Historia de David Ruiz Marull •
En 1939, el submarino HMS Triumph protagonizó una de las historias de supervivencia más celebradas por los británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Navegando por el Estrecho de Skagerrak, entre Alemania y Dinamarca, chocó con una mina. La explosión destrozó una sección de proa de seis metros de largo y abrió un boquete de cuatro metros en el casco.
Sin posibilidades para sumergirse, a la nave de la Royal Navy le quedaban por delante 300 millas náuticas (más de 555 kilómetros) por aguas infestadas de patrullas nazis hasta su base en Escocia. Pero el Teniente Comandante John Wentworth McCoy no se puso nervioso, según explicaron los medios de comunicación británicos dos años después, cuando se hizo pública la historia.
Una travesía larguísima
La travesía fue larguísima, especialmente porque el sumergible solo podía moverse a una velocidad máxima de 2,5 nudos, lo que le dejaba expuesto a los bombarderos alemanes. Cuando ya vislumbraban las costas escocesas, un avión enemigo encontró al HMS Triumph. Pero la suerte quiso que, estando tan cerca de casa, los cazas de la RAF acudieron en su ayuda.
Poco después de esta heroicidad, el submarino regresó a la actividad y lo mandaron a realizar varias misiones ultrasecreta en el mar Egeo, donde el 9 de enero de 1942 desapareció sin dejar rastro. Hasta ahora. Un grupo de submarinistas griegos acaba de encontrar la nave al sur de Atenas.
“Ha sido la misión más difícil que he llevado a cabo en mi vida”, asegura en un post de Facebook Kostas Thoctarides, jefe de la misión que se ha pasado 25 años buscando la nave en el fondo del mar y que ya había logrado descubrir otros cuatro naufragios de submarinos en aguas griegas.
El HMS Triumph fue botado en 1937 y poco después ya realizó su primera misión, en mayo de 1939. En su corto periodo en activo realizó hasta 21 patrullas de guerra y hundió varios buques italianos. En marzo de 1941 fue enviado al Mediterráneo para identificar las costas del archipiélago del Dodecaneso y desembarcar espías con canoas.
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David Ruiz MarullEn su último acto de servicio, el submarino salió de Alejandría el 26 de diciembre de 1941. El objetivo, antes de volver a Inglaterra para una reparación general, era llevar a cabo dos operaciones especiales, registradas con el nombre en clave de ‘Isinglass’ y ‘Coney Island’.
La primera consistía en desembarcar al teniente Atkinson, del servicio de inteligencia británico, y a la espía griega Arvanitopoulos Adamandios para ayudar económicamente a personas que seguían atrapadas en la Atenas ocupada, así como entregarles dos juegos de radio para poder comunicarse con la base aliada de El Cairo.
La segunda fue llevar al teniente neozelandés de MI9 Graig hasta la isla de Antiparos para que coordinara la fuga de 30 refugiados británicos. Durante la noche del 29 al 30 de diciembre, el HMS Triumph ya había realizado las dos misiones y paró en la cercana bahía de Despotiko para desembarcar equipo especial y combustible.
El capitán del submarino, el teniente John S. Huddart, dejó en tierra a los refugiados porque tenía que dirigirse rápidamente hacia el mar Egeo para una peligrosa patrulla. La idea era regresar a por ellos el 10 de enero de 1942 para llevarlos hasta Alejandría. Pero eso nunca llegó a ocurrir.
Todo salió mal
En realidad, todo salió mal. El submarino fue hasta la costa de Sunion, al sur de Atenas, para atacar una barcaza italiana de hormigón. Pero las tropas de Musolini tomaron represalias y bombardearon el sumergible con cargas de profundidad. Toda la tripulación, formada por hasta 64 personas, falleció a bordo.
Las personas que habían quedado en tierra fueron arrestadas, incluido Atkinson, que llevaba encima un boletín en el que aparecían los nombres de hasta 37 personalidades de Atenas con sus alias y sus nombres reales a quien el gobierno griego en el exilio pidió cooperación para luchar contra las Potencias del Eje.
Esta información clasificada dio como resultado nuevas detenciones. Personas que acabaron en tribunales militares y algunas de las cuales fueron ejecutadas. Entre los soldados aliados, solo el teniente Atkinson fue asesinado. El resto fueron trasladados a campos de concentración.
La expedición de Kostas Thoctarides ha encontrado tres torpedos británicos Mk VIII junto a los restos del submarino, que descansa “a decenas de kilómetros de la costa, en el fondo del mar abierto, con ocho grados de inclinación derecha”. “Sus periscopios bajados y las bocas de acceso cerradas indican que se encontraba en una inmersión profunda durante sus últimos y dramáticos momentos”, añade.
“Los timones de profundidad y direccional están en línea recta, por lo que se encontraba a una profundidad constante. En la torreta se puede ver el timón de dirección de madera, la brújula y el cañón de cuatro pulgadas, que está ligeramente levantado hacia arriba. En la parte delantera del puente se ha abierto la puerta que conduce al cañón”, indica el submarinista.
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