20 abril 2025

La increíble historia del único submarino que combatió bajo tres banderas en la Segunda Guerra Mundial

 El Luigi Torelli fue un submarino italiano de la clase Marconi. Fue botado el 6 de enero de 1939 y entró en servicio en la Regia Marina el 15 de mayo de 1940.

Tras pasar todas las pruebas de seguridad y funcionamiento, inició su carrera bélica. El Torelli, bajo el mando del capitán de fragata Primo Longobardo, logró un considerable éxito al hundir cuatro vapores (Nemea, Bask, Nicolaos Fitinis y Urta) durante su tercera misión. Participó en dos misiones más en el área de caza que se le asignó entre Florida y las Bahamas, y el rendimiento fue considerado tan satisfactorio que su comandante fue condecorado con la Cruz de Hierro de 1.ª clase.

Para su siguiente misión se le asignó un área de caza entre las Bahamas y Puerto Rico. Recién iniciada la misión, el Torelli fue atacado por un avión Vickers Wellington. Este está considerado como el primer ataque antisubmarino realizado por un avión al que se le habían instalado reflectores en el fuselaje para ayudar al piloto, quien se apoyaba en un radar todavía algo primitivo pero relativamente eficiente para localizar al submarino en la oscuridad.

El Torelli salió bastante maltrecho de esta experiencia. Además de los daños, hubo un muerto y varios desaparecidos en el mar. Sin posibilidad de maniobra, el submarino quedó varado cerca de la costa de Avilés. Con bastante esfuerzo consiguieron liberarse, pero el comandante decidió que la nave no se encontraba en condiciones de navegación y, aunque eso supusiera el internamiento por ser España un país neutral, puso rumbo al puerto de Santander. Durante el trayecto, el Torelli volvió a ser atacado, esta vez por un Short Sunderland del 10.º Grupo Aéreo Australiano, que también le causó daños. El 12 de junio, el Torelli arribó a Santander hecho unos zorros.

Durante un mes permaneció en el dique seco recibiendo todo tipo de reparaciones. En ese tiempo, la tripulación —que en teoría estaba internada— tuvo un comportamiento considerado como «alegre pero correcto», lo que dejó muy buena impresión entre la población local. El 14 de julio, una vez terminadas las reparaciones, el submarino italiano sencillamente se marchó del puerto español. De alguna manera, se liberó de los cables de los remolcadores —mientras se procedía a probar el resultado de las reparaciones— y de la vigilancia del cañonero que estaba allí para vigilarlo.

En 1943 volvió a resultar dañado por ataques antisubmarinos. Aprovechando los daños sufridos, se le hicieron modificaciones para adaptarlo a misiones de transporte. El 14 de junio de ese año partió para su nuevo destino: Singapur. El Torelli transportaba un vital cargamento de mercurio, acero, cañones Mauser MG151 de 20 milímetros para aviación, dos juegos de radares Würzburg y torpedos.

Además, llevaba a bordo siete pasajeros: el coronel Satako Kinjo, a quien se había encomendado la misión; el ingeniero Heinrich Foders, especialista en este tipo de radares, encargado de su instalación y de instruir a los ingenieros japoneses en aspectos técnicos del instrumental. El resto eran mecánicos y técnicos especializados. El submarino arribó, sin problemas, a Singapur el 2 de septiembre.

Quiso el destino que al día siguiente (3 de septiembre), el Reino de Italia firmara el llamado Armisticio de Cassibile, que estipulaba la rendición incondicional de Italia ante los aliados. La noticia llegó a Singapur el 8 de septiembre, y a los japoneses les faltó tiempo para hacer prisionera a la tripulación y confiscar los tres submarinos italianos que había en Asia: TorelliComandante Cappellini y Reginaldo Giuliani.

Sin embargo, los japoneses se encontraron con un problema: no tenían personal especializado en submarinos, por lo que entregaron los sumergibles a la Kriegsmarine. Esta decidió dividir a las tripulaciones italianas prisioneras entre los submarinos y buscó voluntarios. Una vez integrados en la marina de guerra alemana, se les asignó número de identificación; al Torelli le correspondió el UIT-25, y fue entregado al Oberleutnant zur See (alférez de navío) Werner Striegler.

