30 julio 2022

La Marina Real de guerra británica monitorea sistemáticamente movimientos rusos

 Oipol operando en Reino Unido | Comunicación y fotos Royal Navy, 22 de julio de 2022 | Traducción y edición Oipol julio 28 de 2022 – El cazador de submarinos británico HMS Portland estaba de guardia, mientras el submarino de misiles crucero Severodvinsk y el submarino de ataque de clase Akula Vepr, realizaban una incursión  submarina hacia el sur, a lo largo de la costa noruega desde el Ártico.

La fragata Tipo 23 rastreó a los submarinos, cuando emergieron por separado en el Mar del Norte, al noroeste de Bergen, Noruega, el 16 y 19 de julio, antes que las fuerzas de la OTAN y del Báltico asumieran sus funciones. Las naves rusas realizaban su raid hacia San Petersburgo, con el fin de participar en las celebraciones del Día de la Marina Rusa, en 31 de julio.

Portland y su helicóptero especializado Merlin, ambos equipados con sonares, sensores y torpedos de última generación, para operaciones de caza de submarinos, informaron sobre los movimientos de los buques de la Flota del Norte de Rusia.

La información de la Royal Navy informa además que, uno de los nuevos aviones de patrulla marítima, de largo alcance de la RAF, el P8 Poseidon, también trabajó en estrecha colaboración con el HMS Portland, con el objetivo de cazar y rastrear a los submarinos. 

Esta operación se produce poco después que el HMS Portland participara en el principal ejercicio de caza de submarinos de la OTAN. Este ejercicio conjunto, a gran escala, resultó ser el preludio ideal para este tipo de operaciones en escenarios reales.

El oficial al mando del HMS Portland, el comandante Tim Leeder, señaló: “nuestro éxito en las operaciones marca la culminación de muchos meses de entrenamiento y ejercicios especializados. De manera crítica, la cohesión de la Royal Navy, la RAF y las capacidades de nuestros aliados garantiza que seamos capaces de realizar y sostener este tipo de operaciones antisubmarinas en el Atlántico Norte. Es un testimonio de la dedicación y profesionalismo de mis marineros, junto con el de nuestros aliados, que podemos llevar a cabo este papel estratégicamente crucial”, añadió por último el oficial jefe del HMS.

El programa de submarinos de la clase Virginia de la Marina de EE. UU. en problemas.

 Según un informe publicado por el Servicio de Investigación del Congreso de los Estados Unidos el 27 de julio, el programa de la clase Virginia ha experimentado un crecimiento de los costes en sus primeros años y retrasos en relación con las fechas de entrega previstas. ¿Qué decidirá Australia a continuación?

Esto se produce después de que el anterior ministro de Defensa de Australia, Dutton, dijera el 13 de junio de 2022 que su plan era comprar dos submarinos de la clase Virginia a Estados Unidos para 2030.

En septiembre de 2021, Australia desechó su contrato francés de submarinos de clase Barracuda para firmar un pacto de seguridad trilateral llamado AUKUS con el Reino Unido y Estados Unidos.

Según este pacto, Estados Unidos y el Reino Unido se comprometen a ayudar a Australia a desarrollar y desplegar submarinos de propulsión nuclear. La otra opción para la Marina Real Australiana es el futuro submarino británico de clase Astute.

Sobre los submarinos de la clase Virginia

La clase Virginia, también conocida como clase SSN-774, es una clase de submarinos de ataque rápido con misiles de crucero de propulsión nuclear, en servicio en la Marina de Estados Unidos.

Están diseñados para destacar en la guerra antisubmarina, la guerra antibuque, la guerra de ataque, las operaciones especiales, la inteligencia, la vigilancia y el reconocimiento, la guerra irregular y la guerra de minas. Los submarinos de ataque rápido proyectan el poder en tierra con fuerzas de operaciones especiales y misiles de crucero Tomahawk en la prevención o preparación de crisis regionales.

