21 marzo 2015

Submarinos en el Ártico

Las unidades submarinas rusas y en concreto la Flota del Norte, la considerada más fuerte de las cuatro flotas rusas, han realizado ejercicios donde ensayaron torpedos, minas y equipos de guerra electrónica en los hielos del océano Ártico.
Se trata de mostrar que Rusia es capaz de proteger los intereses nacionales del Ártico, un espacio hoy muy codiciado por las razones que más adelante veremos.
En un universo marcado por las diferentes crisis, el Ártico se está empezando a considerar la región más rica del mundo
Según la Administración de Información de Energía de los EUA, alrededor del 22% de las reservas mundiales de hidrocarburos se hallan en el Ártico. El gas natural constituye el 78% de estos recursos, y la mayor parte se encuentra asimismo en el sector ruso del Ártico. La Shelf o plataforma continental rusa del Ártico contiene más del 20% de los recursos mundiales no descubiertos tanto de crudo como de gas natural.
Por si esto no fuera suficiente, y según afirmó recientemente su presidente Vládimir Putin “El Ártico no solo es una región con grandes reservas de hidrocarburos y otras materias primas, y también la ruta de tránsito más corta desde el oeste hacia el océano Pacífico. Existe un gran interés en todo el mundo por nuestra Ruta Marítima del Norte, que por el cambio climático se hace aprovechable para la navegación. Dado que Rusia tiene la flota de rompehielos más grande del mundo, vamos a desarrollar y utilizar esta ventaja económica”.
Geopolíticamente el Ártico es una tierra de nadie, es decir, un territorio neutral colocado bajo el control de la ONU y el Consejo Ártico, este último compuesto por: EUA., Canadá, Noruega, Suecia, Rusia, Dinamarca, Finlandia e Islandia. Reino Unido, España, Alemania, Países Bajos, Polonia y Francia son observadores del Consejo. La UE, Singapur, India y Japón quieren serlo, en tanto que China, Italia y Corea del Sur son tan solo observadores temporales.
Rusia se encuentra luchando por el control del Ártico en la ONU, tras haber suscrito la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, y en 2001 presentado a la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU su solicitud para establecer los límites exteriores más allá de la norma internacional de las 200 millas náuticas. El objetivo previsto es ampliar los territorios en los mares de Barents, Bering, Ojotsk y parte central del océano Ártico.
Los miembros de la Comisión, tras examinar la solicitud, pidieron a Moscú que les mostrara pruebas adicionales de que las cordilleras submarinas Lomonosov y Mendeléiev pertenecen al continente, pues a juicio de otros se extienden más allá de los límites de la plataforma continental rusa. Mientras tanto Rusia prepara el alegato de justificación de su solicitud, naturalmente con las pruebas escritas que pueden poseer los miembros de la Academia de Ciencias, el Ministerio de Defensa y otras instituciones con fondos documentales a su disposición. Si Rusia pudiera demostrar que las cordilleras submarinas de Lomonosov y Mendeléiev hasta Groenlandia pueden ser consideradas una extensión geológica de su plataforma continental, podría obtener derecho a unas superficies árticas adicionales increíbles en cuanto a su productividad económica. Por la mentalidad y necesidades rusas el Ártico ruso no será entregado a ningún país mientras puedan impedirlo, y mientras estudian los medios legales otra forma de impresionar es aumentar sus capacidades de defensa en la zona, donde detienen a los ecologistas que les estorba y acusan a los extranjeros de piratería.
Vicente Cepeda Celdrán
Fototurismo.org

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