Los submarinos apenas desempeñaron funciones, limitadas al transporte. Hasta que llegaron las noticias de que Alemania se había rendido. Otra vez, los japoneses se apoderaron de los submarinos. El Torelli fue rebautizado como I-504 y dado de alta en la Marina Imperial Japonesa. Así, enarbolando la enseña de Japón y bajo las órdenes del subteniente Hirota Hideo, participó en su última acción de guerra. El 30 de agosto de 1945, mientras estaba fondeado en el puerto de Kobe, participó en la defensa antiaérea de la ciudad, logrando abatir un bombardero estadounidense B-25 Mitchell.

Resulta que Japón se había rendido oficialmente tras la emisión radiofónica del emperador Hirohito, emitida el 15 de agosto. El día 28 comenzó la ocupación de las islas del archipiélago japonés, aunque los enfrentamientos continuaron hasta la firma oficial de la rendición, el 2 de septiembre, sobre la cubierta del acorazado USS Missouri, en la bahía de Tokio.

Como parte del acuerdo de rendición, se entregaron a los aliados los restos de la otrora poderosa Marina Imperial Japonesa. Entre esos restos estaban los antiguos Torelli Comandante Cappellini; el Reginaldo Giuliani había sido hundido por la aviación aliada mientras enarbolaba la bandera de la Kriegsmarine.

Los submarinos fueron desarmados y declarados obsoletos. El Comandante Cappellini fue hundido por los aliados ese mismo año en el puerto de Kobe. El Torelli fue dado de baja el 30 de noviembre y hundido el 16 de abril de 1946 en el canal de Kii, que separa las islas de Honshu y Shikoku, en el archipiélago japonés.

Tanto el Torelli como el Comandante Cappellini han sido las únicas naves y unidades militares que han enarbolado las tres banderas de los integrantes del Eje a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Desde luego, algo único.

Desaparece un submarino en la Antártida tras descubrir estructuras desconocidas bajo el hielo

 

principios de 2024, un submarino llamado Ran se desvaneció en la plataforma Dotson en la Antártida occidental después del descubrimiento de una serie de estructuras desconocidas en el hielo bajo el océano Antártico. El vehículo submarino autónomo de seis metros de largo fue desplegado en 2022 por un equipo internacional de científicos de la International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC) para explorar la parte inferior de esta plataforma primigenia, un área que ningún ser humano había visto jamás. La causa exacta de su desaparición sigue sin estar clara.

“Es un poco como ver la cara oculta de la Luna", cuenta Anna Wåhlin, autora principal del estudio y profesora de física oceanográfica de la Universidad de Göteborg. Anteriormente, los científicos habían utilizado satélites y núcleos de hielo para explorar esta plataforma. Ran les permitió por primera vez navegar por la zona oculta del océano que se encuentra entre el lecho marino y el hielo. El submarino obtuvo mapas de alta resolución del lado inferior del hielo que mostraban estructuras nunca antes observadas.

Ran recorrió más de 16 kilómetros directamente en la cavidad que hay bajo la plataforma. Equipado con un avanzado sonar, el vehículo produjo mapas de alta resolución de la parte inferior del hielo. Las estructuras descubiertas por sus sensores tenían extrañas características físicas en forma de lágrima, mesetas heladas y patrones de erosión intrincados que los científicos no esperaban. De hecho, Wåhlin afirma que demuestran que los modelos de derretimiento del hielo actuales no pueden explicar lo que han encontrado.

Clave para entender el hielo terrestre

El objetivo del equipo del ITGC era usar Ran para recopilar datos sobre la mecánica de la fusión de los glaciares en esta región, particularmente en relación con las corrientes submarinas, y mapear la topografía bajo el hielo. 

Su misión principal era entender por qué la parte oriental de la plataforma de hielo de Dotson es más gruesa y se derrite más lentamente que la parte occidental. Los datos recopilados, publicados en la revista científica Science, indican que esta diferencia podría atribuirse a la influencia de las aguas profundas circumpolares, una mezcla de líquido del Pacífico y del Océano Índico que afecta a la base de hielo de manera diferente en la plataforma. Este fenómeno puede ser un factor clave en las diferentes velocidades de fusión del hielo, afirman los científicos: el agua más cálida y turbulenta erosiona la parte occidental más rápidamente que la oriental, que no tiene esa exposición. 

placeholderDiagrama del modus operandi del Ran extraído del trabajo de investigación. (Science)
Diagrama del modus operandi del Ran extraído del trabajo de investigación. (Science) 

El vehículo cartografió alrededor de 130 kilómetros cuadrados de hielo,descubriendo una estructura más intrincada de lo que los científicos habían modelado, según Wåhlin: "El mapeo nos ha dado muchos datos nuevos que necesitamos ver más de cerca. Está claro que muchas suposiciones anteriores sobre el derretimiento de la parte inferior de los glaciares se están quedando cortas. Los modelos actuales no pueden explicar los patrones complejos que vemos". 

