el resto de integrantes de esta clasificación.
El director ha precisado que, durante los trabajos con los arqueólogos, Ictineu Submarins ha aprendido "cómo se trabaja en este campo en el fondo del mar" y que los integrantes del CASC han tomado conciencia de las labores que podían desarrollar dentro de un ingenio "equipado con tecnología punta".
Pere Forés considera que a la arqueología submarina se le abren "grandes ventanas", al tener ahora capacidad para explorar en un gran área bajo el mar y hacerlo a más profundidad.
Forés ha destacado que estas dos circunstancias les permitirán llegar "donde los expoliadores de yacimientos submarinos no han podido hacerlo".
El Ictineu 3, pese a ser de autoría catalana, lleva bandera francesa, ya que la legislación española no garantizaba que el submarino pudiera navegar por todo el mundo.
Eldiadio.es
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