CARTAGENA. El funcionamiento de un submarino bajo el agua es muy parecido al de un coche híbrido en carretera. Su batería alimenta el motor eléctrico, que propulsa al submarino y al resto de aparatos auxiliares mientras tiene suficiente carga. Lo que a día de hoy nos parece innovador, con la irrupción de los híbridos por las calles y carreteras de todo el mundo, los sumergibles ya lo tenían en sus cascos casi desde su origen.
Es por ello que la tecnología empleada por el submarino Isaac Peral en 1888 marcó todo un hito en la construcción de submarinos, al ser el primero propulsado por motores eléctricos. Sobre este asunto hay un nombre propio, protagonista a la vez que desconocido por casi todos: las baterías de la empresa Exide (antes Tudor) han acompañado a la historia de los sumergibles españoles a lo largo del último siglo y pico, ya que ellos se han encargado de ponerle las pilas. Desde el Isaac Peral, botado en Cádiz un 8 de septiembre de 1888, hasta los modernos S-80, en proceso de construcción en la sede de Navantia en Cartagena, las baterías de Tudor han marcado la diferencia.
Para no perdernos, la función principal de una batería en un sumergible es la de almacenar la energía eléctrica necesaria para alimentar el motor eléctrico principal, al cual está engranado el eje que mueve la hélice del submarino; y así dar servicio a los equipos que necesitan corriente eléctrica para su funcionamiento.
La baterías del Isaac Peral ya eran revolucionaras respecto a las de la época, puesto que contaban con una serie de mejoras para aumentar su capacidad y seguridad. Se convirtieron, pues, en un hito de la innovación tecnológica y un siglo después, las baterías del S-80 cuentan con todas la modernizaciones del momento. La batería del Peral sumaba 613 elementos (30 toneladas), que proporcionaban 500 V y 50 amperios con una autonomía teórica de 396 millas a 3 nudos. Ocupaban casi el 60% del espacio, cada elemento media, aproximadamente, 50 x 42 x 40 cm y pesaban 50 kilogramos.
Tras el Isaac Peral, la Armada siguió pidiendo a Tudor la construcción de sus baterías para que formaran parte de las dos siguientes series de submarinos: S-60 y S-70. La fabricación de baterías entre las 2 series de submarinos ha evolucionado según los nuevos medios de automatización industrial y controles de calidad en su fabricación.
Sin embargo, el concepto y los materiales utilizados (ácido y plomo) no han cambiado nada. Lo que sí se han modificado en los submarinos de la serie S-70 respecto a sus antecesores son las placas interiores (ganando capacidad de almacenamiento), el sistema de refrigeración, agitado de electrolito y monitorización de control remoto de los parámetros de los elementos, así como mejoras de sus compuestos y su adaptación al medio marino. Todas estas mejoras han permitido aumentar la eficiencia tanto de su carga como de su descarga.
Por su parte, las baterías del S-80 son de plomo ácido con una serie de mejoras tanto en capacidad (con unas dimensiones algo superiores a las de los S-70), elementos de control, eficiencia y seguridad. Estas baterías proporcionan al submarino mayor velocidad y autonomía, que sumado al AIP le proporcionará al submarino la posibilidad de permanecer en inmersión pura, es decir sin dar snorkel, hasta una autonomía de unas 3 semanas.
El gran hándicap del peso, cada vez mayor para generar más autonomía
El peso en un submarino es uno de los grandes inconvenientes con el que los ingenieros tienen que manejar y sabar solventar a la hora de establecer los tamaños, capacidad y funcionalidad del mismo. De las 30 toneladas que aguantaba el Isaac Peral con sus baterías, se ha pasado a las 212 de los S-80.
El tamaño de un elemento de una batería de submarinos mide 120 centímetros de altura y 36 centímetros por 45 centímetros de base, y pesa 590 kilos. El S-60 tenía un compartimento para baterías, llamado cajón, y contaba con 160 elementos (95 toneladas). El S-70 está dotado con 320 elementos (190 toneladas), divididos en dos cajones de baterías. El futuro S-80 contará con 360 elementos (cerca de 215 toneladas de peso), 180 por cajón.
Las baterías, no obstante, evolucionan y su futuro tiene otro nombre: iones de litio en lugar de plomo-ácido. Ofrecen una mayor capacidad energía almacenada por unidad de peso y volumen y una menor degradación, aunque las baterías de litio aún ofrecen dudas para su embarque a bordo de submarinos
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