El entorno extremo impide la comunicación en tiempo real con Ran, lo que hace imposible el uso de GPS u otros sistemas de seguimiento. Las misiones del vehículo en longitud duran de unas pocas horas a más de un día, lo que hace que la navegación y la recopilación de datos sean particularmente complejas. A pesar del gran desafío de estas condiciones de navegación, Ran completó 14 misiones en 2022. Cuando reanudaron su trabajo dos años más tarde, el vehículo desapareció sin dejar rastro en su primera misión. El equipo no conoce el motivo por el que Ran se ha desvanecido y solo pueden especular. Pudo haber encallado, sufrido el ataque de alguna forma biológica o quizás haya habido un fallo mecánico, pero lo cierto es que no llegó al punto de encuentro programado y no han encontrado ningún resto. 

"Aunque obtuvimos datos valiosos, no pudimos conseguir todo lo que esperábamos. Los avances fueron posibles gracias al sumergible único que era Ran", afirma Wåhlin. "La investigación es necesaria para entender el futuro de la capa de hielo de la Antártida, y esperamos poder reemplazar a Ran para continuar este importante trabajo".

Hallazgo inesperado: descubren un submarino soviético que había desaparecido en 1941 con 22 tripulantes a bordo

 Un equipo de la Flota del Pacífico de la Armada de Rusia y organizaciones de veteranos descubrieron los restos del submarino soviético M-49, desaparecido en 1941 con 22 tripulantes. El hallazgo fue confirmado mediante vehículos submarinos operados a distancia a bordo del buque de rescate Ígor Beloúsov.

El submarino, perteneciente a la clase Maliutka y bajo el mando del primer teniente Sivarinovski, debía regresar a su base el 16 de agosto de 1941, pero nunca se volvió a tener contacto con él. El doctor en Historia Valeri Kulichkov sugiere que el sumergible podría haber chocado con una mina naval soviética.

Hallazgo del submarino soviético desaparecido en el golfo de Pedro el Grande

Según informó la agencia TASS, los restos del submarino soviético M-49fueron localizados por la Flota del Pacífico de la Armada de Rusia junto a organizaciones de veteranos submarinistas, en el golfo de Pedro el Grande, el mayor entrante del mar del Japón, cerca de la frontera con Corea del Norte.

El submarino M-49 fue hallado en el golfo de Pedro el Grande por la Flota del Pacífico. (Foto: archivo)

El sumergible, con 22 tripulantes a bordo, se hundió en circunstancias aún no esclarecidas. El historiador ruso Valeri Kulichkov considera probable que el submarino, comandado por el teniente Sivarinovski, chocara con una mina naval soviética. 

El hallazgo fue posible gracias al uso de modernos dispositivos de rastreo y vehículos submarinos controlados remotamente desde el buque Ígor Beloúsov. Las características del casco y el armamento coinciden con las de los submarinos de la clase Maliutka, conocidos por su reducido tamaño y facilidad de transporte por ferrocarril.

Impacto del hallazgo: memoria histórica y tecnología al servicio de la verdad

El descubrimiento del M-49 aporta información clave sobre la historia naval soviética, refuerza la colaboración entre instituciones militares y asociaciones civiles. 

Se sospecha que el hundimiento fue provocado por una mina naval de origen soviético. (Foto: archivo)

Aspectos destacados del descubrimiento:

  • Identificación precisa del submarino por su tamaño, forma y armamento.
  • Confirmación del lugar del naufragio en una zona estratégica del mar del Japón.
  • Evidencias compatibles con un impacto por mina naval.
  • Participación activa del buque de rescate Ígor Beloúsov en la localización.
  • Propuesta de organizaciones de veteranos para crear un memorial en homenaje a la tripulación.

Un proyecto de submarinos de hace 100 años que habría cambiado el futuro del puerto de Maó

 «Proyecto de obras a realizar en el Puerto de Mahón para una primera habilitación que permita la maniobra y amarrado de 12 buques de doscientos metros de eslora y treinta de cien metros, con arreglo a las bases de la r.o. de 9 de septiembre de 1926.»