El submarino de clase Virginia tiene una longitud (eslora) de 114,8 m y una manga de 10,36 m. El submarino puede alcanzar una velocidad máxima de 28 millas por hora (45 km/h). Tiene una tripulación de 132 personas, incluyendo 15 oficiales y 117 alistados.

La Clase Virginia está equipada con doce tubos del Sistema de Lanzamiento Vertical (VLS) y cuatro tubos lanzatorpedos (a partir del SSN 784 North Dakota [Bloque II], los 12 tubos VLS se sustituyen por 2 tubos de carga útil de gran diámetro).

Los submarinos también llevan torpedos Mk 48 ADCAP, misiles de crucero UGM-109 Tomahawk, minas Mk 60 CAPTOR, minas móviles avanzadas y vehículos submarinos no tripulados.

Timothée

100 años de Jacques Piccard, el hombre que alcanzó las profundidades de la Tierra

 El abismo Challenger, en la fosa de las Marianas (Océano Pacífico), es el punto más profundo del planeta Tierra. A un imaginario Everest invertido aún le faltarían más de 2 kilómetros para tocar el lecho. Pero a Jacques Piccard le bastó su batiscafo, construido por él mismo, para lograr la proeza en 1960. Una proeza que determinó además un crucial hallazgo.

A Piccard el espíritu –y los conocimientos- de aventura ya le venían de serie. Nacido en Bruselas el 28 de julio de 1922, era hijo de Auguste Piccard, un ingeniero capaz de ser el primer humano en llevar un globo a la estratosfera.

Partiendo de los mismos principios físicos, Auguste y Jacques Piccard desarrollaron una especie de submarinos a los que denominaron batiscafos (barco de las profundidades en griego). Tras llegar a los 6000 metros de profundidad llamaron la atención de la Marina estadounidense, interesada en sus avances tecnológicos para alcanzar las profundidades.

En 1958 la Marina adquirió por 250.000 dólares el Trieste, el último batiscafo construido por la familia Piccard, sufragado en buena parte por el Ayuntamiento de la ciudad italiana, de ahí su nombre. Juntos, Marina de Estados Unidos y Jacques Piccard, pusieron en marcha el Proyecto Nekton para alcanzar el fondo de las Marianas. El objetivo principal de la expedición, más allá de la investigación oceánica, era el de confirmar que a esas profundidades no había vida, para depositar en ellas residuos nucleares.

También, por supuesto, se trataba de demostrar al resto del mundo la pericia estadounidense. En plena carrera espacial, y después de la primera ascensión al Everest en esa misma década, el fondo marino era un nuevo propósito. Nunca nadie había llegado hasta ahí abajo.

Una expedición para la historia

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El batiscafo Trieste, diseñado por Auguste y Jacques Piccard

El 23 de enero de 1960 se inició la inmersión, con Jacques Piccard y el teniente de la Marina estadounidense Don Walsh a bordo del batiscafo Trieste.

A una profundidad de unos 9000 metros una de las ventanas exteriores de plexiglás se rompió. A pesar de percatarse de ello, continuaron con el descenso. "Sonó como una explosión, pero después no pasó nada más. No representó un peligro de muerte, por lo menos no inmediato", relataría Don Walsh.

Cuando se alcanzaban las cinco horas de descenso, el Trieste llegó al fondo de la Fosa de las Marianas. El lugar más profundo de la Tierra. A -10.911 metros. Donde la oscuridad es absoluta. Activaron las lámparas de vapor de mercurio, y se dedicaron a contemplar lo que acontecía en el punto más bajo jamás alcanzado por el ser humano.

Tras unos 20 minutos en el abismo, el Trieste comenzó a emerger. La subida tardaría 3 horas y 15 minutos. Y Piccard y Walsh darían a conocer al mundo lo que habían vivido.

"Tuvimos la inmensa suerte de ver, justo en medio del círculo de luz que proyectaba uno de nuestros reflectores, un pez. Así, en un segundo, pero después de años de preparación, pudimos responder a la pregunta que miles de oceanógrafos se habían hecho. La vida, bajo una forma superiormente organizada, era posible en cualquier profundidad". Efectivamente, se prohibiría cualquier plan de abocar en la fosa desechos nucleares.

