Hoy se cumplen 74 años de la muerte de Adolf Hitler. La historia oficial cuenta que el 30 de abril de 1945 y ante la inminente caída del imperio nazi, el máximo responsable del genocidio de al menos seis millones de personas durante el Holocausto decidió pegarse un tiro en la sien con una pistola Walther PPK. Sin embargo, estas más de siete décadas también sirvieron para alimentar incontables teorías sobre un escape oculto y posterior refugio del alemán en diferentes partes del mundo.
Asimismo, la Argentina sonó ya en la década del '40 como uno de los destinos más nombrados entre los rumores internacionales. Fue así que la propia agencia federal de investigación de Estados Unidos, FBI, con su director John Edgar Hoover a la cabeza, decidió investigar a fondo los principales rumores sobre un posible desembarco a escondidas del líder nazi en el país.
En 1998, el FBI decidió liberar unos 739 documentos hasta entonces secretos sobre diversas investigaciones. Uno de ellos, precísamente, se basaba en la posible supervivencia de Hitler a la Segunda Guerra Mundial y su potencial paradero. Así, en el inicio de ese documento de unas 203 páginas, se refleja cómo la agencia estadounidense siguió la pista de un posible arribo del líder nazi junto a su esposa, Eva Braun, otra mujer, un médico y más de 50 jerarcas nazis, en la Argentina a bordo de dos submarinos alemanes.
El rumor aseguraba que Hitler y compañía habían llegado durante una noche al golfo de San Matías, en la provincia de Río Negro, y que fueron ayudados por seis representantes oficiales de alto rango del Gobierno argentino para poder esconderse dentro del país.
Así, Infobae accedió al informe de la investigación divulgado a fines de la década del '90 para indagar sobre una búsqueda que hoy, a la distancia, parece formar parte de la fantasía y la ciencia ficción.
Las primeras páginas del informe remiten a un parte redactado el 21 de septiembre de 1945. En ese documento se afirma que un ciudadano argentino con residencia en Los Angeles había contactado a un representante del Gobierno argentino de la época, quien supuestamente había ayudado a Hitler, Braun y una gran comitiva a arribar a la Argentina en dos submarinos entre el 1º y el 2 de mayo de 1945 y esconderse dentro de la Patagonia.
"Un allegado de esta fuente fue una de las cuatro personas que se encontraron con Hitler y su comitiva cuando ellos desembarcaron en la Argentina a bordo de dos submarinos aproximadamente entre dos y dos semanas y media después de la caída de Berlín", rezaba el informe.
Y continuaba: "El primer submarino llegó cerca de las 11 pm. Después de que les aseguraran la zona, bajaron un médico y muchos alemanes. Aproximadamente dos horas después, llegó a la costa el segundo submarino, en el que viajaba Hitler, dos mujeres, otro doctor y otros muchos hombres. Se supone que había unas 50 personas a bordo".
De acuerdo al informe, los alemanes eran aguardados por caballos, que los fueron llevando luego de a grupos a una zona secreta y escondida en la Península Valdés, a lo largo del golfo de San Matías. Se estima que el informe hacía referencia a un desembarco en el punto específico conocido como la Caleta de Los Loros, que años después sí tendría su propia historia con otros submarinos alemanes.
El documento también indicaba que el líder nazi se había afeitado el bigote, tenía una herida en su labio superior y que al momento de su llegada sufría de asma y úlceras.
Al parecer, la fuente del ciudadano argentino había recibido unos U$S15.000 de la época por ayudar en el traslado y que se animaría a relatar los detalles ante un juez estadounidense una vez que se haya asegurado la detención del Hitler en la Argentina.
Durante el informe, no se hizo referencia a qué tipo de submarinos fueron utilizados por los alemanes para el supuesto traslado de Hitler. De hecho, sobre los finales del Siglo XX, fueron consultadas autoridades militares argentinas, y todas negaban tener registro alguno de la llegada de dos submarinos alemanes en esas fechas de 1945. Sin embargo, a lo largo de los años sí se terminaría confirmando el arribo de submarinos nazis en territorio argentino de manera ilegal.
El rumor surgido en septiembre de 1945 instó a las propias autoridades del FBI a desplegar a sus agentes de Argentina y Uruguay a lo largo de la Patagonia y diferentes puntos estratégicos del país. De hecho, sirvió como punto de inicio para posteriores búsquedas de Adolf Hitler en otras zonas del territorio nacional. La agencia también tomaba como parámetros articulos de revistas de investigación de la época para desplegar nuevas búsquedas.
Fue así que el 26 de octubre de 1945, el propio John Hoover le escribió una carta a un representante de la Embajada de EEUU en la Argentina, en la que aseguró haber recibido un artículo de la revista "Magazine Digest", donde se analizaba la posibilidad de que Hitler se habría refugiado en el país, y se instaba a continuar con la búsqueda.