¿Alguien, hoy en día, podría entender que Sa Colàrsega se convertiría en una pista de aviones cubriendo un cuarenta por ciento de la lámina de agua, que Cala Llonga se rellenaría casi totalmente con una explanada, muelle y tinglados, que se construirían muelles para barcos en Sant Antoni y Cala Lladró, que se volaría y dragaría el islote de ses Rates, que se construiría una carretera dentro del mar desde la Base Naval hasta la Mola, que se construirían espigones para submarinos, que se instalarían 100 bolardos (norays) alrededor de todo el puerto, que casi toda la flota de guerra española del Mediterráneo (42 buques) tendría como base el puerto, que se dragarían grandes extensiones de fondo marino hasta -10,50 m, que se demolerían los cuarteles de carabineros, la aduana y los almacenes de Enmedio?

Todas estas actuaciones dentro del puerto se programaron hace ahora cien años, con el ambicioso proyecto inicial de «HABILITACIÓN DEL PUERTO DE MAHÓN PARA AMARRADERO DE GRANDES BUQUES».

Increíble e impensable, por este motivo y para dar la credibilidad necesaria, debemos iniciar esta información transcribiendo parcialmente un extracto de los informes iniciales, redactado el primero en el año 1926, previo al inicio de los trabajos de recogida de datos de los fondos marinos y redacción de los sucesivos y descomunales proyectos de obras.

«Por R.O. del Ministerio de Marina de fecha 9 de sepbre del año 1926 se interesó del de Fomento la conveniencia de que por ambos departamentos se nombrase una Comisión mixta para el estudio del programa de obras a realizar, con el fin de habilitar el Puerto de Mahón amarradero de grandes buques. La Dirección General de Obras Públicas, accediendo a los deseos del Ministerio de Marina, en oficio de 11 de octubre del mismo año comunico que S.M. el Rey (q.D.g.) hizo a favor del Ingeniero de la Jefatura de Obras Públicas de Baleares encargado del Puerto de Mahón para que representase al Ministerio de Fomento en la Comisión mixta propuesta por el de Marina dándole traslado a las bases que este consideraba necesarias para la realización de los citados estudios.

La Comisión mixta, que estuvo formada por el Comandante de Marina de Menorca y por el Ingeniero de Obras Públicas encargado del Puerto de Mahón después de un detenido estudio, en 10 de enero de 1927, redactó el programa de las obras que consideraba necesarias realizar para ejecutar a las bases formuladas por el Ministerio de Marina y este programa que lo elevó a la superioridad en la fecha indicada consistía en la construcción de un muelle en la cala de San Antonio, otro en Cala Llonga, dos en la isla del Lazarero, instalación en tierra de 92 bolardos, fondeo de 10 muertos submarinos, instalación de tres gruas en los muelles Comerciales, ampliación del proyecto de dragado.

La ponencia que se nombró para dictaminar sobre el Programa remitido, consideró que estaba muy bien estudiado y que la base primordial de las obras es la persecución del plan de dragado opinando que debía ampliarse hasta dejar en toda la Plana de Cala Figuera un fondo mínimo de 10,50 metros para que los acorazados pudieran amarrar de popa al muelle proyectado de Cala San Antonio, que la isla de las Ratas situada en el centro del canal de entrada a la Plana y fondo del Puerto debía desaparecer, volándola y dragando hasta dejar todo el fondo en 10,50 metros o bien, que se dragaran todas las restingas de la citada isla hasta el extremo de que los buques pasarla rascando sin temor a embarrancar, que lo mismo debería hacerse con las restingas de la Isla del Rey, de la Cuarentena y del bajo de las Titas, hasta dejar todo el espacio comprendido entre la Isla del Rey y la del Lazareto en los 10,50 metros de agua»...

«Debía de construirse una carretera, desde el Arsenal, contando Cala Ratas pasando por los muelles proyectados en Cala San Antonio y Cala Llonga contando después Cala Lladró hasta Cala de San Jorje, pudiendo prolongarse si el Ramo de Guerra lo conveniera a Cala Taulera y Castillo de la Mola».

«A propuesta del Ministerio de Fomento, en 25 de abril de 1928 se publicó un Real Decreto disponiendo que una vez que fuera aprobado el proyecto relativo a las obras del Puerto de Mahón, deberían estas dividirse en tres grupos las referentes al Puerto comercial debían ser construidas y abonadas por el Ministrio de Fomento y las correspondientes a los Ministerios de Marina y Gobernación...»

«...La Dirección General de Obras Públicas, en 15 de junio de 1928 ordenó a la Jefatura de Baleares que se procediese a redactar el proyecto de las obras a realizar conforme al programa aprobado y a lo dispuesto en el R.D. de 25 de Abril de 1928».