El legado

Al año siguiente, el Trieste sería retirado de servicio, pero los hallazgos y constataciones permitieron a Piccard desarrollar nuevos sumergibles y continuar con sus expediciones submarinas.

Entre otros, dio lugar al primer submarino turístico, lanzado en las aguas del Lago Lemán, en Ginebra, y que llevaría hasta 33.000 pasajeros durante la Exhibición Nacional Suiza de 1964.

En 1969 Piccard exploraría la corriente del Golfo con una inmersión que duraría un mes, y en la que recorrió 3.000 kilómetros a unos 300 metros de profundidad. Una hazaña que, más allá de los descubrimientos marinos, permitió también importantes avances sobre las consecuencias psicológicas en una tripulación confinada en condiciones extremas, que fueron de gran valor para la NASA.

Respecto a la fosa de las Marianas, no sería hasta 2012 (52 años después de Piccard) que una nueva expedición la alcanzaría. Sería el cineasta y biólogo marino James Cameron, a bordo de un minisubmarino, quien lo lograría. Ya en 2019 el estadounidense Victor Vescovo repetiría la hazaña.

Jacques Piccard fallecería el 1 de noviembre de 2008, a la edad de 86 años, en La Tour-de-Peilz, Suiza. Unos años antes su hijo Bertrand Piccard, siguiendo la tradición familiar de su padre y de su abuelo, se había convertido en el primer ser humano en dar la vuelta al mundo sin escalas en globo aerostático, permanencia en vuelo 19 días, 21 horas y 47 minutos, y recorriendo una distancia aproximada de 45.755 km.

EL SUBMARINO 'TRAMONTANA' SE INTEGRA EN LA OPERACIÓN 'SEA GUARDIAN'

 El submarino “Tramontana” ha zarpado rumbo al Mediterráneo, donde estará desplegado, bajo el control operativo del Mando de Operaciones, durante las próximas semanas. Es la sexta vez que este submarino participa en la operación ‘Sea Guardian’ desde que comenzó su participación hace ya 6 años.

El submarino, que tiene su base en Cartagena, es el cuarto de su clase y lleva al servicio de España desde el año 1984. Su dotación la forman 68 hombres y mujeres valientes, con sigilosa vocación de servicio, inapelable motivación y el espíritu de sacrificio necesario para vivir más de un mes debajo de la superficie velando por la tranquilidad y seguridad de sus compatriotas.

Gracias a la discreción y el sigilo que caracteriza a los submarinos, estos son capaces de realizar tareas de vigilancia sin perturbar el patrón de vida de los buques de la superficie, pudiendo así localizar e identificar actividades ilícitas dentro de las aguas del Mediterráneo.

En la actualidad, cerca del 90% del volumen total de mercancías se mueven por mar y el mar Mediterráneo no es una excepción. Solo en términos de energía, alrededor del 65% del petróleo y el gas natural que se consume en Europa occidental pasa por el Mediterráneo cada año. En este contexto, la OTAN puso en marcha la operación ‘Sea Guardian’ en noviembre de 2016.

La ‘Sea Guardian’ es una operación de la OTAN enfocada en el conocimiento del entorno marítimo para disuadir y luchar contra el terrorismo, así como mitigar el resto de amenazas. Se trata de una operación flexible, que puede cubrir toda la gama de tareas de seguridad marítima, si así lo solicita el Consejo del Atlántico Norte, como son: mantener la libertad de navegación, llevar a cabo la interdicción marítima, luchar contra la proliferación de armas de destrucción masiva y proteger la infraestructura crítica.

La integración del ‘Tramontana’ pone de manifiesto, una vez más, el compromiso que España tiene con la OTAN en el mantenimiento de la seguridad internacional.

