Durante la Segunda Guerra Mundial surgieron algunos de los proyectos militares más extremos de la historia. Desde la producción de las primeras armas nucleares de Estados Unidos hasta el plan de la Alemania nazi para "freír" a sus enemigos utilizando un potente espejo espacial. El Imperio de Japón no se quedó atrás y construyó unos submarinos que, técnicamente, también eran portaviones.
El surgimiento de este peculiar proyecto tuvo sus orígenes en 1941, poco después del ataque militar en Pearl Harbor. Los nipones querían aprovechar la ventaja que les había dado la ofensiva sorpresa contra la base naval de Estados Unidos para asestar un fuerte golpe en el territorio continental enemigo. El problema era que los objetivos estaban demasiado lejos como para que sus aviones pudieran alcanzarlos, recoge World War II Database.
Nace una nueva clase de submarino, la I-400
Dado este escenario, el Almirante Isoroku Yamamoto, que había sido el encargado de organizar la ofensiva en Pearl Harbor y era el máximo líder de la Flota Combinada Japonesa, tuvo una idea: construir una serie de submarinos capaces de transportar aviones Así, podrían acercarse lo suficiente a la costa oeste de Estados Unidos, efectuar ataques y volver, todo sin la necesidad de reabastecerse de combustible.
No se trataba de un planteamiento descabellado, sino de un proyecto serio con el que pensaban que podrían conseguir aún más ventaja en el escenario bélico de aquel entonces. Así, el almirante presentó formalmente su propuesta en el Cuartel General de la Flota el 13 de enero de 1942. La misma contemplaba construir dieciocho submarinos. Los mandos militares actuaron con celeridad y no tardaron en dar luz verde al proyecto.
En pocos meses se desarrollaron los planos generales del submarino y en enero de 1943 empezó la construcción del primer navío. Estaba naciendo el I-400, una nueva clase de buque militar con un sistema de lanzamiento de aviones con catapultas. Casi paralelamente también se inició la construcción de otros cuatro más, el I-401 (abril de 1943), el I-402 (octubre de 1943) y el I-403 (septiembre de 1943).
El proyecto parecía encaminado, pero las cosas estaban cambiando. La capacidad militar e industrial estadounidense estaba creciendo y Japón empezaba a desgastarse. La Batalla de Midway fue un punto de inflexión para el país asiático. En ese combate aeronaval, la Armada Imperial Japonesa perdió varios de sus submarinos y en ese escenario de debilidad decidió rebajar el número de submarinos I-400 a solo nueve.
Características de la clase I-400
Por aquel entonces, los submarinos de la clase I-400 fueron los más grandes del mundo, solo superados más tarde con la llegada de los submarinos estratégicos nucleares con capacidad para lanzar misiles balísticos. Los navíos japoneses tenían 120 metros de largo y 12 metros de manga. Cada uno tenía cuatro motores de 1.680 kW (2.250 hp) y transportaban suficiente combustible como para dar la vuelta al mundo al menos una vez, expica Combined Fleet.
Estos navíos tenían una velocidad de 18,7 nudos (34,6 km) en superficie y 6,5 nudos (12,0 km) cuando estaban sumergidos. Curiosamente, la profundidad máxima de inmersión era de 100 metros, algo menor que la longitud total del submarino. Esto presentaba un problema a la hora de hacer maniobras en escenarios de emergencia. Si el submarino se sumergía en un ángulo demasiado pronunciado podía poner en riego a la tripulación.
Y ahora lo más interesante. En la cubierta superior se encontraba el hangar cilíndrico de 31 metros de largo y 3,5 metros de diámetro para albergar un máximo de tres aviones. Se trataba de un espacio completamente hermético que estaba sellado con una junta de goma de 51 milímetros de espesor. Además, tenía una grúa plegable con un polipasto operado eléctricamente que era capaz de levantar aproximadamente 4,5 toneladas. Esta levantaba a los hidroaviones y los ubicaba en el interior el submarino.
Pero no solo era una "nave nodriza" que llevaba a aviones en su interior. También estaba muy armada. Tenía ocho torpedos en proa. Sobre el hangar se ubicaban tres cañones automáticos de 25 mm de montaje triple. En el puente había un cañón automático de 25 mm. En cubierta también había un cañón de largo alcance de 140 mm.
Un avión específicamente diseñado para el submarino
Transportar un avión completamente funcional y listo para cumplir una misión dentro de un submarino era un gran desafío. Las aeronaves de ese momento no cumplían con los requisitos, por lo que se emprendió el diseño de un modelo específicamente diseñado para cumplir esas funciones.
Estamos hablando del Aichi M6A Seiran, un hidroavión biplaza equipado con un motor Aichi AE1P Atsuta 30 de 1.410 hp construido bajo licencia del Daimler-Benz DB 601. La característica más interesante del avión es que se plegaba para que pudiera entrar a la nave nodriza.
Los escenarios de guerra no dan tiempo adicional, por lo que no había tiempo para que los motores del avión alcanzaran la temperatura adecuada antes de su misión. No obstante, los japoneses idearon una técnica para ahorrar tiempo. Antes de cada lanzamiento con catapultas, inyectaban aceite caliente en la aeronave, por lo que estaba lista para volar con un "arranque en frío".
A nivel de armamento, el Aichi M6A Seiran podia llevar un único torpedo de 850 kg o su peso equivalente en bombas. Además, tenía una ametralladora de 13 mm.
El precipitado final del proyecto
Finalmente, se construyeron solo tres submarinos de clase I-400, entre diciembre de 1944 y julio de 1945, pero ninguno alcanzó a participar en un escenario de batalla real, aunque se habían planeado varios ataques. Para agosto de 1945, Estados Unidos ya había lanzado una bomba atómica sobre Hiroshima, seguida de otra en Nagasaki, situación que llevó a Japón a anunciar su rendición y, por consecuencia, salir de la contienda.
Lo que siguió fue el control por parte de Estados Unidos de estos submarinos y otros barcos de la Armada Imperial Japonesa. Finalmente, los tres que estaban terminados más los que se encontraban en construcción fueron destruidos por los estadounidenses para evitar que la tecnología cayera en manos de los soviéticos, que habían pedido inspeccionarlos.
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