El Pentágono quiere que sus submarinos del futuro sean totalmente indetectables, así que ha lanzado un nuevo programa para desarrollar una nueva tecnología de propulsión absolutamente silenciosa, imposible de localizar por otros submarinos o los micrófonos de defensa oceánica que potencias como China o Rusia tienen instalados en su litoral. Estos submarinos podrían lanzar misiles nucleares literalmente desde la costa de estos países sin ser localizados en ningún momento, destruyendo al enemigo en cuestión de minutos sin posibilidad alguna de respuesta.
Para conseguirlo, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de los Estados Unidos ha lanzado un programa revolucionario que podría cambiar el futuro de la propulsión naval. El programa, llamado PUMP, tiene como objetivo desarrollar un sistema de propulsión marítima que use tecnología magnetohidrodinámica (MHD), un sistema que utiliza imanes y una corriente eléctrica para propulsar barcos y embarcaciones sin partes móviles. Al no tener partes mecánicas ni hélices, no hay ruido de motor alguno ni posibilidad de cavitar, el ruidoso fenómeno que ocurre al desplazar agua mecánicamente, creando un vacío que es reemplazado inmediatamente por otras moléculas de agua.
Las ventajas y desafíos de la tecnología magnetohidrodinámica
Como apunta la publicación militar Naval Technology, los propulsores MHD presentan ventajas significativas para la defensa y la guerra naval. En primer lugar, al no tener partes móviles, reducen el ruido y la vibración, lo que hace imposible la detección de submarinos y drones en movimiento. Además, los propulsores MHD podrían teóricamente propulsar submarinos a velocidad más alta bajo el agua, superando ampliamente la capacidad de los sistemas de propulsión tradicionales. También ofrecerían una mayor maniobrabilidad porque el propulsor MHD puede en teoría ejercer fuerza en cualquier dirección de forma instantánea en vez de depender de aletas y timones.
Sin embargo, también hay desventajas: Aunque son más difíciles de detectar por sonar debido a su funcionamiento silencioso, el uso de fuertes campos magnéticos podría hacer que las naves equipadas con MHD pudieran ser detectadas con sistemas capaces de encontrar anomalías magnéticas. Además, los propulsores MHD pueden requerir grandes cantidades de energía eléctrica, lo que podría significar que los buques que utilizan esta tecnología necesiten un generador más potente.
El programa PUMP se enfrenta además a importantes retos como la corrosión y erosión a las que están sujetos los electrodos durante su uso. Para resolver este problema, DARPA está investigando varios métodos con los que reducir estos efectos, desarrollando nuevos materiales que cumplan con los estrictos requerimientos y límites operativos de este tipo de armamento crítico. Además, el programa PUMP creará herramientas de modelado y simulación de múltiples físicas para escalar los sistemas MHD.
La caza del Octubre Rojo
El concepto de propulsor MHD no es nuevo. Su origen se remonta a la década de los sesenta, cuando se realizaron pequeños experimentos. Los avances recientes en la generación de campos magnéticos de alta intensidad han superado la primera barrera de la tecnología: el desafío de escalar la tecnología del propulsor MHD para que pueda mover grandes navíos como un submarino de ataque nuclear.
El mejor registro de un propulsor magnetohidrodinámico se logró en 1992 con el Yamato-1, un buque de 30 metros que logró alcanzar una velocidad de 6,6 nudos mientras mantenía una eficiencia de aproximadamente el 30%. En los últimos años, la industria de la fusión nuclear comercial ha logrado un progreso significativo en el desarrollo de imanes de óxido de cobre y bario de tierras raras (REBCO), que ha demostrado la capacidad de generar campos magnéticos a gran escala de hasta 20 Tesla, lo que podría resultar en una eficiencia del 90% en un propulsor magnetohidrodinámico.
El programa PUMP de DARPA es un paso significativo hacia adelante en la tecnología naval. Si tiene éxito, puede acercarnos al mítico "motor de oruga" que postuló Tom Clancy en el submarino ficticio Octubre Rojo de la película La caza del Octubre Rojo. Aunque el propulsor MHD del programa PUMP no es exactamente el mismo que el ficticio motor de oruga, los principios de propulsión magnética son exactamente los mismos.
Si DARPA lo consigue, el MHD revolucionará la guerra y la defensa naval, inaugurando una nueva era de sigilo y eficiencia en la tecnología marítima que podría llevar misiles nucleares a las playas de cualquier país de forma totalmente secreta. Como decía el Capitán Marko Ramius (Sean Connery) en la película: "Una vez más, jugamos nuestro peligroso juego, un juego de ajedrez contra nuestro viejo adversario". Si EEUU lo consigue, estará más cerca que nunca de convertirse en una potencia incontestable. O parafraseando a Robert Oppenheimer, que citaba un antiguo escrito hindú, tendrá el poder de convertirse en la Muerte, el destructor del mundo. Lo malo es que, igual que con la bomba atómica, China no tardará en tener la misma tecnología y terminaremos donde empezamos, pero mucho peor.
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