Submarino S-71 Galerna, primera inmersión en Cartagena tras su gran renovación

 El submarino S-71 Galerna ha realizado su primera inmersión tras la inmovilización de su quinta gran carena, en las proximidades de la Estación Naval de La Algameca, en Cartagena, según ha informado la Armada. El pasado 13 de julio, Navantia y la Armada comenzaron las pruebas de mar del S-71. La gran revisión a la que ha sido sometido tiene como objetivo ampliar su ciclo de vida, y alargar durante cinco años más la operatividad del buque.

Las pruebas se extenderán durante el mes de agosto y está previsto que se efectúen una decena de navegaciones. Navantia prevé entregar el submarino a la Armada una vez terminadas dichas pruebas, como tarde el próximo mes de septiembre.
El submarino S-71 Galerna en Cartagena
El submarino S-71 Galerna efectúa sus pruebas de inmersión en Cartagena
El submarino S-71 Galerna efectúa sus pruebas de inmersión en Cartagena
El submarino S-71 Galerna efectúa sus pruebas de inmersión en Cartagena

El submarino S-71 Galerna efectúa sus pruebas de inmersión en CartagenaArmada

La prueba de mar efectuada a mediados de julio fue completamente en superficie, y se probaron la propulsión del buque, la navegación y las comunicaciones.
Ahora se realiza la prueba de inmersión estática del buque y se terminarán todas las pruebas previas al comienzo de las navegaciones en inmersión.
El submarino S-7 Galerna se encuentra en servicio desde 1983 y debía acabar su vida útil en 2018. Gracias a esta renovación exhaustiva, la que la Armada podrá contar con un submarino totalmente renovado, actualizado y operativo durante los próximos cinco años.
Submarino Galerna
Submarino Galerna
En el ámbito OTAN el «Galerna» ha sido destacado en cuatro ocasiones para participar en la Operación «Active Endeavour», completando un total de 170 días de mar y 21.500 millas en patrulla, tal y como indica la Armada. Fue desplegado también en una ocasión (entre abril y junio de 2017) en la Operación de vigilancia en el Mediterráneo «Sea Guardian», completando un total de 43 días desplegado con más de 750 horas de inmersión.

El «Galerna» ha participado también en diversos ejercicios tanto OTAN (Sorbet Royal, Dogfish, Linked Seas, Dragon Hammer, Noble Marlin) como nacionales (Tapon, Alfex, Minex, etc) y ha realizado numerosas colaboraciones con unidades de superficie de la Flota y unidades especiales de Infantería de Marina, Ejército de Tierra y Ejército del Aire.

El Tramontana, contra el terrorismo

Mientras, el Ministerio de Defensa ha informado de que el submarino Tramontana se encuentra activado en la operación Sea Guardian que desarrolla la OTAN contra el terrorismo.
Mediante aprobación del Consejo de Ministros, España contribuye a la Operación Sea Guardian con las siguientes unidades:
-Una media de 4 salidas al mes de MPA.
-Un submarino en dos períodos de 45 días, uno por semestre.
-Un patrullero de altura listo para salir a la mar en 48 horas a petición.
-Un buque de mando con un Estado Mayor embarcado y disponible para liderar una operación.
-Autorización diplomática permanente para las bases de Cartagena y Rota.
Además, adicionalmente, se ofrece la colaboración en apoyo asociado a aquellas unidades navales que transitan por el área de operaciones de Sea Guardian, según informa el Ministerio.

El Submarino Guanabara - S10, ex-USS Dogfish (SS350) Brasilero

 El Submarino Guanabara - S 10, ex-USS Dogfish - SS 350, fue el sexto buque y el primer submarino en llevar este nombre en la Marina de Brasil, en honor a la Bahía de Río de Janeiro. Fue construido por la Electric Boat Co. en Groton, Connecticut. Fue transferido e incorporado a la Marina de Brasil el 28 de julio de 1972, mediante la Notificación 0610 del 19/06/72 MM/EMA y OD 0024/72 del 28/07/72 del ComOpNav (Bol 27/72/3702 MM) en una ceremonia celebrada en la Base de Submarinos de New London en Groton. En esa ocasión, el comandante Nelson Antônio Fernandes asumió el mando. 

