La Marina de Brasil dio un paso más en dirección hacia la construcción de su submarino de propulsión nuclear. Riachuelo, el primero de los cuatro submarinos convencionales del Programa de Desarrollo de Submarinos (PROSUB), fue botado al mar el 14 de diciembre de 2018. Además de los submarinos convencionales, también se prevé la inclusión de un submarino de propulsión nuclear. Desde hace dos años el submarino Riachuelo ha sido sometido a pruebas de puerto en las que se evaluaron su impermeabilidad, flotabilidad y equilibrio, inclusive en el mar. Luego se incorporará a la Fuerza de Submarinos bajo el mando de la Flota Naval de la Marina, responsable por la planificación de las operaciones navales y aeronavales.
“Como nación pacífica Brasil construye sus embarcaciones no para amenazar a nadie, no para perturbar la tranquilidad de las aguas nacionales, sino porque un país con más de 7000 kilómetros de costa no puede prescindir de los instrumentos para defender su soberanía y riqueza marina”, dijo el entonces presidente de Brasil Michel Temer, durante la ceremonia de botadura. “La ceremonia de hoy [14 de diciembre de 2018] es la conquista más reciente de un proyecto de Estado. Nada de esto sería posible sin el planeamiento, sin un sentido de continuidad y sin visión a largo plazo”.
El PROSUB tiene como finalidad garantizar la soberanía en los 8500 km de costa para proteger la Amazonia Azul, un área marítima de 3,5 millones de kilómetros cuadrados, que concentra las riquezas minerales y petroleras del país. El mar brasileño constituye la ruta de ingreso del 95 por ciento de las exportaciones e importaciones y guarda cerca del 90 por ciento del petróleo nacional.
Mega estructura
Después del lanzamiento de PROSUB en 2008 se construyó la sede del proyecto, el Complejo Naval, una megaestructura en la que en forma simultánea se construyen los cuatro submarinos convencionales y el primer submarino brasileño de propulsión nuclear. La edificación alberga la infraestructura necesaria para la operación y mantenimiento de ambos modelos. El complejo se ubica en el municipio de Itaguaí, a unos 70 km de Río de Janeiro.
En el Complejo Naval, uno de los más modernos del hemisferio sur, se montaron una unidad de fabricación de estructuras metálicas, un astillero de construcción y otro de mantenimiento, que es la Base Naval, además de estructuras complementarias y diversos talleres. La estructura está ubicada a unos metros de las instalaciones ya existentes de Nuclebrás Equipamentos Pesados, donde funciona la prensa metálica más grande de Latinoamérica.
El PROSUB se desarrolla gracias a un acuerdo de transferencia de tecnología firmado entre Brasil y Francia, que acordó transferir tecnología y capacitar a personal brasileño para proyectar y construir submarinos. Sin embargo no hay intercambio de conocimientos en el área nuclear. Toda la tecnología nuclear para el PROSUB es de origen Brasileño, gracias al Programa Nuclear de la Marina, en las instalaciones del Centro Tecnológico de la Marina en São Paulo. Solo seis países del mundo construyen y operan submarinos de propulsión nuclear.
“En junio pasado [2018], se inauguró la piedra angular del reactor multipropósito brasileño, con el que se capacitará al país para lograr su independencia en radioisótopos. Tenemos una de las mayores reservas de uranio del mundo, contamos con tecnología nuclear y podemos utilizarla en diversos segmentos en beneficio de nuestra sociedad; [también podemos utilizarla] en otras aplicaciones; en la agricultura, etc.”, dijo el Almirante de la Marina de Brasil Bento Costa Lima Leite de Albuquerque Júnior, entonces director general de desarrollo nuclear y tecnológico de la Marina de Brasil.
El PROSUB priorizó la compra de componentes fabricados en Brasil para fortalecer la industria nacional de defensa. En total, se estima que el programa costará USD 9,5 millardos, de los cuales ya se invirtieron USD 4,6 millardos. Después del submarino Riachuelo se prevé que entrará en operaciones un submarino por año: Humaitá en 2020, Tonelero en 2021, y Angostura en 2022. Álvaro Alberto, como bautizaron al submarino de propulsión nuclear, está previsto para 2029.
El Riachuelo
Los nuevos submarinos como el Riachuelo tienen capacidad para 35 tripulantes. Además cuentan con una autonomía para más de 70 días en el mar, alcanzan una velocidad superior a 32 kilómetros por hora y navegan a 300 metros de profundidad.
El Riachuelo mide 75 m de largo, el equivalente a un edificio de cuatro pisos, y pesa 1870 toneladas. El nuevo submarino tiene gran potencial de fuego, con lanzatorpedos de 533 mm, misiles antibuque y dispositivos para minar áreas, destruir embarcaciones y contener, limitar o demorar su tránsito. En los próximos dos años de ensayos y pruebas en el mar el submarino tendrá que navegar a su velocidad máxima por muchas horas, recorrer grandes distancias, emerger en ángulo vertical agudo y sumergirse en condición crítica.
El Riachuelo se empleará en simulaciones de batallas y cercos virtuales de combate. Deberá realizar disparos con todas sus armas y ensayará la salida y el rescate de equipos de buzos de combate. También realizará ejercicios de incendio, naufragio y acciones secretas de inteligencia.
Las simulaciones de defensa y ataque formarán parte de la rutina del equipo de tripulantes. El submarino realizará pruebas de buceo en el límite de seguridad, entre otras medidas. Solo después de estos procedimientos el Riachuelo podrá cumplir con la misión de proteger las aguas oceánicas de interés del país. Se sumará a la flota conformada por otros cinco submarinos: Tupi, Tamoio, Timbira, Tapajó y Tikuna, que forman parte de la flota actual de la Marina de Brasil.
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