11 octubre 2019

El Caso del Uboat U250 y los cazasubmarinos soviéticos MO-103 y MO-105

El 29 de julio de 1944 el submarino alemán U 250 zarpó, desde su posición de reposo en un islote situado en el Golfo de Finlandia, en la bahía de Vyborg,con rumbo a la isla de Ristiniemi para relevar ahí a medianoche otro submarino de patrulla, en la zona de la salida norte del estrecho de Koivisto (estrecho de Björkö), con la misión de observar los desplazamientos de las tropas soviéticas en tierra, ya que estaba inminente el desembarco de las tropas soviéticas en Finlandia sospechado por los alemanes desde hace mucho.

A bordo se encontraban dos torpedos acústicos del tipo T5, una arma secreta de los alemanes, la que buscaba su blanco por sí misma, en base a la detección de una fuente de ruido existente en los alrededores. Estos torpedos habían sido utilizados con éxito en las batallas del Atlántico. Y,por lo demás, los aliados no habían logrado capturar ningún ejemplar de los T5 hasta aquel entonces.

.. El comandante tenía la orden de limitarse al reconocimiento y de atacar solamente objetivos "que valían la pena". En la mañana del 30 de julio 1944 el pequeño cazasubmarinos soviético MO-105 estableció, de improviso, contacto hidroacústico con el submarino alemán. U 250 logró escaparse hábilmente del cazasubmarinos adversario para torpedearlo, luego, a eso del mediodía, aprovechándose de una situación favorable. En ese ataque murieron 20 marineros rusos, siete tripulantes nadaban en el agua y fueron tomados a bordo posteriormente por un guardacostas soviético. A todo correr se hizo ahora a la mar el cazasubmarinos soviético MO-103 puesto que en ese momento acabó por estar cierto para el lado ruso que había un submarino alemán en la cercanía de la costa.
El marinero de un dragaminas que operaba en las proximidades divisó por casualidad el submarino alemán U 250 en las aguas de poca profundidad dotadas de bancos de arena. El cazasubmarinos MO-103 recibió órdenes de seguir la pista del submarino alemán. Mientras tanto éste mismo trataba de escaparse hacia el alta mar.

El cazasubmarinos logró determinar, sin embargo, la posición del submarino, después de una búsqueda tenaz, y mantener contacto hidroacústico con él. En ese momento el comandante del submarino se encontraba ante la disyuntiva o de salir a la superficie para defenderse con su armamento de a bordo, dado que la posición del submarino ya no permitía lanzar torpedos, o de tratar de huir en inmersión. Sobrestimaba evidentemente la potencia de fuego de las embarcaciones de superficie del adversario, difícilmente reconocibles por él, y se quedó bajo la superficie del agua. Ahora empezó una carrera de persecución que resultó en que el submarino alemán fue alcanzado, aunque levemente, a última hora de la tarde, por la primera serie de bombas de profundidad de modo que se pudieron ver las burbujas de aire traicioneras en la superficie, pero el submarino estaba obviamente aún en condiciones de continuar su marcha.

El cazasubmarinos seguía la trayectoria de burbujas, pasando, por fin, exactamente por encima del submarino. La segunda serie de cargas de profundidad se asestó más precisamente, causando una vía de agua de tal tamaño que el submarino quedó acostado en el fondo del mar, tuviendo que abandonarse tras el impacto certero de otra gran bomba de profundidad.
Seis de los submarinistas alemanes que se encontraban en el puesto central pudieron salvarse a través de la escotilla de la torreta de mando, entre ellos el comandante quien vino a la superficie conjuntamente con los primeros en una burbuja de aire. El marinero-maquinista de primera clase Rudolf Tscharnke, en cambio, esperaba con nervios de acero, tal como lo había aprendido en la escuela submarinista, y confiando en sus habilidades como nadador, hasta que se se produjera la compensación de la presión (formación de una burbuja de aire en el techo del espacio interior cilíndrico del submarino, siendo que la escotilla de la torreta de mando sobresale, en forma de tubo, hacia el interior del submarino, comprimiendo el agua el aire contenido en la burbuja), luego zambulló a través del agua acumulada en el submarino, saliendo del submarino por la escotilla de la torreta de mando.

En los alojamientos de la marinería, situados en la proa, sin embargo, donde normalmente se forma también una burbuja de aire en el caso de una irrupción de aguas, lo cual permite la supervivencia durante cierto período, no se pudo aprovechar el tubo de torpedo vacío como salida, visto que su escotilla se había deformado y atascado debido a la acción de la primera serie de cargas de profundidad. La muerte de estos hombres se produjo, con mucha probabilidad, lenta y cruelmente. Según las fuentes rusas, uno de los oficiales fue encontrado, después de la puesta a flote, sentado a la mesa con una pistola en la mano. Obviamente se había suicidado a fin de escaparse de los tormentos. Los maquinstas murieron con toda certeza de modo instantáneo a consecuencia del impacto certero de la última bomba de profundidad grande, lanzada por separado, la que reventó la popa.
Cuando los seis hombres flotaban a flor de agua, entre las piezas del equipo, en una mancha de gasóleo, el contramaestre del cazasubmarinos soviético MO-103 abrió el fuego con una ametralladora, en venganza por sus compañeros del MO-105. Pero, el comandante ruso le mandó parar.