D a t o s

Puesta de la quilla: 22 de junio de 1944
Lanzamiento: 27 de octubre de 1945
Incorporación (USN): 29 de abril de 1946
Constitución (MB): 28 de julio de 1972

Retirada (MB): 10 de octubre de 1983

C a r a c t e r í s t i c a s

Desplazamiento: 1.870 toneladas ( en superficie) y 2.420 toneladas ( en inmersión)
Dimensiones: 93,7 m de eslora, 8,3 m de manga y 5,5 m de calado
Propulsión: diésel-eléctrica; 4 motores diésel Fairbanks Morse 16V de 1.600 CV cada uno, 4 generadores Allis Chalmers de 1.100 Kw, 4 motores eléctricos Allis Chalmers de 2.700 CV, acoplados a dos ejes y dos hélices de 4 palas. Un motor diesel auxiliar y un generador auxiliar de 300 Kw.
Velocidad: máximo 18 nudos (superficie) y 15 nudos (inmersión).

Rango de acción: 12.000 millas náuticas a 10 nudos (en superficie o con snorkel), y días y medio de autonomía.
Profundidad máxima de inmersión: 400 pies.
Armamento: 10 tubos lanzatorpedos de 21" (533 mm), cuatro de ellos en la popa, con capacidad para 24 torpedos.
Equipo electrónico: MAGE AN/WLR-1

Tripulación: 83 hombres, de los cuales 7 oficiales y 76 soldados.

1972

El 20 de noviembre, dejó la Base Naval de Filadelfia.

El 17 de diciembre, llegó a Río de Janeiro, atracando en la Base Almirante Castro e Silva (BACS).

1983

El 10 de octubre de 1983 fue dado de baja del servicio activo y fue sometido a la Exposición de Desarme por el Decreto 0955 del 22/06/83 MM/EMA (Bol. 26/83/1628 MM), en una ceremonia celebrada en el BACS. En once años de servicio con el MB, alcanzó las marcas de 25.356 millas navegadas, de las cuales 1.088 en inmersión, 163 días de mar.

Permaneció atracado en el muelle de BACS hasta 1985, siendo finalmente vendido a una empresa privada para su desmantelamiento. Su vela se conserva y se expone en el BACS.

Fuente
(Santos-SP), J. da S., & (Belém-PA), L. B. C. (n.d.). NGB - Submarino Guanabara - S 10. Retrieved July 28, 2022, from https://www.naval.com.br/ngb/G/G064/G064.htm


Cómo perdió Rusia un submarino equipado con armas nucleares

 

Hace poco más de un año, los científicos rusos se embarcaron en una misión en el naufragio del K-278 Komsomolets (nombre de informe de la OTAN: Mike), el submarino nuclear soviético que se hundió tres décadas antes cuando se produjo un incendio en el barco mientras estaba frente a la costa norte de Noruega. El 7 de abril de 1989, el submarino de propulsión y armamento nuclear encontró su muerte en el Mar de Barents, matando a 42 tripulantes.

A pesar de que el fuego envolvió el compartimento de ingeniería, el K-278 pudo salir a la superficie e incluso permaneció a flote durante unas cinco horas antes de hundirse en el fondo del mar de Barents, a una milla (1,7 km) de profundidad. Lo que más preocupa desde entonces es el daño que podrían causar al medio ambiente su reactor nuclear y sus dos torpedos con cabezas nucleares.

La expedición del año pasado incluyó a científicos de la empresa rusa Roshydromet, centrada en el campo de la monitorización de la radiación, y a especialistas de Sevhydromet, y su objetivo era determinar si los restos del naufragio siguen representando una amenaza para el medio ambiente submarino.

“La expedición de Roshydromet partió de Arkhangelsk en el buque Profesor Molchanov hacia el lugar del hundimiento del submarino nuclear Komsomolets. Los científicos examinarán una instalación de radiación potencialmente peligrosa”, informó entonces el servicio de prensa de Sevhydromet, los medios estatales rusos.

