Acaba de cumplirse el tercer aniversario del referéndum del 'Brexit', y en Reino Unido se preparan para estrenar nuevo primer ministro, una carrera que se disputan los conservadores Boris Johnson y Jeremy Hunt. Sea quien sea el nuevo inquilino del 10 de Downing Street, su principal preocupación será qué hacer antes de que llegue el 31 de octubre, la fecha marcada en rojo en el calendario y en la que, si no hay cambios, se producirá un divorcio abrupto con la Unión Europea. Pero liderar el país conlleva otras preocupaciones, y algunas no son una cuestión baladí.
Reino Unido conserva hoy en día todos y cada uno de los submarinos nucleares que ha construido. Una veintena de ellos están fuera de servicio desde hace años. Y esa revelación la ha realizado, en clave de enérgica protesta, Luke Pollard, laborista, y representante en el Parlamento de Playmouth Sutton y Devonport. Como responsable de materias que abarcan desde el medioambiente a la calidad del agua, reclama al Gobierno que prepare una estrategia para reciclar todos los sumergibles nucleares de la Royal Navy fuera de servicio, y un informe anual del progreso alcanzado en dicha tarea.
En la actualidad, denuncia Pollard, existen 13 viejos submarinos nucleares fondeados en Devonport y siete amarrados en Rosyth. Según el diputado laborista, cuando llegó al cargo en 2017 se propuso acometer el reciclaje de los mismos de forma segura y sostenible como una prioridad de su mandato. Asegura haber realizado dos requerimientos a la oficina del Primer Ministro para hacer frente al problema, e igualmente señala que ha enviado propuestas e instancias al Public Accounts Committee, que ahora ha presentado un memorando con el que pretende concienciar a la ciudadanía de la importancia de su iniciativa.
Pollard señala que el submarino más viejo fondeado en Devonport es el HMS Valiant, que fue puesto en servicio en 1963 al comienzo de la Guerra Fría. Los sumergibles puede verlos hoy día mediante Google Maps cualquiera que busque con el zoom en los muelles de Plymouth. Hileras de submarinos viejos, que en algunos casos llevan décadas esperando ser desguazados.
Lejos de querer desatar la alarma entre la ciudadanía, el informe aclara que no existe un inmediato riesgo para la población local, ya que la compañía de astilleros Babcock se ha hecho cargo de cada uno de los sumergibles retirados para asegurar que no representan un peligro para la comunidad antes de pasar a convertirse en chatarra. Pero, señala, no se puede esperar más para reducir ese potencial peligro para Plymouth y Rosyth. Nueve de ellos aún tienen material radiactivo en su interior. Poca broma.
Según el promotor del informe, Luke Pollard, la insistencia en esta cuestión tiene también un carácter personal, ya que es hijo de un marino que sirvió en el HMS Swiftsure y el HMS Conqueror y trabajó para alargar la vida útil de muchos de los submarinos como ingeniero en Devonport.
Pero hay una razón de más peso para el pueblo británico, ya que según el memorando del 'Public Accounts Committee', mantener fondeados los veinte submarinos fuera de uso en los muelles le cuesta 30 millones de libras al contribuyente cada año (33,5 millones de euros), dinero que podría bien emplearse en comenzar las tareas de desmantelamiento.
A todo ello se añade una cuestión lógica que pone de relieve el informe, al señalar que existe un"punto de crisis" en cuestión de espacio al que se verá enfrentado el Ministerio de Defensa, que necesitará zonas de almacenamiento nuevas en breve plazo. En los próximos cuatros años tres submarinos más de la clase 'Trafalgar' necesitarán ser almacenados, mientras son reemplazos por los de la nueva clase 'Astute' que se construyen en Barrow. Desde el 10 de Downing Street ya han comunicado a los autores del informe que los tres nuevos sumergibles que pasan a retiro serán fondeados en Devonport, elevando a 16 el número de los almacenados en esos muelles.
Pero mirando algo más lejos en el tiempo, dentro de una década, los cuatro submarinos 'Vanguard' (únicos de la clase Trident en Europa), necesitarán un lugar de almacenaje una vez que sean reemplazados del servicio por la nueva clase 'Dreadnought'. ¿Dónde irán a dormir esos gigantes de acero? Parece obvio que la urgencia que presta este diputado a su plan no es ninguna locura. Y la tarea de comenzar a enviar al chatarrero sus oxidados ingenios nucleares se antoja más necesaria que nunca.
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