Los supervivientes se sacaron del agua, se llevaron a Koivisto (Primorsk) y finalmente a Kronstadt para someterlos al interrogatorio.
La artillería de costa finlandesa cañoneaba cualquier embarcación soviética que navegaba hacia el punto donde estaba el submarino hundido. Aparte de esto, los alemanes mandaron torpederos a ese lugar que trataban de destruir por completo el propio submarino que estaba acostado en el fondo marino. Estos dos hechos y los interrogatorios de los submarinistas alemanes presos hicieron inevitablemente pensar al lado ruso que había algo especial o extraño con respecto a ese submarino. El comandante alemán dejó entrever la existencia de los torpedos del tipo T5, los “Zaunkönige” (reyezuelos), en la creencia de que los rusos nunca lograrían poner a flote el submarino.Durante las noches los buzos soviéticos del Servicio de Rescate de la armada pusieron a flote el submarino, bajo el cañoneo permanente de la artillería de costa finlandesa, fracasando incluso el primer intento porque una tempestad arrancó los pontones ya fijados y los impeló a la costa finlandesa. Primero, se remolcó a Koivisto (Primorsk) y después a Kronstadt donde se metió en un dique seco.

El lado ruso sospechaba que había dispositivos explosivos a bordo de manera que hicieron acompañarse del primer timonel Günter Riedel, al entrar la primera vez, y del comandante Werner Karl Schmidt la segunda vez, como rehenes. Se capturaron documentos y también la máquina de cifrar “Enigma”. Los muertos fueron sacados del submarino por soldados de la marina rusa y entregados a los prisioneros de guerra alemanes en el borde del dique seco quienes los cargaron en un camión. Luego, se llevaron de noche a un lugar iluminado por proyectores, muy probablemente el cementerio luterano de Kronstadt - ahí se hallaba un emplazamiento de la artillería antiaérea con proyectores - en donde los muertos se sepultaron en una fosa común.
Durante la carga y descarga fueron identificados por parte de los supervivientes. Se les permitó colocar ahí una cruz sencilla de madera (de ramos) en conmemoración de sus compañeros muertos. Se dice que el oficial ruso del Servicio Secreto de la Marina quien interrogaba a los marineros alemanes era de un linaje noble de modo que bajo el régimen de los bolcheviques tenía que disimular su verdadera identidad, durante toda la vida. En el período siguiente los prisioneros de guerra alemanes fueron interrogados por los integrantes de la policía secreta (NKWD) quienes se atribuyeron los buenos éxitos obtenidos por el Servicio Secreto de la Marina. Luego, el lado soviético comenzó a dedicarse a los torpedos de a bordo del submarino alemán, los cuales, como es de suponer, constituían la causa principal de sus esfuerzos tenaces por poner a flote el submarino. Según un veterano de guerra ruso aún vivo, hubo un incidente al recuperar los torpedos, con el medio permanente de que pudieran existir cualesquiera dispositivos explosivos automáticos.
El comandante del U-250, el teniente capitán Werner-Karl Schmidt con 4 de los otros 5 marineros capturados
Uno de los torpedos no pudo apoyarse debidamente al sacarse horizontalmente, y, de repente colgaba verticalmente con la espoleta hacia abajo, estaba a punto de caerse y de estallar. El Almirantazgo Británico, y de este modo también Sir Winston Churchill, se enteraron de la puesta a flote del submarino alemán y, en particular, de la captura de los dos torpedos acústicos, los cuales, por supuesto, eran de interés vivo en concepto de arma secreta alemana. Hubo un canje de notas correspondiente entre Churchill y Stalin. En fin de cuentas, dos especialistas en torpedos británicos viajaron a Kronstadt donde, conforme a sus declaraciones, habían visto los torpedos solamente desde lejos, mientras que los rusos afirmaban que les habían mostrado todo y que los especialistas británicos incluso habían confeccionado dibujos.

De este modo, el torpedo T5 dejó de ser arma secreta de los alemanes. Este hecho, es decir, la transmisión al aliado británico de informaciones cerca de los torpedos secretos sacados del submarino U 250 se transformó posteriormente en uno de los cargos en el llamado “Proceso de los cuatro Almirantes” , que tuvo lugar en 1947, ya que Stalin opinaba que tal vez se hubieran transmitido, de modo irresponsable, demasiadas informaciones a los Aliados occidentales.

Extracto del Libro U250 del autor Gunter Fuhrmann a quien agradecemos este material.

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