«En Marzo del corriente año se empezaron los trabajos de la toma de datos para la redacción del proyecto pero como para efectuar los sondeos se requiere que el mar esté en completa calma y esto no es frecuente durante el invierno no fue posible terminarlos hasta el mes de junio fecha en que se empezaron los trabajos de gabinete simultaneándolos con otros a cargo de esta Comisión».

«...se proponen el dragado del Puerto de Mahón, a la mejora de los muelles Comerciales y a la construcción de amarraderos en la Costa Sur. Hemos creído conveniente dividir este proyecto en dos partes: 1ª. Iº que es la que se presenta consistente en el dragado y en la construcción de los muelles comerciales para el atraque de barcos y la 2ª parte, consistirá en la construcción de amarraderos, tinglados sobre la parte de terreno ganada al mar, instalación de grúas, adoquinado del muelle y algún obra necesaria que pueda considerarse conveniente...»

«....La limpieza del Puerto consistirà en el dragado de todas las zonas que comprendia el proyecto formulado por el Ingeniero D. Bernardo Calvet, que fué aprobado por la superioridad, y que después de empezarse los trabajos se tuvieron que suspender por rescisión del contrato si bien ha sido necesario aumentar la superfície de dragado...»

«Mahón 20 de Noviembre de 1930. El Ingeniero Director. Juan Seguí».

Otro informe, del 31 de enero de 1931, cuatro años después de la constitución de la Comisión del 10 de enero de 1927, relativo al desarrollo de los primeros proyectos, dice:

«...1º.- Que las obras que se proponen son, en conjunto muy convenientes para poner este puerto en las condiciones que demanda su comercio y arribada de escuadras nacionales y extranjeras: y

2.- Que a la vez que las anteriores obras deban acometerse las siguientes:

«a) proveer a las cloacas que desaguan en la parte comercial del puerto de pozos mouras y sus emisarios darles la suficiente profundidad...»

«b) El derribo de los edificios del Andén de Poniente números 125 al 133 para dar al muelle el ensanche conveniente

«c) El derribo de la Aduana y cuartelillo de Carabineros y su construcción en la parte que hoy ocupa el huerto de dichos edificios, dejando los bajos para almacenes de depósito comercial... A esto ayudará Hacienda con la mitad de su coste según R.D. de 1º de julio de 1927.

«d) Derribar las viviendas, tenerías y almacenes que existen hoy junto a los muelles...»«e) Derribar también los almacenes llamados de Enmedio para darle al muelle la anchura que demanda el comercio que se desarrolla por dicha parte»

«f) Proponer la utilización y obras necesarias para depósitos de carbones de la Isla de las Ratas y de no tener aplicación volarla y dragarla para lo cual la Estación Torpedista podría hacer lo primero y resultaría económico.    Esto último es conveniente para la navegación y por imponerlo las grandes esloras de los buques que amarran en el Fonduco.

«g) Dragar la Colársega y de esta el perfil 60 con la desaparición del bajo «Escuy d’es Frares» poniendo amarraderos en Cos Nou.....»

...El bajo «Escuy d’es Frares» estorba para amarrar o despegar los hidros y los amarraderos son convenientes para buques de poco porte que deban estar cerca de la Base».

«I) Poner norays para buques grandes en las calas Pedrera, Corp y Font, así como en la hondonada del Fonduco hasta Repós del Rey y para buques medianos en la costa Norte, islas de Lazareto y Plana; y»

«J) Dragar las orillas de los muelles donde existan y establezcan amarraderos con el fin de que puedan atracar las embarcacions que conduzcan las amarras»

«Mahón 31 de Enero de 1931.- Gabriel Rodriquez. Hay un sello que dice .= Comandancia de Marina de Menorca.= Sr. Ingeniero Director de las obras del Puerto de Mahón. El Ingeniero, autor del proyecto, Juan Segui.»

13 abril 2025

Malvinas: El ARA San Luis navegando debajo del enemigo

 Por el subteniente Grant T. Willis, USAF || Naval Institute


Después de 1945, el uso de submarinos en operaciones de combate se ha limitado al juego del gato y el ratón de la Guerra Fría, con su introducción como plataforma de ataque sumergida guiada con precisión. En 1982, el submarino volvería a hacerse a la mar para hundir buques de guerra enemigos en una batalla convencional, pero estos submarinos no luchaban en nombre de las dos superpotencias de la época. La junta militar argentina, bajo el liderazgo del general Leopoldo Gualtieri, buscó unir a la nación y distraer a su gente de la agitación interna recurriendo a la causa nacional para recuperar las Malvinas, o, como las conocían los británicos, las Islas Malvinas.

