La realidad es que desde los lejanos tiempos de la Guerra Fría, que definieron el equilibrio de poder y la estructura de las principales marinas de guerra del mundo, solo India había abordado un cambio de tal calado en sus flota como la introducción por primera vez de la propulsión nuclear, no siendo este un referente significativo por diferentes motivos. Pero he aquí que el gobierno australiano anuncia en 2022 que suspende su plan para construir submarinos convencionales (o SSK) de origen francés e inicia un ambicioso, complejo y tremendamente costoso programa de SSN denominado AUKUS (Australia-United Kingdom-United States) como parte de un acuerdo de mayor calado entre los tres países implicados para que Australia represente un nuevo contrapoder geoestratégico en el área del Pacifico.
La amenaza creciente de China y las enormes distancias en las que deben operar, parecen justificar un plan que incluye el despliegue de submarinos de la US Navy y la Royal Navy en Australia, así como convertir la flota de sumergibles de la RAN (Royal Australian Navy) a la energía nuclear, un paso sin precedentes no solo para la marina del país austral, también en lo referente a su posición relativa a este tipo de energía.
Ciertamente, no solo carecen de centrales nucleares para el suministro de electricidad o capacidad alguna de enriquecer Uranio, es que ha elegido una tecnología, la norteamericana, que utiliza como combustible el uranio altamente enriquecido o HEU, el mismo que el de las armas nucleares. Esto vulnera el compromiso del gobierno australiano, firmante como el español del tratado TNP, al contrario de lo que sucede con el combustible empleado por los reactores franceses, que usan el LEU (de bajo enriquecimiento) de aplicación civil (empleado en nuestras centrales) y no sujeto al TNP.
Este dato es importantísimo, ya que puede poner en jaque todo el programa AUKUS. Además resulta poco entendible, pues el proyecto original francés basado en los submarinos Barracuda cuenta con la posibilidad de incorporar propulsión nuclear con pocas modificaciones. De hecho el origen del programa es el requerimiento de la marina francesa para nuevos SSN clase Suffren, del que deriva el Barracuda de exportación como un SSK con AIP (Air Independent Propulsion) ofertados entre otros a Australia, Canadá o Brasil.
Al respecto de este sistema AIP, suele proporcionar tiempos de patrulla en inmersión de hasta tres semanas (a velocidades entorno a 4-6 nudos) lo que ha hecho que la mayoría de naciones que no pueden acceder a la propulsión nuclear se decanten por esta alternativa, de la que existen diferentes variedades [4].
Por otra parte, los costes asociados a AUKUS, así como el PIB de Australia, son una aproximación adecuada por la que hacernos una idea de lo que puede suponer un proyecto así en España. Aunque quizá primero debemos poner el foco en las diferencias entre ambos países, tanto a la hora de estudiar su necesidad operativa como sobre sus posibilidades industriales y hasta socio-económicas, pasando por una cuestión básica: la voluntad política.
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