El Luigi Torelli fue un submarino italiano de la clase Marconi. Fue botado el 6 de enero de 1939 y entró en servicio en la Regia Marina el 15 de mayo de 1940.
Tras pasar todas las pruebas de seguridad y funcionamiento, inició su carrera bélica. El Torelli, bajo el mando del capitán de fragata Primo Longobardo, logró un considerable éxito al hundir cuatro vapores (Nemea, Bask, Nicolaos Fitinis y Urta) durante su tercera misión. Participó en dos misiones más en el área de caza que se le asignó entre Florida y las Bahamas, y el rendimiento fue considerado tan satisfactorio que su comandante fue condecorado con la Cruz de Hierro de 1.ª clase.
Para su siguiente misión se le asignó un área de caza entre las Bahamas y Puerto Rico. Recién iniciada la misión, el Torelli fue atacado por un avión Vickers Wellington. Este está considerado como el primer ataque antisubmarino realizado por un avión al que se le habían instalado reflectores en el fuselaje para ayudar al piloto, quien se apoyaba en un radar todavía algo primitivo pero relativamente eficiente para localizar al submarino en la oscuridad.
El Torelli salió bastante maltrecho de esta experiencia. Además de los daños, hubo un muerto y varios desaparecidos en el mar. Sin posibilidad de maniobra, el submarino quedó varado cerca de la costa de Avilés. Con bastante esfuerzo consiguieron liberarse, pero el comandante decidió que la nave no se encontraba en condiciones de navegación y, aunque eso supusiera el internamiento por ser España un país neutral, puso rumbo al puerto de Santander. Durante el trayecto, el Torelli volvió a ser atacado, esta vez por un Short Sunderland del 10.º Grupo Aéreo Australiano, que también le causó daños. El 12 de junio, el Torelli arribó a Santander hecho unos zorros.
Durante un mes permaneció en el dique seco recibiendo todo tipo de reparaciones. En ese tiempo, la tripulación —que en teoría estaba internada— tuvo un comportamiento considerado como «alegre pero correcto», lo que dejó muy buena impresión entre la población local. El 14 de julio, una vez terminadas las reparaciones, el submarino italiano sencillamente se marchó del puerto español. De alguna manera, se liberó de los cables de los remolcadores —mientras se procedía a probar el resultado de las reparaciones— y de la vigilancia del cañonero que estaba allí para vigilarlo.
En 1943 volvió a resultar dañado por ataques antisubmarinos. Aprovechando los daños sufridos, se le hicieron modificaciones para adaptarlo a misiones de transporte. El 14 de junio de ese año partió para su nuevo destino: Singapur. El Torelli transportaba un vital cargamento de mercurio, acero, cañones Mauser MG151 de 20 milímetros para aviación, dos juegos de radares Würzburg y torpedos.
Además, llevaba a bordo siete pasajeros: el coronel Satako Kinjo, a quien se había encomendado la misión; el ingeniero Heinrich Foders, especialista en este tipo de radares, encargado de su instalación y de instruir a los ingenieros japoneses en aspectos técnicos del instrumental. El resto eran mecánicos y técnicos especializados. El submarino arribó, sin problemas, a Singapur el 2 de septiembre.
Quiso el destino que al día siguiente (3 de septiembre), el Reino de Italia firmara el llamado Armisticio de Cassibile, que estipulaba la rendición incondicional de Italia ante los aliados. La noticia llegó a Singapur el 8 de septiembre, y a los japoneses les faltó tiempo para hacer prisionera a la tripulación y confiscar los tres submarinos italianos que había en Asia: Torelli, Comandante Cappellini y Reginaldo Giuliani.
Sin embargo, los japoneses se encontraron con un problema: no tenían personal especializado en submarinos, por lo que entregaron los sumergibles a la Kriegsmarine. Esta decidió dividir a las tripulaciones italianas prisioneras entre los submarinos y buscó voluntarios. Una vez integrados en la marina de guerra alemana, se les asignó número de identificación; al Torelli le correspondió el UIT-25, y fue entregado al Oberleutnant zur See (alférez de navío) Werner Striegler.
Los submarinos apenas desempeñaron funciones, limitadas al transporte. Hasta que llegaron las noticias de que Alemania se había rendido. Otra vez, los japoneses se apoderaron de los submarinos. El Torelli fue rebautizado como I-504 y dado de alta en la Marina Imperial Japonesa. Así, enarbolando la enseña de Japón y bajo las órdenes del subteniente Hirota Hideo, participó en su última acción de guerra. El 30 de agosto de 1945, mientras estaba fondeado en el puerto de Kobe, participó en la defensa antiaérea de la ciudad, logrando abatir un bombardero estadounidense B-25 Mitchell.
Resulta que Japón se había rendido oficialmente tras la emisión radiofónica del emperador Hirohito, emitida el 15 de agosto. El día 28 comenzó la ocupación de las islas del archipiélago japonés, aunque los enfrentamientos continuaron hasta la firma oficial de la rendición, el 2 de septiembre, sobre la cubierta del acorazado USS Missouri, en la bahía de Tokio.
Como parte del acuerdo de rendición, se entregaron a los aliados los restos de la otrora poderosa Marina Imperial Japonesa. Entre esos restos estaban los antiguos Torelli y Comandante Cappellini; el Reginaldo Giuliani había sido hundido por la aviación aliada mientras enarbolaba la bandera de la Kriegsmarine.
Los submarinos fueron desarmados y declarados obsoletos. El Comandante Cappellini fue hundido por los aliados ese mismo año en el puerto de Kobe. El Torelli fue dado de baja el 30 de noviembre y hundido el 16 de abril de 1946 en el canal de Kii, que separa las islas de Honshu y Shikoku, en el archipiélago japonés.
Tanto el Torelli como el Comandante Cappellini han sido las únicas naves y unidades militares que han enarbolado las tres banderas de los integrantes del Eje a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Desde luego, algo único.