Después de mucha presión diplomática de Argentina y reconocidas tensiones económicas y políticas en Gran Bretaña para recortar su gasto militar, la junta lanzó su invasión del archipiélago del Atlántico Sur el 2 de abril de 1982. La primera ministra británica Margaret Thatcher envió una fuerza de tarea naval, cuyo tamaño no se había visto desde la Crisis de Suez de 1956. Los argentinos, después de asegurar las islas con poca resistencia de una unidad ligera de 69 infantes de marina reales, tuvieron que preparar su defensa contra un posible intento de Gran Bretaña de recuperar las islas.

La probabilidad de guerra aumentó a medida que la fuerza de tarea de la Marina Real avanzaba más hacia el sur. Los tres submarinos británicos de propulsión nuclear estacionados en el área dieron la alarma para la flota argentina del almirante Jorge Isaac Anaya. La marina argentina estaba bien armada y era una de las mejores fuerzas navales de América del Sur. El almirante Anaya y su personal habían elaborado el plan para lanzar la invasión y lo presentaron a la junta y al general Leopoldo Gualtieri para su aprobación en 1981. La introducción de los submarinos nucleares de la Marina Real en el Atlántico Sur requirió la implementación inmediata de la invasión el 2 de abril.

Orden de batalla

Muchos de los que estudian la Guerra de las Malvinas de 1982 entienden las hazañas del ARA Santa Fe, un antiguo submarino de la clase Guppy de la Marina de los EE. UU. de la Segunda Guerra Mundial que sufrió graves daños y encalló durante el asalto británico a la isla de Georgia del Sur el 25 de abril. Sin embargo, el Santa Fe no fue el único submarino argentino que participó en combate durante el conflicto de las Malvinas.

Argentina también poseía varios otros submarinos, incluido un nuevo submarino diésel-eléctrico de ataque rápido Tipo 209 construido en Alemania Occidental, el ARA San Luis. El servicio submarino argentino tendría que combinar sus activos de flota y sus camaradas de la Fuerza Aérea y la fuerza aérea naval para intentar cortar la sangre vital de Gran Bretaña y recuperar con éxito las Malvinas en un asalto anfibio. Debido al mantenimiento y la falta de preparación para el mar, solo el San Luis y el Santa Fe estaban listos para el combate durante la Guerra de las Malvinas.1 Si el ARA Salta y el Santiago del Estero hubieran estado listos para el mar a tiempo para la Operación Rosario, tal vez hubieran podido aplicar más tensión y presión sobre los activos de guerra antisubmarina (ASW) de la fuerza de tareas británica.

Muchos de los mejores comandantes de submarinos de la flota argentina en ese momento estaban siendo entrenados en Alemania Occidental, lo que obligó a los oficiales de menor rango y menos experimentados a capitanear sus barcos en el conflicto más importante que los argentinos lucharían en su historia desde su declaración de guerra a la Alemania nazi en 1945.2 Aunque la historia militar de las fuerzas armadas argentinas ha sido ligera, los recursos que Buenos Aires podía aplicar a una guerra en el Atlántico Sur le dieron una ligera ventaja a un ejército argentino que podría, si se hacía correctamente, aplicar sus fuerzas con el máximo efecto en la fuerza de tarea entrante. La aplicación de estos recursos se vería obstaculizada por motivaciones políticas entre sus comandantes superiores y una falta de estándares de entrenamiento y mantenimiento.

Acerca de enfrentar a la flota

Para mantener el poder político en el continente y dentro de la junta, el almirante Anaya regresó su flota de batalla a su puerto de origen en la Base Naval de Puerto Belgrano. 3 Después del hundimiento del General Belgrano, sintió que retener sus buques de guerra restantes mantendría su posición política para ejercer influencia, en lugar de lanzarse a la situación más importante que la Armada Argentina haya enfrentado en su historia. Es fácil decir que la Marina Real hubiera aniquilado a la flota argentina; sin embargo, la combinación de aviones de ataque argentinos con base en tierra, misiles Exocet aéreos, marítimos y terrestres y un portaaviones, la fuerza de tareas de Thatcher, podría haber tenido un resultado mucho más costoso para la recuperación de las Malvinas de lo que experimentó. La fuerza submarina del almirante Anaya parecía ser el único activo de la flota que estaba dispuesto a utilizar en acciones ofensivas de la flota contra la Marina Real.