La pérdida del Komsomolets fue una gran conmoción para la Armada soviética, ya que se consideraba el submarino de propulsión nuclear más avanzado en servicio en aquel momento.

Preocupación medioambiental

El barco llevaba dos ojivas de plutonio cuando se perdió el 7 de abril de 1989. Ambas yacen ahora a 1.680 metros de profundidad con el resto de los restos del submarino y siguen planteando la preocupación por las fugas radiactivas en el fondo del Mar de Noruega. Sin embargo, el plutonio no es la única preocupación. El reactor nuclear del submarino también estaba cargado de combustible nuclear y produce otros isótopos radiactivos, como el cesio 137 y el estroncio 90.

Las fugas del pecio -aunque están profundamente sumergidas y es poco probable que contaminen las poblaciones de peces- se habían detectado en misiones anteriores que Rusia y Noruega han llevado a cabo desde que el Komsomolets se hundió hace 39 años.  De hecho, una expedición conjunta lanzada por ambos países en 2019 descubrió que la fuga directamente alrededor del casco del submarino había aumentado ligeramente respecto a los niveles medidos en 1998 y 2007.

A bordo del submarino todavía hay 20 torpedos de la convención, que también suponen un peligro importante.

Por estas razones, desde la década de 1990, los científicos noruegos han estado vigilando los restos del submarino soviético, que se encuentra al suroeste de la Isla del Oso de Noruega y a 350 kilómetros al noroeste de la costa continental del país.

Submarino avanzado

Diseñado para tener una profundidad operativa muy superior a la de los mejores submarinos de la Armada estadounidense, el K-278 utilizaba un doble casco, con el casco interior compuesto de titanio. Ese casco de presión se componía además de siete compartimentos, con el segundo y el tercero protegidos por mamparos más fuertes en la proa y en la popa, creando una “zona de seguridad” en caso de emergencia.

En teoría, el Komsomolets era capaz de eludir la detección norteamericana al ir más profundo que cualquier submarino rival. Al ser el único submarino de su clase, era operado por una tripulación relativamente pequeña de sólo 69 marineros. Este hecho es probablemente la razón por la que la pérdida de vidas no fue mucho mayor.

El 7 de abril de 1989, el barco navegaba a 386 metros de profundidad y a 8 nudos en aguas internacionales del Mar de Noruega. A las 10:55 de la mañana, hora local, se produjo un incendio en uno de los paneles eléctricos del compartimento siete, en la popa del barco. Según el informe oficial, el fuego se inició por una fuga de líquido hidráulico o de vapores de aceite de un separador. Ese fuego ardió con tanta intensidad que pronto consumió todo el compartimento y filtró humo al compartimento seis.

El barco pudo salir a la superficie, pero los esfuerzos de varias horas para mantenerlo a flote fracasaron, y sólo a las 16:42 el capitán de primera clase Vevgeniy Vanin dio finalmente la orden de abandonar el barco. Se inflaron balsas desde el submarino averiado y se lanzaron otras desde la aviación. Sin embargo, pocos de los tripulantes pudieron alcanzarlas a tiempo, y unos 50 marineros se vieron obligados a sumergirse en las gélidas aguas.

Seis marineros, entre ellos el capitán Vanin, permanecieron a bordo del barco cuando éste se hundió poco después de las 17:00 horas. Intentaron utilizar la cápsula de salvamento, pero uno de los tripulantes se quedó accidentalmente atrás, ya que el espeso humo dificultaba la visión. Los cinco hombres restantes se encontraban en la cápsula cuando ésta llegó a la superficie, pero sólo uno pudo escapar después de que su escotilla explotara. En total, 42 de los 69 tripulantes murieron en el accidente, uno de los varios que involucraron a submarinos soviéticos en la Guerra Fría.

Cada 7 de abril, la Federación Rusa celebra el Día del Recuerdo de los Submarinos Caídos. El día fue establecido por orden del Comandante en Jefe de la Armada rusa con fecha 19 de diciembre de 1995 en memoria de la trágica muerte del submarino Komsomolets.