Ambos modelos presentan ciertos paralelismos. El primero de ellos es que los dos cuentan con sistemas de propulsión independiente del aire (AIP), una virtud que les permite aguantar bajo agua durante varias semanas sin necesidad de subir, algo que tan solo pueden superar los submarinos de propulsión nuclear.

Según apunta el portal especializado Infodefensa, en líneas generales, el modelo español es ligeramente superior en determinados puntos decisivos, como puede ser el tamaño, ya que el S-80 cuenta con una superficie de 80 metros que sostiene unas 2.200 toneladas, a diferencia del Tipo 214, que cuenta con 1.700 toneladas repartidas a lo largo de 65 metros.

Mayor tamaño del S-80

Pese a que puede parecer que es un dato relativamente importante, la realidad es que se trata de un punto a favor del modelo español realmente destacable, ya que en este tipo de submarinos, cualquier metro adquiere una trascendencia capital, tanto a modo de transporte como para acomodar los sistemas y la tripulación, teniendo en cuenta que el S-80 cuenta con capacidad para 32 tripulantes por los 27 del modelo alemán.

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Otro de los aspectos en los que ambos modelos se diferencian se encuentran en la propulsión del submarino, Mientras que el alemán cuenta con un sistema diésel-eléctrico, el S-80 lo hace con tres motores de diésel junto a un sistema AIP con procesadores de bioetanol.

Ligeras ventajas para el modelo español

Respecto a la efectividad de estos sistemas, el alemán destaca ligeramente, al alcanzar los 20 nudos sumergidos y 12.000 millas de recorrido máximo en superficie. Por su parte, el modelo español se queda un poco atrás, concretamente con una velocidad de 19 nudos bajo agua y 8.000 millas en superficie.

Por último, en cuanto al armamento, el Tipo 214 se presenta con ocho tubos lanzatorpedos de 533 mm, además de la capacidad de lanzar misiles antibuque. Por u parte, el modelo de Navantia tiene 'solo' seis tubos similares.

Con todas estas similitudes y diferencias, la Armada india tendrá que decidir cuál es el modelo elegido y el que incorporará a sus filas. En caso de ser el S-80 español, supondría un impulso muy importante para la industria española, especialmente para Navantia, aunque haber quedado entre los dos finalistas tras superar a lo modelos rusos, surcoreanos, ingleses, etc. ya se puede considerar como un éxito rotundo.