La patrulla de guerra del San Luis en la guerra del Atlántico Sur ha estado marcada por la controversia. Durante el conflicto, Gran Bretaña perdió seis barcos por bombas y misiles lanzados o lanzados por aviones de ataque argentinos con base en tierra. Estos impactos y hundimientos son, no obstante, notables si se considera la falta de entrenamiento o conocimiento de tácticas antibuque de los pilotos argentinos que volaron contra estos buques fuertemente defendidos. Sin embargo, la guerra en el mar no se limitó completamente al hundimiento del ARA Belgrano (Clase Brooklyn) por el HMS Conqueror (SSN clase Churchill). Después del hundimiento del Belgrano, el resto de la flota argentina fijó un nuevo rumbo hacia su base de origen en Mar del Plata, temiendo nuevos ataques de submarinos nucleares de la Marina Real y pérdidas de más buques capitales que podrían dañar el prestigio y los limitados activos de la junta.

La patrulla de guerra

El San Luis comenzó su patrulla para atacar a la fuerza de tarea al norte de las Islas Malvinas. Durante su única patrulla continua, reivindicó tres ataques con torpedos contra buques británicos. Afirmó haber disparado dos torpedos antisuperficie SST-4 de fabricación alemana y un torpedo antisubmarino Mark 37 estadounidense. Su primer ataque fue contra el HMS Yarmouth (fragata Tipo 12) y el HMS Brilliant (fragata Tipo 22). El ataque del San Luis no tuvo impactos y el buque sostuvo una batalla ASW decidida durante 20 horas, sobreviviendo a cargas de profundidad y un torpedo. El San Luis rompió el contacto y comenzó su segunda incursión el 8 de mayo contra un submarino británico. Doce minutos después de disparar su torpedo, el San Luis escuchó una explosión en el mismo rumbo de su objetivo; sin embargo, la Marina Real no afirmó haber sufrido pérdidas de submarinos durante el conflicto, y se especula que el torpedo del San Luis pudo haber tocado fondo. Su última incursión se llevó a cabo el 10 de mayo contra otros dos buques de guerra, disparando un torpedo contra el HMS Arrow (fragata Tipo 21) y el HMS Alacrity (fragata Tipo 21). Después de seis minutos, se escuchó una pequeña explosión en el rumbo de la fragata, y cuando el HMS Arrow recuperó su contramedida remolcada, fue evidente que había sido alcanzado.4

¿Qué salió mal?

Hubo muchos problemas con el rendimiento de los torpedos SST-4 que había disparado la tripulación del San Luis. Según un análisis de posguerra realizado por el Departamento de la Marina de los EE. UU. en septiembre de 1983:

La principal Fuerza de Tareas británica fue localizada y atacada sin éxito por el Tipo 209, San Luis. Ese submarino estuvo en el mar, y a veces en el área de la fuerza británica, durante aproximadamente 36 días. La amenaza de los submarinos argentinos fue una preocupación constante para el comandante de la Fuerza de Tareas británica, y se realizaron numerosos ataques contra presuntos contactos submarinos, con un gran número de armas ASW que se gastaron. En cualquier caso, el San Luis sobrevivió a todos los esfuerzos ASW británicos, pero al mismo tiempo no pudo infligir daño a la fuerza británica debido a problemas materiales.


Se ha identificado al submarino como alguien que disparaba sus municiones a demasiada profundidad, con un sistema de control de fuego obsoleto que requería que la tripulación calculara sus soluciones manualmente; cables rotos después de que se dispararan los torpedos, lo que impidió la capacidad de dirigir a los peces hacia sus objetivos; la falta de preparación de los SST-4 en los tubos de la sala de torpedos, que no permitían que los torpedos se armaran solos después de dispararse, y una tripulación inexperta.5 Todos estos factores se combinaron para permitir que los buques objetivo escaparan de los ataques del San Luis. Los ataques fueron pobres, pero el hecho de que el San Luis pudiera hacer estas aproximaciones contra lo mejor de la Royal Navy muestra cuán diferente podría haber sido el resultado si el San Luis hubiera estado completamente aprovisionado y preparado para operaciones de combate.

Sin embargo, es significativo que estos ataques y batallas ASW tuvieran lugar. Un submarino de diseño y fabricación alemana había disparado torpedos reales en señal de ira contra buques de guerra de la Royal Navy de Su Majestad por tercera vez en el Atlántico durante el siglo XX. Esta vez, los submarinistas de esta versión latinoamericana de Das Boot habían tenido un golpe de suerte, ya que lograron eludir los decididos ataques con cargas de profundidad y torpedos de la Royal Navy y regresaron a casa sin un rasguño. 

