Estamos en el año 1938. Todo Baleares está en manos de los franquistas… ¿Todo? ¡No! Una isla poblada por irreductibles menorquines y menorquinas resiste todavía y siempre al invasor. La isla está sitiada por tierra, mar y aire, con una guarnición militar cada día más desmoralizada por un bloqueo que les tiene sin alimentos ni correos.
En mitad de la guerra civil, con una nación dividida y una peseta devaluada, la República Española buscó nuevas formas de ingresar divisas para comprar material de guerra y suministros para la población. La moral de los combatientes también estaba en crisis, por lo que hacía falta reforzar las acciones propagandísticas. Con la idea de conseguir algo de todo esto, los republicanos pusieron en marcha una acción sin precedentes: el primer correo submarino del mundo, entre Barcelona y la (nunca mejor dicho) aislada Menorca.
A Menorca, en 1938, las pocas noticias que llegaban lo hacían a través de emisiones de la BBC británica. La flota del bando rebelde, los letales submarinos alemanesy la aviación italiana que operaba desde las bases de Son San Juan, Son Bonet y Alcúdia, tenían sitiada a la isla.
Según comenta el blog Diario de Naútica, desde hacía tiempo se venían usando submarinos para distribuir correos a los buques en alta mar, así que no resulta extraño el director de agencia filatélica oficial de la República, Arturo Fernández Noguera, propusiese oficialmente que la correspondencia entre Barcelona y Mahón fuese transportada por buques sumergibles, así como que se emitiese una serie de sellos para este nuevo tipo de correo.
La guerra de los sellos
¿Y lo de los sellos, para qué, os preguntaréis con razón? Pues bien, la guerra civil española se combatió también en el frente filatélico. Los franquistas aprovechaban cualquier victoria para imprimir ediciones de estos que quedaban agotadas en pocas semanas al ser muy populares entre los coleccionistas. Con ello, recaudaban suculentas divisas que servían para patrocinar la “cruzada contra el comunismo” del Caudillo en ciernes.
Como recuerda Foro Naval, el gobierno republicano había recibido asesoramiento de expertos filatélicos de los EEUU para crear una agencia estatal de correos que perseguía los mismos objetivos que las exitosas estampillas de Franco. A faltas de victorias de peso que plasmar en los sellos, romper el bloqueo faccioso a la isla de Mahón (al mismo tiempo que se creaba una nueva modalidad de correo a nivel mundial) se asumía como factible y se esperaba que convirtiese la hazaña en un hit parade filatélico republicano.
Destino: Mahón
Se eligió para llevar a cabo la misión al submarino C-4, un buque de fabricación española botado en 1929 que llegaba desde Burdeos, vía Cartagena, tras la deserción al lado golpista de su último comandante Jesús Lasheras.
El nuevo capitán era un ruso, Germán Yulevich Kuzmin, que operaba bajo el nombre español de “Víctor Nicolás” (o “Carlos Murato”, según las fuentes) en el marco del plan soviético de ayuda a la República Española: la Operación X. Había estado al mando del C-1, otro submarino del mismo modelo, por lo que tenía la suficiente experiencia para llevar a cabo la misión.
Irónicamente, para cubrir el viaje inaugural del servicio de correo submarino republicano, le acompañaría un corresponsal estadounidense; Werner Kell, del Saturday Evening Post.
Dado que el submarino adquiría la condición de estafeta, se designó un ambulante de correos para hacerse cargo dela administración de esta. El funcionario se llamaba Tomás Orós Gimeno. Era aragonés, masón y miembro de UGT y seguramente no se había imaginado que debería desempeñar su labor en el interior de cigarro de acero bajo las aguas del Mediterráneo.
Para la entrada en el mercado filatélico de los sellos del inédito transporte subacuático de la República Española realizaron, según Foro Naval , mil cartas ficticias con domicilio inexistente que viajarían desde la capital catalana a Menorca junto con otras cuarenta que sí eran reales.
El empleado de correos tomó algunas notas sobre la travesía.
“el buque salió del puerto a las 8 horas de la tarde del 12 de agosto, sin que hubiera contratiempo alguno durante el viaje de ida, que se hizo sin que el submarino se sumergiera. A la llegada a la isla, el Comandante Militar de la Plaza nos dio los documentos acreditativos del viaje”.
En efecto, querido lector: el primer correo submarino había hecho su viaje inaugural en superficie, llegando sin incidencias a Menorca el día siguiente de su partida tras doce unas doce horas de singladura. Eso, gracias a la inexistencia en aquel entonces de radares o sonares que le pudiesen detectar en la oscuridad al navío.
Éxito recaudatorio
Según nuestras fuentes, la primera emisión sellos de la serie Correo Submarino, que tenía un valor facial de 750.000 pesetas, recaudó gracias a la especulación en los mercados filatélicos más de 20.000.000,00 de pesetas. Un pastizal para 1938.
El C4 volvió a su base de Barcelona el 18 de agosto, esta vez con grandes periodos de navegación submarina para evitar las patrullas del bando golpista y a los aviones italianos de reconocimiento que operaban desde Mallorca. No volvió a operar trasportando correo.
¿Y qué pasó entonces?
En noviembre de 1938 se procedió a la inutilización de las planchas de imprenta originales de los sellos. Hoy en día, una serie de seis de ellos (40 pesetas republicanas) se valora por encima de los 800 euros.
Tomás Orós Gimeno falleció súbitamente en una calle de Zaragoza a mediados del mes de marzo de 1968. Había sido maltratado y vejado tras volver a España desde el exilio en 1941, por lo que pasó su últimos veinte años de vida entre hospitales y sanatorios.
Los restos del capitán Germán Yulevich Kuzmin descansan en el fondo del Mar Negro, donde se hundió en 1942 tras impactar su submarino Щ-212 contra una mina enemiga.
El C-4 pasó a formar parte de la Marina Española de postguerra. En 1946, se hundió con sus cuarenta tripulantes tras ser embestido por accidente por el destructor Lepanto durante el transcurso de unas maniobras.
En Menorca ondeó la bandera de la España republicana hasta el 10 de febrero de 1939, cuando la isla terminó por caer en manos de los sublevados.
Con información de Fundación Pablo Iglesias, Diario de Naútica, Submarines on Stamps , Cuarto Poder y Foro Naval . Foto de cierre de David Seymour “Chim”. Agradecimientos a David Flores, por ayudarme a ponerle rostro a “G.I” Kuzmin.
Jaime Noguera es autor de la novela de terror carpetovetónico ‘España: Guerra Zombi‘.
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