¿Te podrías imaginar un submarino sin periscopio? Iría errante, como ciego. De ahí que sea un elemento fundamental en la actividad que estos desarrollan. Si buscamos en la cinematografía y recordamos las apasionantes películas realizadas sobre acciones bélicas con presencia de submarinos, siempre asoma la crucial escena con la mítica frase de «Arriba el periscopio». La importancia de este instrumento óptico radica en la observación del horizonte marino desde una posición oculta, inaccesible a simple vista. En la actualidad, una de sus aplicaciones más útiles reside en el control de la navegación, especialmente en los embargos navales, donde el submarino, a profundidad de periscopio, puede de forma discreta verificar si los barcos navegan en el rumbo confirmado o tal vez intenten romper dicho embargo. Como otras muchas aplicaciones podríamos destacar: Observación de aviones, estimación de distancias para un ataque, introducción de datos en sistemas de tiro o lanzamiento de torpedos, navegación por marcaciones costeras en inmersión e incluso navegación astronómica en inmersión.
Pues bien, este importante invento fue patentado por una mujer llamada Sarah Mather. Resulta curioso que la idea original consistiera en usarlo en sentido contrario, es decir, inspeccionar las profundidades del mar. Su primer periscopio se asentaba en un tubo relativamente largo, con una lámpara y una serie de prismas ópticos o espejos unidos a un extremo, para de esta forma iluminar diversos objetos al ser sumergido. Este descubrimiento aportaba grandes ventajas para los buques de la época: reconocimiento del casco sin necesidad de usar buceadores o tener que varar el barco (hecho que resultaba muy costoso), localización de bancos de pesca, calcular la posición y distancia de diferentes objetos, etc., En definitiva, una estimable ayuda para cualquier trabajo bajo la superficie marina.
Por desgracia, la historia recoge muy pocos datos de esta extraordinaria mujer. Era originaria de Brooklyn (Nueva York), casada y con un hijo, pero sin fuentes fidedignas que nos aporten su fecha de nacimiento o si realizó algún otro trabajo meritorio. El invento del periscopio data de 1845 y con el paso del tiempo ha recibido múltiples mejoras, como las efectuadas por Hippolyte Marié-Davy (1820-1893), Simon Lake (1866-1945), Sir Howard Grubb (1844-1931) y Morgan Robertson (1861-1915), entre otros.
Como queda constatado, el periscopio es un instrumento que ha tenido una constante evolución, pero que debemos en gran medida a la aportación de una gran mujer llamada Sarah Mather.
Ven al Museo Naval de Ferrol y podrás conocer aspectos relacionados con el tema. Museo Naval (abierto de martes a viernes, de 9.30 a 13.30 h; sábados, domingos y festivos, de 10.30 a 13.30 h).
Más información en la web del museo http://armada.mde.es/museonavalferrol y visitas guiadas en la dirección de correo: museonavalferrol@fn.mde.es.
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