El vasto informe también recogía teorías y rumores aún más descabellados. El 3 de noviembre, una fuente escribió una carta a Hoover en la que afirmaba que Hitler "está viviendo en un gran establecimiento subterráneo, debajo de campos inmensos, a unas 675 millas al Sudoeste de Florianópolis y a unas 450 millas al noroeste de Buenos Aires.Hitler está acompañado por dos 'dobles' y la entrada a ese lugar se puede llevar a cabo mediante dos grandes elevadores eléctricos".
Ya el 13 de noviembre del mismo 1945, Hoover envió una carta a un representante de la embajada estadounidense en la Argentina en la que sospechaba de que una familia alemana bien acomodada en la provincia de Córdoba podía haber ayudado a Hitler a arribar y esconderse en la Argentina.
El asunto del correo era "Refugio de Hitler en la Argentina" y en ella hacía referencia a un reporte realizado por la la Unidad de Servicios Estratégicos de Guerra del FBI, sobre la posibilidad de que el alemán haya sido hospedado y escondido en la ciudad de La Falda, Córdoba.
Hoover apuntaba al matrimonio alemán de Walter e Ida Eichhorn, quienes eran los propietarios del inmenso hotel Eden, donde se sospechaba que podía haberse refugiado el líder nazi.
La fuente advertía que durante una reunión, Ida Eichhorn había realizado diversas observaciones que delataban una excelente relación del matrimonio con Hitler:
"A- Antes de que incluso se fundara el partido nazi, ella le ofreció a Goebbels su cuenta bancaria completa (…) ese dinero podía ser usado para publicidad.
B- Tanto ella como su familia demostraron ser entusiastas seguidores de Adolf Hitler desde que se fundó el partido nazi.
C- Ella afirmó que su apoyo voluntario al partido nunca fue olvidado por Hitler y que durante los años posteriores a la fundación, se fue forjando una amistad. El vínculo se hizo tan fuerte que el matrimonio dijo haber convivido con Hitler en el mismo hotel durantes sus visitas anuales a Alemania
D- Ella dijo que si Hitler encontraría dificultades para seguir y fuera necesario encontrar un refugio, su familia le encontraría un lugar secreto dentro de su hotel en La Falda, donde incluso ya habían realizado las preparaciones necesarias".
El informe del FBI también contó con un artículo escrito por Johannes Steel en la edición de noviembre de 1945 de la revista "Reader Digest", en la que hacía un análisis y presentaba una investigación sobre el papel de los funcionarios argentinos de la época y cómo muchos de ellos ayudaron a diferentes jerarcas nazis a refugiarse en el país.
Y, como si fuera poco, uno de los documentos del extenso informe de la agencia de investigación estadounidense desarrollaba un análisis y posterior desestimación de un informe falso redactado por uno de sus propios agentes sobre otra posible presencia del líder nazi en la Argentina.
El agente había asegurado haber recibido una carta personal del propio Hitler, con quien supuestamente había forjado una relación desde 1932:
"Caballeros, posiblemente ustedes recuerden la Invasión Marciana de Orson Welles. Bueno, tengo una carta de Hitler en alemán que multiplicará al menos cien veces lo que sintieron por la historia de Welles", se iniciaba el sospechoso informe. El sobre con su informe contenía una carta en alemán, supuestamente escrita por Hitler, y la traducción al inglés, redactada por el agente.
"Caballeros, posiblemente ustedes recuerden la Invasión Marciana de Orson Welles. Bueno, tengo una carta de Hitler en alemán que multiplicará al menos cien veces lo que sintieron por la historia de Welles", se iniciaba el sospechoso informe. El sobre con su informe contenía una carta en alemán, supuestamente escrita por Hitler, y la traducción al inglés, redactada por el agente.
La presunta carta de Hitler rezaba: "Al momento en que los rusos atacaron Berlín, yo encontré refugio en la Cancillería Imperial. Fui informado de que mi cuerpo y el de mi esposa, Eva Braun, fueron quemados en el jardín de la Cancillería. Ahora no puedo evitar reírme de esto, ya que me encuentro a muchos kilómetros al sudoeste de Berlín, en mi viaje aéreo a la Argentina junto a mi amigo Perón, en un avión de la línea "Cóndor" que me alquilaron para mí".
Los especialistas detectaron irregularidades en las estampillas de las cartas, al igual que había demasiadas similitudes entre la supuesta carta original de Hitler y la traducción. Finalmente, el agente reconoció haber fraguado todo su documento con el único objetivo de "crear una sensación". El agente, de entonces 77 años, fue sujeto a un sumario interno y a pericias psiquiátricas.
El rumor de los submarinos que llevaron a Hitler a la Patagonia argentina le llevaron al FBI nada menos que cuatro años de investigación. De manera obvia, esos informes murieron en la condición de rumores y la agencia estadounidense nunca pudo comprobar ni un indicio sobre la presencia del líder nazi en el país. Así, la historia oficial se mantuvo fiel a los libros de historia y hoy es posible hacer referencia a un nuevo aniversario de la muerte del peor monstruo de los últimos 100 años de la humanidad.
Joaquin Cavanaå
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