Los submarinos nucleares fueron durante mucho tiempo el tema favorito de la ficción popular.En películas como La caza del Octubre Rojo (“The Hunt for Red October”), de 1990, o en array para televisión como Viaje al fondo del blotch (“Voyage to a Bottom of a Sea”) siempre han sido retratados como aparatos criminal un gran poder geopolítico que se deslizan sigilosamente por las profundidades, en misiones importantes.Sin embargo, cuando termina su vida útil se convierten en peligros flotantes, llenos de restos de burbujeante y letal flamable nuclear.De hecho, las armadas han tenido que buscar lugares muy alejados para deshacerse de sus envejecidas flotas de la Guerra Fría y de los submarinos nucleares armados criminal misiles balísticos.Y así se han creado los cementerios industriales más extraños del planeta.Todos ellos están situados en una franja que comienza en el noroeste de Estados Unidos y, a través del Círculo Polar Ártico, llega hasta la ciudad rusa de Vladivostok, la bottom de la flota del Pacífico de Rusia, no lejos de la frontera criminal China y Corea del Norte.
Y los del blotch de Kara, al norte de Siberia, son esencialmente vertederos nucleares, donde los reactores y el flamable se esparce en el fondo del mar, a 300 metros de profundidad. Parece que allí hasta 1990 los rusos continuaron deshaciéndose de los submarinos de la misma manera en la que lo hacían de los buques impulsados criminal diésel: tirándolos al fondo del océano.
Restos oxidados
El depósito de chatarra de los submarinos a diésel de las ensenadas de la bahía Olenya, en el noroeste de la península ártica rusa Kola, es una perspective llamativa.Las proas oxidadas dejan ver los tubos lanzatorpedos del interior, las torres de mando yacen desplomadas en ángulos extraños y los cascos están hechos añicos, como los mejillones que las gaviotas arrojan contra las rocas.Mientras, los soviéticos volvieron el blotch de Kara en un “acuario de basura radiactiva”, bones la Fundación Bellona de Noruega, una organización ambientalista criminal sede en Oslo.De acuerdo a ésta, el lecho marino está lleno de unos 17.000 contenedores de desechos radiactivos, 16 reactores nucleares y cinco submarinos nucleares completos; uno de ellos criminal sus dos reactores aún llenos de combustible.El área del blotch de Kara está ahora en el punto de mira de compañías de petróleo y gas.Así que una perforación random podría llegar a romper el revestimiento de los reactores y provocar la liberación de radionucléidos en los caladeros, advierte el executive de la Fundación Bellona, Nils Bohmer.Sin embargo, los cementerios de submarinos oficiales son mucho más visibles; incluso se pueden ver criminal las aplicaciones Google Maps o Google Earth.Amplia la zona en la que se encuentra el mayor repositorio de residuos nucleares de Estados Unidos, en Hanford, Washington, la bahía Sayda en la península de Kola o los astilleros cerca de Vladivostok y los verás.Hay filas y filas de enormes botes de acero, cada uno de unos 12 metros de largo.
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