Resultados

El 14 de junio de 1982, la Union Jack volvió a ondear sobre Puerto Stanley mientras la guarnición argentina bajo el mando del general Menéndez se rendía. La conmoción y el daño al orgullo nacional argentino dieron como resultado el regreso de la democracia a Buenos Aires, el rechazo del régimen militar y la aplicación por parte del gobierno de la “guerra sucia”, o reinado del terror contra los disidentes del régimen de la junta. Aunque Argentina perdió la guerra, había recuperado su democracia. Para el gobierno de la primera ministra Thatcher, su supervivencia política estaba asegurada y la guerra provocó un aumento del orgullo y el prestigio británicos.6 Lo que comenzó como una humillación nacional había resultado en éxito y redención. La Marina Real sobrevivió y los recortes a sus capacidades y tamaño terminaron debido a la demostración cinética de su importancia para mantener el poder internacional de Gran Bretaña.
Lo que podría haber sido

El resultado de la Guerra de las Malvinas habría sido muy diferente si los torpedos del San Luis hubieran funcionado y golpeado correctamente solo se puede especular. Si las bombas de la fuerza aeronaval y aérea argentina hubieran que impactaron hubieran detonado, tal vez más de nueve barcos podrían haberse hundido. Si el portaaviones ligero ARA Veinticinco de Mayo hubiera podido lanzar un ataque contra los portaaviones británicos con sus diez A-4Q Skyhawks en lugar de abortar debido al mal tiempo y si los torpedos del San Luis hubieran funcionado como se esperaba, la Marina Real podría haber sufrido una humillante derrota a manos de los argentinos. Todos estos factores coincidieron con el hecho de que los británicos tenían poco o ningún avión de alerta temprana y tuvieron que depender de fuerzas especiales, submarinos y radares a bordo de los barcos para detectar aviones que se acercaban en vuelo bajo.

Muchas situaciones contrafácticas posibles podrían resultar en la derrota de un intento británico de recuperar las islas, pero la lucha fue decidida por hombres dispuestos a hacer un esfuerzo extraordinario a pesar del terreno difícil, el clima y las largas distancias. La guerra en el mar puede parecer una cosa de película con capitanes tranquilos y calculadores que atraviesan el periscopio, como cazadores que acechan a sus presas en alta mar, pero guerras como la de las Malvinas aún muestran el papel clave que los submarinos y sus intrépidas tripulaciones pueden desempeñar en la guerra moderna. Hoy, mientras miramos hacia el futuro del combate sumergido, las grandes potencias y sus armadas pueden aprender lecciones valiosas del Atlántico Sur y las hazañas de sus veteranos como el San Luis.

Mirando hacia el futuro desde las Malvinas

En el futuro, los submarinos seguirán desempeñando un papel fundamental en la guerra de expedición, así como en entornos de antiacceso/denegación de área (A2/AD). La combinación de poder aéreo naval y terrestre en un entorno de expedición es un componente clave de las amenazas que enfrentan hoy Estados Unidos y sus aliados del Pacífico. Los oficiales militares estadounidenses deben ser conscientes de la importancia de comprender e integrar todos los dominios de la guerra para mantener la superioridad en los puntos calientes. El Mar de China Meridional, el Pacífico occidental y las aguas del Golfo Pérsico pueden brindar futuras oportunidades para que los buques diésel eléctricos, junto con los submarinos submarinos más modernos, demuestren la importancia de mantener en perfecto estado los procedimientos de guerra antisubmarina, logística, mantenimiento y alerta temprana en tiempos de paz para prepararse para posibles acciones de enfrentamiento y conflictos de mayor alcance. Tal como el Duque de Wellington describió su victoria sobre Napoleón Bonaparte en Waterloo, la Guerra de las Malvinas fue, en efecto, “una cosa condenadamente buena, la más reñida que hayas visto en tu vida”.


Referencias

1. Steven R. Harper,  “Submarine Operations during the Falklands War,” Department of Operations Paper, Naval War College, 1994.

2.Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

3. Maciej Jonasz “Falklands War: Why Did Argentina Fail?” Modern War, n.d.

4. Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

5. Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

6. Bogdanor, Vernon. “The Falklands War, 1982 .” Gresham College, 6 April 2016.