18 octubre 2019

un submarino español fue hundido por otro alemán en 1936


FERROL 
El submarino C-3 desapareció al principio de la Guerra Civil y su final constituyó un mis terio durante muchos años. La desclasificación de los archivos militares después de la II Guerra Mundial permitió saber que fue hundido por otro submarino con bandera alemana. El C-3 está hundido frente a Málaga a 68 metros de profundidad y sus retorcidos hierros constituyen la fría tumba de 37 marinos españoles de su dotación.
Hoy se discute la posibilidad de reflotarlo, pero algunos ignoran que el sumergible conserva intacta su carga de combate, tanto los torpedos como los proyectiles de artillería, y en esas condiciones la empresa que se arriesgase a su recuperación cobraría cantidades exorbitadas que tampoco nadie señala quién se encargaría de pagar. Es una opinión generalizada que el lugar en el que reposan los restos es la mejor de las tumbas para los marinos.
Fue precisamente una diminuta gota de aceite que emergía a la superficie, solo cuando la mar estaba lisa y tranquila y que desprendía un fuerte olor a gasoil, que surgía de la profundidad del Mediterráneo sureño. Así fue como se localizó el pecio del submarino español C3, en 1997, frente a la costa de Málaga, por un pescador aficionado. Nada hacía presagiar que entonces se había empezado a descubrir una parte oculta de la Guerra Civil española sumergida a 68 metros de profundidad, un episodio olvidado que dormía en el desván de la memoria colectiva.
Solo tres supervivientes
El 12 de diciembre de 1936, el submarino C3 encuadrado en la Marina de la II República, se hundió a 3 millas de la costa, torpedeado por el submarino alemán U-34, se cumplen ahora 83 años de aquella tragedia que acabó con la vida de 37 marinos, y solo tres hombres sobrevivieron. Este hecho es ocultado inicialmente, aunque la explosión había sido vista por gran parte de la población de Málaga.
Hay testigos, pero ni una sola imagen de la explosión; los tres supervivientes, el TN oficial de derrota y dos marineros, que estaban en la vela, estuvieron horas a la deriva, hasta que fueron recogidos por un pesquero que los trasladó al puerto de Málaga, donde fueron interrogados y se intenta ocultar el tema. Inicialmente se les persuade para que declaren que el C3 había explotado «por un fallo interno, al fumar en las baterías, por ejemplo», los tres supervivientes se niegan.
Pero… ¿Existía un plan definido para atacar al C-3 o fue casualidad? La respuesta la tenemos en la denominada «Operación Úrsula». El Estado Mayor de la Marina alemana inicia en España una operación el 2 de noviembre de 1936 junto a Italia. Ambos países enviaron dos submarinos con el objetivo de destruir buques españoles de bandera republicana. Alemania e Italia incumplieron el Acuerdo de No Intervención en España, firmado el 8 de agosto de 1936, impulsado por Francia y Reino Unido y suscrito por 27 estados europeos. En la acción, que fue determinante, no podían cometer ningún error, el blanco tenía que ser fácil, sin riesgo alguno.
Un pacto secreto
Todos los marinos firmaron un pacto secreto «por el que sería alta traición contar alguna vez estas operaciones», incluso se les amenazó con la pena de muerte si contaban algo sobre la operación Úrsula. En caso de incidente, izarían una bandera republicana y se pondrían uniformes españoles. Hacía tan solo un año que Alemania disponía de buques sumergibles con la más avanzada tecnología. Hitler pensó que sería un buen entrenamiento para sus queridos lobos grises. Málaga y el estrecho de Gibraltar fueron clave en ese inicio de la guerra. Todo habría quedado en un golpe si se hubiera protegido el litoral, esto fue tenido en cuenta en el llamado bando Nacional.

El C3, se encontraba patrullando la zona del mar de Alborán con muchas limitaciones, no tiene electricidad para sumergirse, un motor lo ha dejado a reparar en Almería y el otro va justo de potencia para navegación en superficie, cuando el timonel cree ver el lomo de un delfín acercándose al casco, identifica el casco metálico, quiere dar la voz de alarma pero una explosión ahoga su grito, el torpedo penetra a la altura del cuarto de baterías y se produce una importante reacción química, al contacto del ácido con el agua salada, el C3 se inclina violentamente hacia proa y se hunde irremediablemente, llevándose a la profundidad del océano a los 37 marinos, que no tienen posibilidad alguna de salvarse.

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