El 27 de enero de 1968, el submarino Minerve desaparecía en las aguas del mar Mediterráneo sin dejar rastro. Después de diez días de maniobras, era esperado en el puerto militar de Toulon, pero nunca llegó. El contacto por radio se perdió repentinamente esa misma mañana justo antes de las 8.
Desde entonces, el misterio ha permanecido intacto. ¿Qué pasó? ¿Dónde está? Múltiples causas fueron mencionadas para explicar el accidente: avería en el timón de popa, colisión con un barco, explosión de un misil o un torpedo, accidente en el tubo de ventilación… Medio siglo más tarde, las familias de los 52 tripulantes siguen sin respuestas.
Hoy en día, Minerve es el único submarino militar del mundo, entre todos los que desaparecieron desde la Segunda Guerra Mundial, cuya posición sigue siendo desconocida.
Tecnología de punta
Este 4 de julio se reanudan las operaciones de búsqueda frente a las costas de Toulon, a más de 2.000 metros de profundidad. En octubre pasado, las familias de los desaparecidos lanzaron un llamado para que se volviera a buscar los restos del submarino, con el fin de «saber dónde se encuentran los que dieron la vida por su país» y «completar un largo proceso de duelo que, para algunos, nunca se pudo llevar a cabo».
Al anunciar la reanudación de las operaciones en febrero, la ministra de las Fuerzas Armadas, Florence Parly, se dijo «consciente del sufrimiento de las familias, que el tiempo no puede borrar», pero advirtió de la complejidad de la situación y de la posibilidad que nunca se resuelva el misterio, a pesar de la tecnología de punta que será utilizada.
Un dron submarino, capaz de recorrer 10 kilómetros cuadrados por día –en una zona de investigación de varios cientos de kilómetros cuadrados–, enviará datos a un buque oceanográfico que los analizará cada noche, según informó la Prefectura Marítima del Mediterráneo. Esta fase de investigación durará hasta el 14 de julio, antes de que se utilicen otros medios.
Especialistas han estado trabajando en la redefinición de la zona de búsqueda, y revisaron una serie de datos a la luz de los conocimientos científicos actuales. Por ejemplo, las grabaciones sísmicas, que permiten localizar el submarino cuando implosiona bajo la presión del agua, fueron reprocesadas. También ha mejorado el conocimiento de las corrientes muy profundas.
Cronología de la tragedia
El submarino Minerve, de la categoría Daphné, entra en servicio en 1964. Es considerado una joya de la Marina francesa.
En enero de 1968, realiza un ejercicio en el mar Mediterráneo. Después de completar con éxito nueve días de entrenamiento, deja en Toulon a un miembro de su tripulación en la noche del 26 al 27 de enero por un dolor de muelas… y zarpa de nuevo para un último día en el mar.
A las 7:19, el contacto es establecido. Las difíciles condiciones meteorológicas obligan a los militares a cancelar su misión inicial y sustituirla por simples calibraciones Radar. A las 7:55, el submarino también pide cancelar la próxima calibración prevista para las 8. Es su último mensaje.
Es sólo por la noche, mientras se espera al Minerve a las 9 en el puerto de Toulon, que la escuadrilla empieza a preocuparse. Nadie tiene noticias del navío. Dan finalmente la alerta a las 2:15 de la madrugada. El presidente francés, Charles de Gaulle, y el entonces ministro de las Fuerzas Armadas, Pierre Messmer, son despertados. Empiezan las búsquedas con submarinos, aviones, helicópteros, buques militares y hasta el portaviones Clémenceau, cuyo personal es llamado con altavoces en las calles de la ciudad. El mini submarino del comandante Cousteau también presta asistencia.
A medida que pasan las horas, queda claro que el submarino ha sufrido un percance. La esperanza de encontrar a los marineros vivos dura poco: cinco días después de la tragedia, el 2 de febrero, se abandonan las búsquedas. Los medios técnicos de la época no permiten sondear los fondos muy profundos. Otras dos campañas de investigación se llevan a cabo en 1968 y 1969 sin más éxito, y la Marina termina clasificando el caso como “secreto militar”.
Menos de 15 días después del drama, el general de Gaulle efectuará una inmersión a bordo de un submarino similar, Eurydice, para demostrar que los navíos Daphné son seguros. Este submarino también se hundirá dos años después frente a las costas de Saint-Tropez, ocasionando la muerte de sus 57 tripulantes.
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