Un capítulo poco conocido de la guerra de Malvinas
Por diversos motivos, la actuación del submarino argentino “ARA San Luis” en el teatro de operaciones de la Guerra de las Malvinas de 1982 es uno de los capítulos menos conocidos del conflicto. Sin embargo, hoy se reconoce que si este submarino hubiese sido más eficaz, otra hubiese sido la historia del conflicto. Desde el primer momento, los ingleses vieron la presencia del ARA San Luis en aguas del Atlántico Sur como el peligro más grande que tenía la flota inglesa, y destinaron considerables recursos para hundirlo. La historia dice que el “San Luis” no solo se mantuvo intacto, sino que dos veces estuvo a punto de hundir fragatas enemigas. Esta es su historia.
Por diversos motivos, la actuación del submarino argentino “ARA San Luis” en el teatro de operaciones de la Guerra de las Malvinas de 1982 es uno de los capítulos menos conocidos del conflicto. Sin embargo, hoy se reconoce que si este submarino hubiese sido más eficaz, otra hubiese sido la historia del conflicto. Desde el primer momento, los ingleses vieron la presencia del ARA San Luis en aguas del Atlántico Sur como el peligro más grande que tenía la flota inglesa, y destinaron considerables recursos para hundirlo. La historia dice que el “San Luis” no solo se mantuvo intacto, sino que dos veces estuvo a punto de hundir fragatas enemigas. Esta es su historia.
Cuesta creerlo, pero cuando empezó el conflicto la Argentina contaba con solo dos submarinos en condiciones operativas: El ARA Santa Fe y el ARA San Luis. El primero participó en las operaciones del 2 de abril. Luego, el 25 de abril, fue ordenado a transportar tropas a las Islas Georgia. Su llegada coincide con el ataque británico a esas islas. Logró el objetivo de desembarcar las tropas, pero cuando intentaba volver al continente fue atacado por un helicóptero antisubmarino británico, y sufrió serios daños. Apenas pudo volver a las islas, mientras los británicos le seguían tirando con todo lo que tenían. Ya en tierra, la tripulación intentó defenderse, pero pronto tuvieron que rendirse.
El ARA San Luis era un submarino diésel alemán, y le salió relativamente barato a los argentinos, en comparación con otros submarinos disponibles. Era de los llamados Tipo 209, fabricados por una empresa privada alemana para las armadas de los países en desarrollo. Fue adquirido en 1974. Cuando comienza el conflicto, estaba en medio de reparaciones en Mar del Plata ya que su snorkel goteaba, y uno de los cuatro motores diésel no funcionaba. Recién pudo salir en dirección a las Malvinas el 11 de abril. Rumbo a las islas, la tripulación se da cuenta de que se venían días muy complicados. Un misterioso desperfecto hacía muy difícil lanzar los veintidós torpedos que tenía.
Por su parte, los británicos le tenían más temor al submarino ARA San Luis que a cualquier otra cosa. Diez fragatas antisubmarinas, y un barco lleno de helicópteros, estaban dedicados a combatirlo, además de seis submarinos. Cada vez que los sistemas electrónicos decían que algo se acercaba a la flota, los británicos atacaban con todo. Las victimas solían ser ballenas que se cruzaban con la flota inglesa en su peregrinación anual hacia aguas más calientes. Mientras tanto, aprovechando la confusión, el submarino argentino se defendía de un ataque cercano quedándose en el fondo del mar, táctica que habían aprendido de los alemanes.
No obstante el tremendo riesgo que representaba ser detectado, el submarino argentino intentó atacar dos veces. El 1 de mayo pudo visualizar las fragatas británicas HMS Brilliant y HMS Yarmouth, y les tiró un torpedo desde nueve kilómetros. El torpedo no funcionó como se esperaba, y erró el blanco. Algo similar sucedió el 10 de mayo, en este caso con los buques HMS Arrow y HMS Alarcity. Se lanzaron dos torpedos, que fallaron. En estado de profunda frustración, el comandante Fernando Azcueta del ARA San Luis solicitó permiso para volver a la base ya que era necesario investigar el tema de los torpedos. Unos días después, el 19 de mayo, el permiso fue concedido. El submarino estaba en su base cuando -a mediados de junio- se declaró el cese de hostilidades.
Después del conflicto, técnicos alemanes y holandeses visitaron la Argentina para investigar por qué los torpedos habían fallado. Encontraron que ciertos cables estaban conectados erróneamente. ¿El error de algún argentino, o el trabajo de un agente secreto británico? No lo sabemos con certeza. Después de la guerra, el ARA San Luis siguió prestando servicio a la Argentina, como casi todos los submarinos de la misma serie en las distintas flotas del mundo. En 1997, sin muchas explicaciones, fue dado de baja.
Hoy, forma parte de la leyenda.
Elsuplemento.com
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