Los servicios de guardacostas de Estados Unidos y Canadá desarrollan una desesperada búsqueda contrarreloj del minisubmarino desaparecido desde el domingo con cinco personas a bordo tras descender a ver los restos del naufragio del transatlántico Titanic, hundido en 1912 a 600 kilómetros de la costa de Terranova (Canadá). El sumergible solo cuenta con reservas de oxígeno para un máximo de 96 horas, según calcula la Guardia Costera estadounidense.
La prioridad es localizar el submarino, ha indicado en una rueda de prensa en Boston el almirante John Mauger, comandante del primer distrito de la Guardia Costera estadounidense y quien coordina las tareas de búsqueda. Si se encuentra el barco, se establecerán planes para intentar el rescate. Los guardacostas “están en contacto con distintos interlocutores en la Armada estadounidense, las fuerzas armadas de Canadá y el sector privado para determinar con qué podemos contar para un rescate submarino”.
Los trabajos se ven complicados por lo remoto del lugar, las condiciones meteorológicas y la profundidad del lecho marino en esa zona. El mítico Titanic se encuentra a más de 3.800 metros bajo el mar, algo que impidió que el pecio se encontrara hasta 1985, siete décadas después del choque con un iceberg del buque que sus propietarios habían descrito como “insumergible”. “La localización de esta búsqueda está a cerca de 1.700 kilómetros al este del cabo Cod, en una profundidad de unos 3.960 metros. Es un área remota, y es un desafío desarrollar una búsqueda en ese área remota”, ha subrayado Mauger.
Al desafío que representa la lejanía geográfica y las condiciones atmosféricas hay que añadir el escaso tiempo. Cada hora cuenta. Según ha apuntado el almirante, los guardacostas “estiman que hay entre setenta y las 96 horas máximas” de reserva de aire dentro de la cápsula submarina.
Los equipos de búsqueda, en buques guardacostas y aviones militares de Estados Unidos y Canadá, recibirán refuerzos casi de inmediato para intensificar la operación. “Estamos desplegando todo lo disponible para asegurarnos de que podemos localizar el aparato y rescatar a las personas a bordo”, ha agregado el almirante. Por el momento, la búsqueda se desarrolla bajo el agua mediante sonares, pero también en superficie, por si el sumergible hubiera podido emerger pero hubiera perdido la capacidad de comunicación.
El Servicio de Guardacostas no ha querido identificar a los viajeros, dado que aún no todos los familiares han podido ser avisados. Pero la empresa propiedad del explorador y multimillonario británico Hamish Harding ha confirmado que su dueño formaba parte de la expedición organizada por la compañía propietaria del submarino, OceanGate Expeditions, y que había partido la semana pasada de Saint John, en Terranova.
El explorador, residente en Emiratos Árabes Unidos, publicaba el sábado en su cuenta de Facebook: “Estoy orgulloso de anunciar finalmente que me he unido a OceanGate Expeditions para su misión al RMS Titanic como especialista de misión en el sumergible que desciende al Titanic”. También mencionaba el mal tiempo reinante en la zona.
“Debido al peor invierno en Terranova en 40 años, es probable que esta misión sea la primera y la única tripulada al Titanic en 2023. Se acaba de abrir un momento meteorológico favorable y vamos a intentar una inmersión mañana (domingo 18)... planeamos empezar las operaciones de inmersión en torno a las cuatro de la mañana. Hasta entonces tenemos muchos preparativos y sesiones informativas por delante”, escribía Harding. “El equipo del sumergible cuenta con un par de exploradores legendarios, alguno de los cuales ha hecho más de 30 inmersiones al Titanic desde los ochenta, incluido PH Nargeolet”, agregaba. “¡Seguirán más actualizaciones sobre la expedición SI el tiempo aguanta!”.
La empresa organizadora menciona en su web a Nargeolet, un veterano en las expediciones al transatlántico sumergido —ha dirigido media docena de ellas— como uno de los expertos que guían a los turistas en estas inmersiones.
“Exploramos y movilizamos todas las opciones para traer de vuelta al grupo. Estamos absolutamente centrados en el equipo a bordo del sumergible y sus familias. Estamos profundamente agradecidos por el gran apoyo que hemos recibido de diversas agencias gubernamentales y empresas especializadas en aguas marinas profundas en nuestros esfuerzos por restablecer contacto con el sumergible”, ha indicado la empresa en un comunicado.
OceanGate Expeditions, que gestiona submarinos para expediciones en aguas profundas, ofrece viajes turísticos de ocho días y siete noches para visitar el casi inaccesible y descomunal pecio del Titanic a bordo del sumergible Titan —un artilugio de fibra de carbono y titanio de 10,5 toneladas de peso y 6,4 metros de eslora—, por un precio de 250.000 dólares. Una expedición típica está formada por un piloto, un experto en lo que se va a ver y tres turistas, o “especialistas de misión”, según su página web.
En este caso, había contratado al barco Polar Prince para que transportara al submarino y a los viajeros hasta el punto donde se encuentra el Titanic. El domingo comenzó el descenso del sumergible. A la hora y 45 minutos de inmersión, el Polar Prince perdió la comunicación con el artefacto. La Guardia Costera quedó alertada.
A comienzos de este mes, la empresa había tuiteado sobre el viaje, al indicar que se mantenía en contacto con su nave a través del sistema Starlink de Elon Musk, que proporcionaba internet y las comunicaciones a bordo. “Pese a estar en la mitad del Atlántico Norte, tenemos la conexión que necesitamos para que nuestras operaciones de inmersión en el Titanic sean un éxito. ¡Gracias, Starlink!”, indicaba el mensaje el 1 de junio. La compañía tuiteó por última vez sobre este tipo de expedición el viernes.
Tan solo la semana pasada, la página web de OceanGate hacía publicidad de este tipo de aventura: “Siga las huellas de Jacques Cousteau y conviértase en un explorador submarino —empezando con una inmersión al pecio del RMS Titanic. Esta es su oportunidad de abandonar la rutina diaria y descubrir algo de verdad extraordinario”. “Conviértase en uno de los pocos en haber visto el Titanic con sus propios ojos”, alentaba.
El viaje de ocho días parte de Saint John, en Terranova, desde donde un barco traslada a la tripulación y a los turistas al punto donde se encuentra sumergido el Titanic. Tras un par de días de familiarización con el sumergible, comienza la inmersión. “Una vez que se lanza el submarino empezará a ver formas que parecen de otro mundo pasar ante el ojo de buey mientras usted desciende más y más en el océano. El descenso dura unas dos horas, pero se siente como un abrir y cerrar de ojos”.
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